La disonancia, mi enfado y una mariquita
Bueno, es que no sé cómo comenzar esta entrada. Para empezar, eso de la disonancia me ha alegrado el corazón, sinceramente. Te quita un peso de encima que alguien más lo vea, no sé, es como ¡¡¡por fi!!! ¡No estaba equivocada!
A lo que quizás vosotros diréis: "No te entiendo, Nelly"
Oh, pero yo sí.
Yo me entiendo una barbaridad. ¡Jajajajaj!
Eso por un lado.
Por otro, internautas, permitidme este momento de ira desatada para que veáis lo que me ha ocurrido después, por si eso os ayuda a creer... o no, no lo sé.
Iba circulando por la M40 de regreso a casa cuando ocurrió lo siguiente. Cuatro carriles. El derecho, se desvía. El que va pegado al derecho (el mío) se convertirá en el derecho tras el desvío. Perfecto.
Me incorporo, y me muevo un carril a la derecha. Es decir, el segundo empezando por el derecho. A mi derecha circula un coche, más avanzado a velocidad permitida. Yo circulo "en diagonal y detrás", a velocidad permitida.
Viene un idiota.
El idiota me rebasa pero tiene delante otro coche.
Y yo pienso: "estoy viendo lo que va a hacer, pero hace falta ser tan tonto ((ególatra)) que no creo que decida poner su vida en riesgo".
Vale. Atentos: se mete en mi carril.
Sin espacio, es decir, le tengo que ceder porque no cabe pero él erre que erre quiere ir a mi carril.
Muy bien, chaval, vamos a ello. Freno, para que no haya accidente. Él podría haberse puesto detrás de mí, pero no. Se mete así, pues vale, venga, se acepta.
El idiota resulta que tiene un coche delante. Porque yo no voy sola. Obviamente. Pero se le pega, porque, "¡total, tiene prisa!". Hasta aquí, muy bien, muy espabilado todo. Pero he aquí que el circulaba delante de él se ha confundido de camino y se le echa encima (porque el carril se va) y casi se dan.
El idiota frena.
Yo me rio. (pero si humor, claro)
El idiota, grita. Claro, pobrecito, ¿no te lo veías venir? ¿Qué? El que va delante se ha confundido de salida y ¿ahora qué hacemos? No sé, teníamos espacio todos pero como tú eres tan listo, tan brillante y tan "yo primero que sois unos mantas" pues ahora te chocas.
Qué divertido.
Frenazos en mi carril. Y el idiota grita. Tras casi comerse al que tuvo que salir ya con la separación de las carreteras patentes.
Y entonces, claro, grito yo.
-¡Pero qué le gritas al de delante! -digo en voz alta-, ¡si eres tú, so ***** idiota! ¡Que te has metido en diagonal! ¡Sin distancia! ¡Es que no puedes ser más tonto! ¡Y encima te enfadas! ¡Pues hala! ¡Así para la siguiente dejas distancia de seguridad! ¿Ves ya por qué los demás la vamos dejando? ¡Tanta prisa, tanta prisa y casi te chocas!
La de atrás me ve enfadada. Los de delante han frenado todos porque Don Idiota, no cabía y se ha puesto como un loco, a frenar y a insultar.
Yo contenta tampoco voy.
Dejo distancia.
La de detrás se cambia de carril. Y me adelanta.
-Dale, dale.. que yo a ese no me voy a acercar.
El idiota pasa al central, lo que hace que casualidad la que me ha adelantado a mí se pase al izquierdo (por si acaso, no me extraña, hija... pienso mirándola)
Sigo mi camino.
Al llegar a mi garaje voy tan cabreada que no veo por donde ando. Con lo que al bajar la rampa suena:
¡CATAPLAS!
Y me asusto.
Creo que es una alcantarilla, pero no lo sé.
"Claro, claro" me digo mentalmente, "si es que estas treinta kilómetros atrás" pienso. Tan atrás y tan enfadada que no veo.
Y a mí no saber qué ha provocado un ruido me desquicia. Mucho.
