En el que esquematizo un libro en menos de una hora.

 


Sentados en el torreón del Alcázar de Toledo, mi amigo me entrega un libro de portada muy llamativa, que tiene que ver con la documentación que necesito para el nuevo Libro-Juego, que el editor de Hidra ha aceptado. Como tengo ya cinco libros con él... Sé varias cosas.

-Siempre hago una decisión al inicio de la historia que te lleva a dos tramas diferentes.

Mi amigo me escucha atentamente.

-Así el lector tiene dos historias. Puede que no juegue las dos, pero... tiene la opción. Otra de las cosas que he aprendido a hacer es que el narrador (segunda persona del presente: corres, ves, saltas, dispones, podrías, piensas, te parece...) no tienen "género".

-¿Cómo?

-Verás... en las obras de Timun Mas, de los ochenta, casi siempre el narrador era un chico. Pero si haces eso..., bueno, a mí no me importaba, pero sí que te rompe un poco el juego, ¿no?

-Sí... lo solías aceptar. A veces te tocaba chica, o te tocaba ser chico. 

-Vale, ¿y si te dijera que se puede sustituir "Dices preocupada" por "Contestas con preocupación"? De manera que en la primera, determino al lector, en la segunda... no. La fórmula es válida para niños y niñas.

-¡Caramba! ¿Y sabes hacer eso con todo el libro?

(sonrisa divertida)

-Sí.

  No es fácil... pero sé. 

-Entonces -prosigo-, dado que el arranque me ha pedido mi editor que sea contemporáneo, tenemos esto: (punto de partida) y entonces van a ocurrir dos cosas.

Miro a mi amigo e improviso:

-El personaje principal va a (......xxxxxx......) por casualidad.

Mi amigo asiente.

-Pero... un poco más tarde, va a (.....xxxxxxxxxx......) y entonces puede elegir.

Mi amigo se asombra.

-Así, ¿sin más? ¿Se te acaba de ocurrir?

Garabateo en un papel:

-Si toma A, esto nos lleva a la Isla y --> prueba prueba prueba prueba //Fin.

Detallo cada capítulo debajo.

-Si toma B, esto nos lleva a.... -me paro un segundo. Interrogo o trato de entender a mi "yo interior"-. Eso nos lleva a...

Esta idea fue del editor, no mía.

Mi "yo  interior" tiene el ceño fruncido. ¡Jajajajaj!

Cuesta entenderlo, pero juraría que pregunta: "¿quieres hacer esta idea? ¿tal como te comentó?"

Vale, la duda es esa. 

Contesto: "Sí".

Mi yo interior señala que hay muchas más historias, no obstante, si hacen falta referencias... Un sinfín de información aparece ante mis ojos. 

"Me vale". 

-Si toma el camino B entonces.... -De repente se me ocurre algo genial. Miro a mi amigo-, ¿¿y si hago que pare en (XXXXX) y que el lector decida quién es su protector?

A mi amigo la idea le entusiasma.

-¡Eso sale en este otro juego!

^^. 

-Según quién sea su protector podría tener unas u otras habilidades.

-¡¿Se te acaba de ocurrir ahora mismo?!

(Es que Coso no está muy acuerdo con la segunda línea argumental).

-Vale, entonces, recapitulando -paso el bolígrafo por el esquema uno, me paro en las secciones y vuelvo a la encrucijada. Paso el bolígrafo por la trama número dos, explico los pasos y luego elijo con mi  amigo ciertas pruebas.

Bebo un poco de café y concluyo:

-Tres páginas por prueba, contando por lo bajo, más las ilustraciones... tengo treinta y nueve páginas sólo de desarrollo. Voy justa, necesito cinco para el inicio y mínimo quince para el final. La novela es de poco más de cien páginas, pero para niños, así que unas 35.000 palabras (no creo que llegue). Ya está. No puedo meter nada más, no hay espacio.

Mi amigo me mira, mira la hoja, me mira a mí, de nuevo la hoja, y exclama:

-¿Ya está? ¡Yo habría tardado tres meses en desarrollarlo y tú has tardado veinte minutos!

:D 

****

Llego a casa, al día siguiente me pongo a escribir, dejando de lado el proyecto juvenil que no voy a abandonar. Tengo que hacer los dos. Pero en la pausa del juvenil, le digo a mi "yo interior" que vamos a empezar la novela de XXXX.

