En el que la mariquita vuelve.

 Os voy a contar una anécdota que me pasó ayer y fue muy divertida.

Veréis, me tocó trabajar y ocurrió una cosa pero indagando a lo Sherlock Holmes la pude resolver, o por lo menos averiguar las causas lo que me gustó muchísimo. A mí esas cosas me gustan. Ocurría algo, no sabíamos por qué, tenía un par de pistas y pude ser super-creativa. Porque, además, lo resolví. 

He aquí que, al terminar la jornada, nos juntamos los mandos para el informe. (No sé cómo llamarlo: ¿mando medio? ¿cómo se denomina a los supervisores y a mi puesto? Sería una buena forma, considerando, "mando alto" el que está por encima de mí. Pero también puede ocurrir que él, o ella, se vea como mando medio. Casi siempre tienes a alguien por encima, ¿no? Y el que no, tiene accionistas...) 

-Te falta pegar esto en el informe -dice un compañero.

-No me deja editar -dice el que motiva esta entrada.

-¡Bah, déjalo!

-No, que se lía... venga, espera, lo pego todo de nuevo.

-¿Has metido a XX y XXX y XX...?

-No, no están.

-Espera, te mando  un correo de todos los que tienes que meter.

-Hala... ya está pegado lo que falta. Madre mía, ¡pero quién se lee esto!

-Yo -intervengo-, nosotros, es decir... mi puesto... El lunes lo pasamos al programa correspondiente.  Es decir... que sí... lo leemos.

Todos me miran, en silencio, y yo no he alzado la voz. En realidad son las 15:10 de la tarde y nadie le ha metido prisa a mi compañero porque se quiere largar, en realidad estamos todos colaborando.

-Nosotros lo... lo gestionamos el lunes -añado.

-J. te falta meter a XXX...

-¿A quién? ¿Esos van?

-Te he mandado un correo.

15:13

Acostumbrada al ambiente de mi grupo, yo casi ni he hablado.

-¿Me lo podéis cantar?

-Te he mandado un correo...

-Joer, ahora no va el programa del informe....

Nadie se enfada. Nadie se va. 

-Esperad, que se ha vuelto a bloquear... ¡madre mía, a esto hay que darle una vuelta!

Sonrío. J. es técnico. No va a dejar que algo poco eficiente se mantenga de manera indefinida.

-Esto hay que hacerlo de otro modo -le oigo decir-....(....)

Me río. Hay tantas cosas para hacer de otro modo.

(Interven)

-¿J. has metido a XXXX?

-¿Ese también va?

Empiezo a cantarlos:

-XXX... XXX. XXXXX. XXX... XXX. XXXX. XXXX.

De memoria.

Así él puede ir más aprisa.

-¿¿Joer, y ese también???

(Jajajajajajja)

Los voy cantando. Todos, hasta que no falta nadie.

-Ya está. No encuentro uno de los grupos...

-Ha cambiado -contesto-, pon XXXX. Es el grupo nuevo. Ya verás que te lo coge.

-Vale.

Son las 15:17.

-¿Has puesto a XXXX? -pregunta otro supervisor.

-Sí... a ver, espera que repasamos.

Y entonces ocurre una cosa:

-Mete a XXX -dice otro.

-Y a XXXX -dice otro-, y XXXX y XXX.

(ya están metidos = los conjuntos grandes los engloban)

-Y mete a XXXX, también.

-¿Vale.. y el grupo éste que no me aparece en destinatarios?

(Es el que yo le he dicho antes. Qué gracioso, mi compañero está reiterando el mismo grupo. Reitero la respuesta. Me hace mucha gracia. Él es más inteligente que yo, tiene una mente técnica fabulosa. Hace operaciones inversas. Yo tardo siglos, él lo ve enseguida)

-¿Has metido a...? -pregunta otro super.

-Están todos -digo.

-XXXX, XXXX, XXXX, XXXX, XXXXX -dice otro compi-, XXXX....