Así que paro el coche y miro atrás... Yo no veo obstáculos.
"Vale, ya sé"
Sé que me va a ayudar.
Canto un Mantra.
Sí, reíros.
No lo hago solo ahora, es porque de tanto meditar, me ayudan. Así que en voz alta, ¡ojo! ¡Yo jamás canto! Jamás. Ni cantar, ni recitar... raro es.
Pues me digo: "A ver, tienes que fijarte por donde vas"
-Ooo..mmm
Y entonces pasa algo raro. Un... ¡jajajajja! Es que es demasiado surrealista. Veo venir volando literalmente una enorme mariquita roja. Me chiflan las mariquitas. Pues va directa, directa, al parabrisas y tal cual digo:
-oooooooommmmmm -se posa.
¡Jajjajajajaja!
Toda mi atención queda "atrapada sin querer" en la preciosa mariquita que ¡pum! vuela y se posa a la altura de mis ojos, en el cristal.
Adoro las mariquitas.
El enfado se disipa.
"Ay, no"
"No puedo hacerle daño, ahora tendré que aparcar muy atenta"
Canturreando mantras entro en el garaje como si llevara sobre el coche un delicado cubo de agua.
"Despacio... despacio... despacio"
Aparco.
Salgo del coche.
"No puedo dejarla aquí. Se morirá".
Sin haber aparcado del todo, bajo del vehículo.
Una mariquita que cambia tu estado de ánimo radicalmente =(igual que si se te posa un pájaro en el brazo) merece, ¡qué menos! estar en un jardín.
"Venga, ahora la meto en ... en... ¿¿el tupper??"
Salgo del coche.
Mi Yo Interior, advierte (con la botella fuera del bolso no. Si la quieres atrapar, deja la botella en tu bolso. No la conseguirás atrapar mientras la botella esté en otro lugar)
"Vale".
Dejo la botella. Salgo. Le pongo las manos, le pongo de nuevo las manos, se las vuelvo a poner.
La mariquita no se deja.
Nada, no hay manera.
Tras veinte intentos y hablarle delicadamente la mariquita va y se esconde en un agujero entre el cristal y el coche sin transparencia.
"Vale"
Entro al coche, acabo de aparcar.
"Oye, mira, déjala, ¿vale? A saber dónde está ya", me digo mentalmente.
Apago las luces, la mariquita se posa de nuevo en mitad de mi nariz.
¡Jajajajjaja!
Salgo del coche.
-¿¿¿En serio??? -pienso.
¿¿¿En serio??? ¡¡¡Grande es el garaje!!! pienso.
La mariquita da vueltas en el cristal.
Ains.
Saco el tupper.
-¡Venga, porfa! -le digo-, ¡no puedes quedarte aquí! ¡Venga!
-Venga, venga...
¡Por fin! empieza a dar vueltas por la orilla del tupper.
No puedo cerrarlo.
Pienso que saldrá volando pero no lo hace. Desfila por el borde como una modelo.
¡jajajajaj!
Esto es una tomadura de pelo.
Tampoco vuela pese a lo raro de la situación porque la he intentado atrapar con las manos y sabe de sobra que estoy ahí. Es enorme, y vino volando pero ahora no se va volando, solo toca mis narices desfilando por un frasco que no me deja cerrar.
-¡Querida mariquita! ¡¿Me dejas ayudarte, por favor???!!!
Por fin.
Salgo con ella al jardín. ¡Menos mal!
Coloco en frasco en un sitio con hojas. La ayudo porque, claro, a la pobre no le gusta demasiado esa superficie de cristal.. Por fin, veo como se aleja por el muro, bajo las hojas de hiedra.
Y vuelvo a por mis cosas.
:)
Mucho mejor eso que estar tan enojada con el del coche que se portó de ese modo tan arriesgado. Le debo gratitud a esa mariquita. :) En serio. Ya sé que es casualidad, pero... jajajja. Me ayudó a aparcar y volver al presente.
Saludos!!
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