Página en blanco. Tomo el manuscrito de Naufrago Espacial, como guía, pues yo no sé maquetar. Me fijo en lo siguiente, como guía: el libro que tengo en la mano (el libro final, el de la tienda) y el manuscrito acaban en la misma línea, en la primera página. Luego es correcto. Desplazo el texto y empiezo:

XXX xxxXXX xxxX xxXXXX XXXXXxxxxX. Nombre del barco: XXXXX.

Salta aviso en la pantalla: Enchufa el Equipo. Me apago.

Me paro.

"Ah, la batería". Voy por el cable. Lo enchufo. ¿Qué estaba poniendo?

Releo la frase que he escrito. Algo no me cuadra. Bueno, qué más da. 

XXX. xxx.XXXX.xXXX. 

(algo está mal / Eso no está definitivo)

Me paro.

Releo el párrafo.

¿?

"No hay nada mal" me contesto a mí misma. "¿Tienes algún problema con el inicio? ¡Está bien así!"

Voy a escribir y justo el ordenador, ¡PUM! se apaga.

-¡JAJAJAJAJAJ!

No falla.

"Vale"... "No te gusta algo del primer párrafo" "¿Era necesario apagar el aparato?"

Como ya está enchufado (y decía: cargándose) obviamente no lo puedo volver a enchufar. Lo enciendo.

"Acabo de perder la novela". Pero no. Sigue ahí. Entonces me doy cuenta.

-¡¡Aaah!! ¡El nombre del barco! Ese no es... ¿Cómo no se me ha ocurrido antes este otro?

XXXXXX.

Es perfecto.

Cielos, es perfecto. 

¿Lo pongo en inglés?

No. 

Escribo en diez minutos 4 páginas. Pero tengo un problema. La Ilustración.

"Es en página impar... oh, puñetas".

No cuadra con el texto.

Y tengo otro problema mayor. La división de tramas.

No quiero posponerla.

Frunzo el ceño. Y ahora sí, recurro a mi "alborotada" imaginación. Escena interior:

Alcaldesa de la Ciudad de los Cuentos, Nelly, solicita ayuda a Señor de la Imaginación para que haga el favor de trasladar en una sola escena, de menos de una página, un escenario descriptivo con una acción externa y un escenario interior con un sueño del prota. Mi interlocutor de la Ciudad Imaginada pregunta si me he vuelto loca o creo que es el genio de Aladdín.

Sonrío pestañeando inocente y coquetamente.

-Lo necesito -añado.

-En una página....

-No, en menos. No puedo posponer el inicio de la segunda trama. Debe ser a la vez.

-¿Cómo vas a trasladar al lector todo eso menos de una página?

-No sé, tú puedes.

Sonrisa, sonrisa, pestañeo. 

El Señor de la Imaginación da una idea. Convertida en personaje.

-Pero... -contesto-, pero ese es...

(otro personaje)

-Sí. Llámalo Hermes.

-Pero....

(es más bien otro personaje disfrazado de Hermes)

-Pero...

-¿Quieres compendiar dos capítulos en menos de un párrafo y que el lector lo entienda y decida, no es así?

-Sí.

-Pues aquí lo tienes.

Vuelta a la realidad.

Cielos.

Introduzco el personaje. 

Primer capítulo hecho.

Miro el reloj.

Es un récord.

-A escena por día... salvo los finales que se hacen más rápido.... pongamos unas ciento veinte escenas. La novela estaría lista en enero. 

Porque yo escribo de veinte a sesenta minutos diarios. Porque si escribiera cinco horas diarias, la tendría lista en menos de un mes.

-No sé si es sano trabajar así de rápido.

Pero pensemos en que, por ejemplo, la que compuso la canción de Evangelion lo hizo sin leerse más que por encima la trama y en un hueco entre su desayuno y su almuerzo. 

Todo este rollo para deciros que soy eficaz creando tramas. ¿¿Y me doy cuenta ahora??

¿En serio? ¿He tardado cuatro décadas y nueve libros en darme cuenta de ello?

Ainssss...  El domingo organizo otro Taller de Escritura Creativa, :):) Para escuchar las historias de los demás, que son buenísimas generalmente. 

Fin. 

0 comentarios:

Publicar un comentario

 

 

 

Creative Commons License
contador de visitas para blogger por paises