En el que llego a las 3000 palabras.

El nuevo libro de Hidra avanza a una velocidad asombrosamente rápida. Y es que el tema, que surgió en una partida de rol, me resulta tan atractivo que no me cuesta ningún esfuerzo inventarme la historia. Esto es algo bueno... llevo una hora concentrada, escribiendo sin parar y he hecho dos escenas completas. Y ayer escribí dos más y cuando me cansé, pasé a la otra novela y pude escribir un poco más también....

Estoy pensando pedirle al editor que le eche un vistazo a ver si, pongamos que lo termino antes, puede cuadrarle sacarlo a finales del 25. Y lo bueno del asunto es que en las pausas de este libro hago el otro. Que es un proyecto sin editor. Ese otro proyecto, cuya idea me dio el compañero, me resulta más complejo y más difícil pero resulta que el libro de Hidra funciona como un desbloqueante.

Es decir, ambos tienen algún elemento común y ayer cuando me cansé del primero, pensé: "Bueno, haz el segundo", cambié de manuscrito y de repente tenía una nueva perspectiva en la mente. Donde antes había un bloqueo o una dificultad, ahora había un ¿y por qué no?

¿¿??

Si tú le das verosimilitud a una historia... no importa que Caperucita hable con el Lobo, o que los vampiros brillen, o que el doctor creara un monstruo y lo persiguiera por el ártico... De pronto lo que me parecía una mala idea, o un camino imposible... ya no era así. Es como si el ritmo y las posibilidades de una novela se trasladaran a la otra. 




Es fantástico. Me siento como una de esas autoras famosas del XIX. Capaz de irme a tomar un té con Lord Byron y Dickens... (no creo que yo a Dickens le cayera bien... quizás Verne o Wilde. ¡O el de Narnia! C.S. Lewis. 

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