En el que tengo una pesadilla con el trabajo.
Mirad, si hay una cosa que me hace gracia de ayer, es la cara que puso mi responsable mientras yo ensalzaba a mi compañero al que admiro. Era una mezcla entre risa, ternura, incredulidad y más risa por mi forma de verlo. Mientras trataba de explicarle sobre la onda expansiva de respeto que se genera a su alrededor no con esas palabras, sino porque lo he visto y lo he vivido y no sé porqué ocurre, pero ocurre. Pero eso, claro, mi responsable lo acogió con verdadero escepticismo y ternura.
Lo que vosotros queráis.
Os voy a contar mi sueño. Y luego os voy a contar porque me importan un comino ya.
El sueño.
Iniciaba en una playa. Una duna preciosa, enorme, era una montaña-duna. Con un paseo de madera, matojos verdes creciendo entre la arena, aire limpio, cielo azul. Belleza.
Subo el camino de maderas y lo bajo y me siento a los pies de la duna mirando el mar.
"Qué belleza"
Todo limpio, todo maravilloso y amplio.
De repente, sobre el mar surge la Luna.
Pero así, ¡RÁPIDO! y de DÍA!!!
Una Luna llena tremenda. Bellísima. Enorme, clara, maravillosa.
Con una cara de alucine pensé: ¡¡¡¡Mi compañero!!!!
Ya lo sé... Es la Luna. Pero no sé por qué pensé que lo había hecho mi compi. A mí no me preguntéis,... es un sueño.
Tan feliz y entusiasmada saqué mi móvil del bolsillo para hacerle una foto. Cielo azul, inmenso. Mar azul, Luna encima.
Era increíble.
Todo espacio.
Cuando estoy sacando la foto de repente salta una enorme ballena en medio de la escena.
Bueno, bueno. Increíble.
La Vida de Pi. Casi.
Es que no me lo puedo creer. ¡Alucino, me pongo en pie y tomo la escena! ¡Qué foto! ¡Qué momento! Que...
Y es entonces cuando veo el mar retirarse.
Vale, atentos, empieza la pesadilla.
Al ver el mar retirarse aunque todo seguía siendo muy bello pensé una cosa.
Vosotros también lo sabéis, todos hemos visto vídeos. Empecé a subir corriendo la duna. Y todo el mar se retiró.
La ballena había vuelto al océano y a resultas de eso y la Luna.... Una Ola más grande que el Cielo venía directa hacia mí.
Observé la Ola. Más grande que la Duna.
¿Entendéis lo que os quiero decir? La ola era más grande que la Duna y la Duna era una MONTAÑA.
"Ay, no".
A correr.
Subo, subo, subo... corro corro corro... bajo bajo bajo... La ola se estampa contra la Duna, la supera y anega las tierras posteriores.
Agua por doquier.
¿A salvo? Sí, por poco. Me salvé, sí. Lo vi llegar.
Y aquí es donde irrumpen mis compañeros de trabajo.
Me doy cuenta (inicio del camino de maderas, tras el camino que conduce a la Duna) de que he perdido mi móvil.
-¡¡Ay, no!! ¡El móvil!
"Tengo que volver a la playa. No pasa nada".
Echo a andar.
-¡Eva! -una compi-, ¿estás bien? ¿Vas para la playa?
-Sí, pero es que me dejé el móvil, ¡tengo que volver!
-Yo también voy, ¿me guías?
-Sí, claro,... bueno, no es que yo sepa. Pero vente... es por aquí.
-¿Seguro? Yo quiero ir por allá. Es por allá.
-No, no -contesto-, yo creo que no, vamos. Bueno, yo tengo que ir por aquí.
-Vale, vamos.
No van.
-Oye, ¿os importa ir un poco más rápido? -pregunto-, es que... ¡me he dejado allí el móvil!
-Pero si ya vamos.
-Venga...
Tras el camino de maderas hay una subida y una bajada, pero no es la duna.
-¡Ay, no! -miro a todos lados-, aquí no es.
-Eva, es por allá.
Frunzo el ceño.
-Eva, yo voy hacia allí.
-Ya, chicas... bueno... puede ser. Venga, vamos por allí.
Allí no es.
-Ay, narices -pienso-, ¿¿¿pero cómo es posible esto???
Tras el paseo hay muchas personas y una playa diferente.
"No es aquí". "¡Ay, señor, el móvil!".
-Eva, vamos por allá -me dice una compañera.
-Chicas, de verdad, tengo algo que hacer y no puedo.
-Sí, que es por allí. Tengo que ir a ese sitio de allí.
Llegamos a un sitio que no es.
"Necesito ayuda".
-Oíd, he perdido el móvil y...
-Voy a ese otro lugar porque quiero ver una cosa.
(No escuchan)
-¿Alguna puede ayudarme? -intento-. He perdido el teléfono con la ola y...
-Necesito esto otro, voy allí.
-Perdonad, ¿alguna sabe... o tiene un mapa?
-Voy por allí a ese otro sitio, Eva ven, tengo que ir a ese otro sitio.
(Has perdido el móvil)
(¡No, ya! ¡Que lo sé!)
Miro a mi alrededor.
-Oíd, yo tengo que volver a la playa de la Duna -digo.
