Un momento un poco absurdo del taichí.

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Debería apuntarme a algún curso extra de chikun. Esta mañana estaba practicando mis cinco animalitos cuando llego a la Garza.

"ah, este sí..."

Me es tan sencillo elevar la pierna hasta la altura de la cadera, a la par que bajo mi cadera (cosa que no te piden) y es verdad que me entretuve mirando pájaros y al levantar la cabeza la profe me estaba viendo pero, ¡vamos! ¡la gente es ya de una edad y no se toma las clases tan al pie de la letra!

Vale, me distraigo. ¿Y qué? Esos pájaros estaban buscando un nido. Y el hueco del árbol les gustaba y, ¡venga! no es buen sitio, le llego solo moviendo la mano... 

Eso fue antes de los animalitos. Es que la profe me mira mucho... la gente habla o se distrae. Me mira cuando me concentro, y se fija en mí y me da vergüenza.

Tras unos cuantos pájaros y unas poses de lo más concentradas hago una "garza" preciosa. Además, en el ciervo era de las pocas que no se equivocaban. Cierto que la profe, mirándome, dijo:

-Es ¡así! ... Cabeza por encima de brazos. Luego...

Y yo miré y pensé: "ups" y la profe me miró y yo la miré y entonces lo repetí.

-Ah, eso es -dijo un alumno-, te sale muy bien.

La profe sonrió.

Bueno, yo no me había dado cuenta de que solo en la segunda parte oculta la cabeza. Yo la ocultaba siempre. ¡Total! ¡Si lo que mola mucho son las manos!

"Vale, vale..." pienso. Asiento.

Yo sigo a una alumna aventajada que lo hace muy bien porque me pongo atrás del todo y no siempre veo a la profe. Y a la profe no se le escapa una y esta vez me miraba muchísimo. Sobre todo cuando cierro los ojos y medito.

"Oiga, no me mire, quiere" "que parece que me lee la mente, todo el rato" Respiras y te está mirando, te observa. ¿No ve usted que soy un pato y lo hago fatal?

Además... me mira mucho cuando hago el arquero. Me mira como si supiera algo.

Y yo: pues... no sé.... Este movimiento lo hago muy bien.

¿Por qué se fijará tanto?

Total, que llegamos a la garza. Mi garza perfecta. Y le digo a mi yo interior:

"¿Ves? Perfecta. La mejor de la clase" pienso.

Esta, sí. De la grulla no hay que preocuparse. La hago perfecta. 

Mi yo interior contesta algo.  Y yo pienso:

"Pues no lo sé, quizás porque vienes de ballet... o porque jamás te ha costado tener fuerza en las piernas. No lo sé. Desde luego, si levanto la derecha es que mi centro es perfecto. Fíjate. Y lo de volar, también. ¿Has visto? Lo copie de la profe una vez y es como debe hacerse. ¡Hasta lo hago mejor que la alumna aventajada!"

Eso le digo a mi yo interior.

Acaba la Garza o Grulla y la profe para la clase. Me mira. 

-La que mejor vuela es...

"Yo" pienso.

"Ya verás, me va a hacer un cumplido", le digo a Coso. Mentalmente.

-Esa señora de allí -dice la profe, y sonríe.

Bien, esto ha sido casualidad.

Casualidad, casualitísima.

"¿¿¿¿Cómo que esa señora de allí?????"

Señala una señora que años ha dejó atrás la jubilación y mueve las manos sin técnica alguna dejándolas totalmente al tun-tun. 

Ni siquiera se preocupa de hacer el ejercicio bien. 

La aludida se ríe, da una vuelta y mueve brazos arriba-abajo sin ninguna técnica.

"¿¿¿¿Quéeee????"


-Esa señora -repite la profesora-, tiene el vuelo más bello.

¿¿¿¿¿Quéeee????

Y es ahí donde me digo cinco veces, mentalmente: es casualidad, es casualidad... Por todos los santos, ¡¡¡ella no sabe lo que tú piensas de tu propia grulla!!! 

Empieza el taichí y estoy tan cabreada que tengo que repetírmelo mucho.

