"Bla, bla, bla... ¡Un gato!"

Antes de adentrarnos en la anécdota de ayer, os cuento "frases" que he pensado estas semanas atrás. Para que luego veáis las cosas raras que ocurren... A diario.

Escena 1: estoy mirando cojines con estampado de hojas de palmera sobre un fondo blanco, en una tienda.

"Me chifla este estampado... Y no sé por qué. Es clásico, pero... quedaría tan bien. ¿Los compro? No... no, mejor no. ¿Y por qué no?... ¡¡Ay, porque no debo!! Es una tontería. Ahora me ha dado por las hojas de palmera porque encajarían con la decoración del salón. ¿Qué soy, decoradora? ¡Venga, déjalos en su sitio! Te gusta el estampado pero no necesitas más cojines"

Escena 2: contemplo una "cosa" que si le das la vuelta hace montañitas de arena en la parte de abajo de una circunferencia llena de un líquido extraño. Como el dibujo recuerda mucho a Júpiter pues me quedo embobada, pensando: "Deberías comprarlo. Quedaría genial para la mesita de meditación. Debería comprarlo... pero no. Igual no."

Escena 3: observo con tristeza mi botella favorita, sucia.

"Deberías tirarla", me digo, "...¡Si no eres capaz de limpiarla, pues tírala!" 

(*******respuesta interior*****) 

 "¡Y a mí que me cuentas! Igual los demás humanos saben cómo limpiarlas, pero tú no... y una botella sucia es una botella inútil.... Debería tirarla. Igual los demás humanos las tiran... ¡Sí, van por ahí tirando botellas en lugar de limpiarlas! ¡Oh, Coso, deja de fastidiar con la naturaleza y los costes de producción! La gente tira cosas, todo el tiempo".

No sé traduciros lo que dijo, fue algo así como: "Necia" o más bien: Actos que se realizan por ser necio. ¡Yo que sé! ¡Qué alguien me traiga un traductor de misterios de la mente! Mi yo interior no hacía más que obsequiarme con la visión de un vertedero de basura con mi botella allí rota y abandonada. Preguntándome si me daba cuenta de la vida de las cosas después de ser mías. Sí, me doy cuenta, gracias. Aquella terrible visión me llevó a ver un montón de objetos tirados que a su vez enlazan con vidas de humanos a los que pertenecieron y luego todo ello me llevó a cuestionarme el sentido de la propiedad... y todo eso, ¡por una estúpida botella de vidrio!

"O la limpio o la tiro. Deja ya de molestar", pensé. 

Ese mismo día voy caminando con una amiga y nos ponemos a hablar de un tema delicado. 

-Blablalablbalbalblablalbalb....

Y cuando más delicado se iba a poner veo en el suelo una cabeza de gato japonés.

Demasiado brillante (naranja y blanca), demasiado cute, demasiado inexplicable, surrealista y absurda como para no prestarle atención.

-Mira, un gato.

-¡Jajajajajjajajajaja! -mi amiga.

-¡Jajajajajajajaj! -yo.

Es una cabeza de gato pequeña, naranja, de plástico... naranja y blanca y sonriente. Me agacho a recogerla sin ningún miramiento.

-Qué bonita, tía -dice mi amiga-, ¿sabes qué deberías hacer con ella? ¡Una caja de objetos que repongan tu energía!

Ladeo la cabeza, y pido que amplié información. Me explica lo que es.

-Y deberías meter ese gato.

Yo miro al gato, y el gato me mira a mí con dos rendijas sonrientes a modo de ojos. Y una boca feliz. Es una cabeza de gato sin cuerpo. Es... demasiado sonriente.

A veces hablo con Coso, tan rápido como él habla conmigo.

"No esperarás que entienda esto, ¿verdad?" (le pregunto)

-¡Jajajajaja! ¡Quédatela! -dice mi amiga.

Guardo en mi bolsillo la cabeza de gato y nuestra conversación pasa de "delicada" a divertida. Yo sé que el Universo intenta decirme algo pero... ¿una cabeza de gato japonés? ¿¿?? ¿En serio? 

Tras toparnos con la vuelta ciclista a España, conseguimos llegar a Callao y nos metemos por casualidad en una tienda llamada Alehop.

Yo tengo mucha sed. Así que hago lo de siempre, quiero recorrer la tienda muy rápido, porque tengo sed y curiosidad y quiero ir a otra tienda con agua. Así que camino manoseando mi gato japonés de la suerte y al levantar la cabeza me encuentro un limpiabotellas.

-¡¡Anda!! 

Jajajaja. Esta sí que es buena.

-¡¡Anda, un limpiabotellas!! Es justo lo que necesito.

A su lado, un mantel precioso de fondo blanco y estampado de palmeras. El mismo estampado de los cojines que tanto me gustan. Y yo necesito un mantel. Cojines, no, pero el mantel.. es perfecto. Y como la mesa tiene una superficie mayor, se verá aún más que los cojines. 

-¡¡Jajajaja!!! ¡¡Pero sí...!!

También lo cojo.

A su lado ese objeto para meditar del que os hablaba antes.

-¡Oh, venga ya! -pienso.

Es el Catalogo de Deseos de Coso traídos a la Tierra.

"¿Me tomas el pelo?"

También lo cojo.

Y dos libretas.

Y miro la cabeza de gato, que sonríe.

Todo esto puede ser casualidad.

¿Verdad?



Bueno, pues tras llegar a casa lo primero que hice fue intentar limpiar mi botella con el limpiador de botellas,... que resulta que vale para un tipo de botella pero no para la mía. Puedo limpiar las que uso para llevar agua y café al trabajo, pero no la de vidrio. No obstante, ya no voy a tirarla. Porque contaminar por no saber algo no me parece buena elección. Quizás, con un poco de paciencia... consiga limpiarla adecuadamente. 

Fin.



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