-Ya, Eva, pero yo quiero otra cosa.
-Muy bien, pues id vosotros a lo que queráis, que yo tengo que volver antes de que me roben el móvil.
-Ah, ¿te vas?
-Sí. ¿Alguna sabe por dónde es?
-Pues claro, si es muy fácil. Mira, está la Duna tras esa fábrica.
-Vale, venga, pues hasta luego.
Sigo las indicaciones y es el patio cerrado de una Iglesia.
"Ay señor"
Estoy encerrada.
Madre mía.
Me miran todos cuando cruzo por la mitad del espacio sagrado... super nerviosa por el dichoso móvil. Salgo al exterior, de nuevo las compañeras y compañeros de curro.
-¡Por ahí no era! -les digo-, tengo que buscar...
"¿por qué nadie me ayuda?" (pienso)
-¿Ah, no era por ahí? -me dicen los compañeros-, pues claro. ¡Jajajaja! Eso ya lo sabía.
Qué majos.
-Chic@s, de verdad, yo tengo que volver a la Duna. He perdido el móvil con la ola.
-¿¿Hay un móvil en la playa??? ¡Uy, pero eso me enriquece! ¡Vete, déjanos trabajar, a ver si lo encontramos y nos hacemos más ricos!
Les miro.
("No es en esa playa" pienso, mientras los veo buscar en la arena)
("¿Pero tú has visto....me digo.... su intencionalidad? A ver si te caes que ya saco réditos yo, ¡jajajajaj!)
Allí los dejo. Busca-metales en mano, en busca del móvil que he perdido. Y que no es suyo, por cierto.
Miro las montañas.
"Estoy perdida" pienso.
"Y, además, nadie me ayuda".
Pero sigue siendo espacio al aire libre. Vuelvo corriendo sobre mis pasos. Hablo con gente. Nadie sabe indicarme. Hay playas pero no la que busco.
-¿La de la Gran Duna? -me dice por fin una señora-, pero eso está LEJÍSIMOS.
La miro.
Suena a lejos... lejos... a mil días.
¿¿???
Pero si vengo de allí.
-Tienes que ir hacia el horizonte... pero por allí, lejos, muy lejos.
-Gracias.
Echo a andar y a correr.
Han pasado horas.
Me paro.
"¿Tan necesario es el móvil?"
(******)
Eso, entre asteriscos, es Coso. Coso señala que... es mi bien más preciado. Eso que me da tanto miedo perder. Os juro que esa "cosa" está sorprendida. Me hace gracia notar su presencia dado que lleva todo el sueño siendo invisible. Mi pregunta provoca una curiosa reacción en él (o ella).
"¿De verdad crees que va a estar allí después de tanto tiempo? ¿Arrastrado por una ola gigante???..."
(¿Te rindes?)
"Sí"
Rebusco en mis bolsillos. Tengo dos euros. Pienso en un ser querido.
"Voy a buscar una cabina y llamar a XXXX, tiene más sentido que hacer esto. El móvil no va a estar, lo he perdido. No va a estar allí tras semejante ola. Vas con la idea de que siga estando en ese sitio pero te olvidas de la ola. Nada permanece en un lugar tras una ola semejante".
Me desperté.
¿¿??
Primero me puse triste por ver lo sola y aislada y poco querida que me siento en el grupo de trabajo. Pero eso yo no lo puedo cambiar. Porque no es mi reacción, es la de los otros. Dado que yo no puedo controlar a los otros, solo puedo controlar dos cosas: a mí (que no contesto, lo que hace que se pasen diez pueblos) y mi trabajo (que me encanta controlar porque es como ir limpiando cosas...)
Es un ambiente malo. Pero la Luna era tan bonita que luego pensé en cerrar puertas a la importancia que le doy a los compañeros y ya está.
Sí, sé lo que estáis pensando: Te gustaría que viniera Superman y arreglara el ambiente del Equipo. Eso no va a pasar.
De eso va esta historia. Si les dices que has perdido el móvil se ponen a buscarlo ellos para quedárselo. ¡Jajajaj! qué escena esa, del sueño...
La pregunta es: ¿tan necesario es el móvil? ¿Lo queréis?, quedároslo. En realidad no me lo quitan ellos, es la ola. Una ola gigante, pero... tan hermosa la Luna y la Ballena. Menuda escena. Toda esa belleza y luego todo ese caos.
¿Quieres volver a la playa? Lo siento, no es posible. Te has perdido y no sabes dónde está. ¿Te ayuda alguien? No, si te descuidas te meten entre cuatro paredes de piedra. Allí no había salida. Una vecina te ayuda, sí. Te mira con cara de sorpresa porque la Gran Duna está lejísimos...
Pues no sé, a lo mejor tienes que ir a otra playa, olvidarte del móvil y... ¡ah, claro! El móvil era para hablar con el compañero... ¡jajajajajaj! ¡Jajajajajajajaja!
¡Vaya hombre, no puedo mandarle la foto de la Luna sobre el mar!
Salu2!!
El dibujo lo ha hecho una IA. Se parece pero la Duna era mucho más alta.
y el paseo de maderas la atravesaba por el medio, subía y bajaba con la Duna.
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