Y de pronto, mi compañero dice:

-¡Joer, ¿pero cuánta gente lleva este informe? ¡Nunca he metido a tanta gente en un informe...!!!

¡JAJAJAJAJAJAJAJ!

Nos mira:

-¿Pero qué informe es este? ¡Ya está bien, ¿no?! ¡¿Se lo tengo que mandar a toda la empresa o qué?!

Nos reímos todos. Pero mucho. Me río muchísimo.

-Chicos, un placer -digo mirándolos.

Hacía meses, muchos meses y exceptuando a cuando visito al compi al que admiro, que no encontraba un espacio tan limpio. 

-¡Jajajaj! Buen finde, chavales -dice otro.

-¡Pasadlo bien!

Nos despedimos. Voy a la cocina. Y me doy cuenta de algo. Todavía estoy sonriendo.

Una sonrisa que me sale del alma ("Joer, ¿pero cuánta gente lleva este informe...?"). Del fondo del estómago. Solo por ver a mi compañero de perfil técnico diciendo aquello de: ¡¡pero qué informe es este!! y riéndose de la situación, que fue verdaderamente de serie de comedia en sus últimos minutos. Sin prisas, sin agobios. Con respeto. El reto es lo que hay que conseguir, los compañeros ayudan.

((¿Ves??)) me digo mentalmente ((esto es lo que yo quiero)) (((esto es lo  que hay que buscar))))

Ese ambiente.

Entonces un ruido me asusta. Me interrumpe.

zzzzzZzzzzzZzzzzzzzZzzzzz

Suena como a un insecto enorme (¿cigarra? ¿abeja?) que se choca contra un cristal. 

Doy un brinco y miro a mi izquierda. Espero, claro, ver una abeja, gritar, salir corriendo. Espero incluso un saltamontes. Una enorme mosca. Si es una avispa... peor. El ruido ha sido bastante raro. Alas que rozan entre sí.

Con sorpresa descubro una enorme mariquita roja.

-¡Jajajajajajajaj!

(¿Os acordáis de la mariquita el otro día, al entrar en mi garaje?)

Ha vuelto.

-¡Jajajajajajajaj! ¡JAJAJAJAJAJAJJA!

Justamente, jajajajajajjajajajaja... No es una mariquita, es un maestro zen reencarnado.

jajajajajjajaja.

No me lo puedo creer.

(¡Eso es lo que hay que buscar! ¡Eso es lo que deseo! Eso es lo que yo quiero. Poder trabajar así)

Primera pregunta: ¿cómo ha entrado?

Está dentro de casa, no fuera. Se ha golpeado contra el cristal de la cocina, porque quiere salir.

Abro la ventana.

Mi intuición, yo interior, Coso, o como queráis llamarlo me dice algo: (((("¿No vas a salvarla, a ponerte nerviosa por si se muere, a intentar tomarla con las manos a...?")))

Yo le contesto, pensando: 

"No.... Solo voy a abrir la ventana y que se vaya cuando ella quiera".

Abro la ventana. La mariquita se queda justo delante de ella, guarda las alitas y se para. Mira afuera. 

El Sol da fuerte.

La observo y pienso: "Ella es libre de irse cuando quiera... Yo no voy a hacer nada. Aunque... " pienso y miro hacia arriba, "como se quede ahí el sol le va a hacer mucho daño"

Se tapa con una nube.

-¡JAJAJAJAJAJJAJAJAJAJA!

De coña.

La luz se vuelve más tenue. Observo a la mariquita. La mariquita salta el primer riel de la ventana.

Sigo mirándola.

Vuelve el sol.

Sonrío.

La mariquita abre las alas. Las mueve. Se gira. Las mueve. Camina por el borde. 

-Cuando tú quieras -le digo en voz alta-, puedes irte, puedes quedarte... eres libre.

La mariquita despliega las alas y se va volando.

Qué momento tan guay.

¡Buen domingo! 




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