"Pero si no tiene técnica... pero pero... pero.... ¿ella? ¿Qué tiene de malo mi garza, si parezco una patinadora sobre hielo? ¡¡¡Pero si es lo mejor!!!"

No sé qué me dice mi yo interior sobre arruinar el momento.

El momento más maravilloso de la semana, porque, claro, mi grulla es peor que la de la señora. O garza. Mi compañero dijo algo muy importante esta semana sobre que no te roben la paz y la felicidad y no sé cómo hacerlo. 

Respiro hondo y los otros llevan ya cinco pasos de taichí y yo sigo echa una furia y le digo a mi yo interior:

"Vale, olvídate. Me da igual si eres rígid@ como la bailarina aquella de Cisne Negro. Vale, te obsesiona cada milímetro... y la otra mueve los brazos al tun-tum. Ok. Da igual como lo hagas... pero hazlo. ¿Vale? Y si lo haces mal, lo haces mal. Ahora sigue a la profe o a la alumna aventajada..."

Todo se calma otra vez y todo es ese bellísimo movimiento. Como me gusta seguirlos, me chifla. A la profe y a la alumna aventajada. A ella hasta le graban vídeos.

Y tras este bonito momento, seguimos haciendo cosas y mi yo interior vuelve a decir algo. No usa palabras, así que no sé cómo traducíroslo. Vino a preguntar o a decir qué necesitarías para hacerlo bien. Más o menos, eso es lo que dijo, "qué necesitas para aprender". Yo contesté con un pensamiento:

"Tendrías que repetirlo cinco veces" le dije a mi yo interior, "y eso es un profesor de academia, no un grupo de jubilados practicando en un parque, ¿lo entiendes? Si quieres aprender de verdad, te vas a encontrar entornos más exigentes, no esto. Sería otro rollo, otra dinámica, el profe te pediría repetir hasta que saliera bien. Aquí estamos pasando el rato".

De pronto hacemos el peor ejercicio de abanico del mundo (jajajaj... tanto, no) La profe se gira y hace algo que nunca ha hecho.

-¡Agustín, ahí! ¡Noa, ahí! -nos mira-, repetimos.

Jamás ha repetido el abanico desde que yo estoy allí. Y ya va para cinco meses. Jamás.

En lugar de guiarnos, nos observa. 

Mi yo interior señala: 

"Ella sí conoce en el abanico esos entornos porque es en lo que es maestra. Ella baila. Fíjate bien".

La profe se da la vuelta, nos da la espalda. Inicia un movimiento.

"¿Lo ves? ¿Ves toda su vida?"

Observo a la profesora. Observo una práctica de juventud.
Observo esas clases de las que yo hablaba a mi "yo interior".

¡Ahí va!

(Si lo tienes en ella, aprovéchalo. Aprende)

Repetimos el ejercicio.

Y ocurre lo impensable.

-¡Otra vez! -dice la profesora.

La clase se asombra. Yo, de repente, pienso: "Eso es... eso es lo que te decía antes de cómo aprender"

Lo hacemos de nuevo.

-¡Otra vez! -repite la profesora.

¡Jajajajajaj!

Algunos alumnos miran de una manera que nunca habían mirado en mi presencia. Dos se rinden y abandonan. Miro a a la alumna aventajada. Con intensidad. No replica, no protesta. 

-¡Otra vez!  -dice la profesora.

"Esto no va a terminar con nosotros aprendiéndolo" pienso. "Porque, al menos yo, soy torpe"

No obstante, admiro el esfuerzo (valor) de lo que está teniendo lugar... así que me digo a mi misma que si voy a aprenderlo, será mejor que encuentre mi fórmula. 

"Abres al inicio... " me digo moviendo los brazos, "luego coge la Luna.... golpea y pasa por el centro"

Y tras un par de movimientos la profesora dice: "Ya tenéis deberes para la semana". 

Sinceramente, no soy capaz de repetirlo y apenas inicia el baile.

Esta claro que practicaré eso porque mi grulla desde luego no hace falta practicarla porque es ¡¡¡¡perfecta!!!!!









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