En el que veo una obra y aprendo cosas.
Hace un tiempo 8 personas nos apuntamos a un curso de Meditación, en Madrid. La ciudad tiene cerca de cuatro millones de habitantes. Las 8 personas eran desconocidas. El Templo está en medio de la ciudad, no está ni cerca de un distrito financiero, ni cerca de ciertas empresas, ni nada.
Tras presentarnos, el que daba la meditación dijo: "¿A qué os dedicáis?"
Éramos 8 personas que solo habíamos dado el nombre y nos habíamos apuntado en una lista, sin dar nada más. Ni apellidos, ni nada.
-Seguros.
-Seguros.
-Seguros.
-Seguros...
Las 8 personas pertenecían a 8 compañías de seguros diferentes. Para ser exactos, siete, pues la octava era un brooker de seguros.
Estupefacta (ni hecho a posta, encontrar 8 personas entre 4 millones, al azar, en una plaza de Madrid, meterlas en una habitación y que cada una sea DE UNA compañía reconocida y diferente) miré al guía. Y luego les dije:
-¿En serio? ¿8 personas al azar y todas somos de una empresa importante de seguros?
El guía se encogió de hombros, como si nada, y dijo:
-En el anterior curso, todos eran profesores.
A ver, que no hemos dado apellidos. Ni teléfonos. Es como si voy a la calle y digo: tú, tú, tú... y tú, veniros conmigo a ese bar. Y una vez dentro, pregunto: ¿en qué trabajáis? Y los 8 contestan: peluqueros.
-????
Y el guía como si tal cosa.
¿Por qué os cuento esto?
Porque mi tarde ha sido así.
Me he reído muchísimo, se ha hablado de ciencia, se ha hablado de igualdad, de tolerancia, de Groenlandia, se han repetido argumentos y el colmo de los colmos ha sido cuando yo pregunté a una amiga en qué trabajaba y media hora después, uno de los amigos dijo: "¡yo, me vais a perdonar, quitaría tal Ministerio!"
-No te he oído, ¿perdona qué quitarías qué? -preguntó mi amiga.
-¡No! ¡No lo repitas! -dije yo, partiéndome de risa.
Mi amigo repitió la frase con absoluta inocencia y era justamente donde trabajaba ella.
Y salíamos de ver la obra CONSPIRANÓICA.
Y es que me he reído tanto y he aprendido tanto, y luego es que en la cafetería llegué a pensar, tras debatir sobre lo de Groenlandia y ser tan diferentes, el colmo de los colmos es cuando un amigo soltó esa frase, precisamente esa frase, y hacía quince minutos que mi amiga me había dicho que trabajaba justamente allí.
La obra trata... bueno, para mí, de tolerancia.
Va de cuatro amigos, dos de ellos casados, que se reúnen para una "Intervención". Y es que el personaje interpretado por Luis Merlo está muy preocupado porque su mujer es Terraplanista.
Me llamó un poco la atención cuando le preguntan si se cree con "superioridad moral", pero no fue hasta más adelante donde todo se volvió muy raro.
Porque al personaje de Merlo le dicen que deje de querer intervenir las vidas de los demás. Y él lo hace porque quiere ayudarlos. Pero también porque tiene miedo. Cuando el escritor (otro personaje) dice:
-Dejádmelo a mí, que yo la convenzo con la palabra...
Todo lo posterior... y lo de Merlo diciendo: "Ah, ¿que un buen argumento significa que algo es verdad?"
-Pues espera que te voy a dar un buen argumento de porqué las pirámides las construyeron los extraterrestres.
Toda esa parte, me moría de risa. Desde que el escritor no supiera contra-argumentar que el movimiento constante de la Tierra se percibe como quietud (¡ojo, yo cuando lo leí en un libro de física fue verdaderamente sorprendente!) y flaquea y otro le dice: ¡vamos, que es de ciencias de primaria! Y él contesta: "Es que tiene buenos argumentos!".
Habida cuenta que mi punto fuerte en la construcción de argumentos es el uso de las palabras... de repente la obra lo ridiculiza.
Acabé pensando en mi compañero de trabajo. Él me dice a menudo:
-Preocúpate solo de lo que puedes controlar.
Y un día que yo usé un símil para hablar de qué es mejor... ¿un planeta armónico donde no hay conflictos o uno donde todo son volcanes y lava y erupciones y violentas sacudidas del suelo?... Mi compañero, ágilmente, contestó:
-¿Y si esos seres que habitan en ese planeta necesitan estas condiciones para evolucionar?
En eso acabé pensando, mientras al personaje de Merlo le decían: "Tienes que dejar de querer controlar a la gente. Déjales ser y pensar como quieran.... igual que tú no quieres que te intervengan a ti, no puedes intervenir en sus vidas".
Eso, unido a lo que pasó después en la cafetería... es que no puedo parar de reír.
Hoy he aprendido mucho.
Simplificar la geopolítica mundial y que el Universo te conteste en forma de obra de teatro es verdaderamente sorprendente. Casi tanto como saber que nos estamos moviendo, mientras lees, a 30 kilómetros por segundo.
¡Saludos!
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