Escape Room aventura.

 

Ayer hice mi segundo Escape Room. He tardado seis años en repetir experiencia porque la primera no fue buena. Ya sabéis que yo entré.... y de un panel de más de seiscientas combinaciones posibles fui a tocar la llave ganadora y cambiarla de sitio. Cuando se lo conté ayer a mis amigos se partían de risa.

-¿¿En serio??

-Sí, pero les estuvo bien... ¡por no hacerme ni caso!

Es que no participé en nada. Me aturullé nada más entrar porque había mil cosas para ver y tocar pero aquellas personas con las que fui se disgregaron, gritaron, no se comunicaban entre ellas, todo estaba lleno de candados, nadie me hacía ni caso.

Había una máquina de escribir, había llaves... un cuadro repleto de llaves y, es curioso, fui directa a él, saqué la ganadora del sitio y la puse donde me dio la gana.

¡Jajajajajaj!

Claro, le echaron la bronca al dueño del Escape porque la llave no estaba en su sitio y ahí yo regresé de mi mundo de pensamientos felices y levanté la mano:

-Perdonad. ¡Disculpad!... ¡esto, hola! ¡Perdón! ¿Estáis hablando de la llave ciento se...?

-Sí.

-Eeeh... yo la cambié de sitio. Fue lo primero que hice nada más entrar al cuarto.

Que silencio.

Más bronca.

La experiencia no me gustó. Yo no me había enterado de nada. Todo era caos.

Pero, casualmente, hace unas semanas, mi amiga Z dijo que el mejor Escape Room de Madrid estaba en mi barrio. Y, daba igual a qué distrito de la ciudad te movieras, porque si sacabas el tema, alguien lo había hecho, alguien lo había oído, alguien quería ir... Qué intriga.

Al final reservamos. Pero nos costó dos meses conseguir cita.

Cuando leímos lo de: "venid con mascarilla", "esto es una mina", etc. etc. nos asustamos. Yo salí de casa cabreada, refunfuñando, con mal cuerpo. Llegamos a la puerta y una mano asomó y pegó un cartel en un trozo de velcro.

"Pon aquí tu mail y tu nombre. En mayúsculas"

Lo estaba escribiendo cuando mi amigo periodista y mi amiga Z, corearon:

-¡En mayúscula, NELLY!

Miré la hoja.(jajajajaj) Les miré a ellos:

-BIEN, Y CHIS PUM, FUERA DEL ESCAPE. He muerto. 

Nos reímos todos.

Yo soy "muy payasa" cuando estoy contenta. Si en una hoja pone: "Escribe en mayúscula" y ni eso soy capaz de hacer...

Entramos... yo histérica. Estaba todo oscuro. Que nos recibiera, en mitad de la negrura, una capataz gritando: "¿Quiénes sois?", solo contribuyó a asustarme más. Que me dijera: "Vosotros sabréis si queréis llevaros la llave de la taquilla pero no os lo recomiendo con lo que os espera..." ya me llevó a preguntar:

-¿Hay peligro?

En plan: "Hola, qué tal, buenas tardes. Mi idea de riesgo es no lavarme los dientes a diario, (cosa que casi jamás ocurre), ¿de verdad peligra mi integridad física?"

-Tranquila -dijo la Jefa.

Y la experiencia fue maravillosa.

Bajamos al la mina, y todo estaba bien ambientado. Había mil cosas para cotillear pero con separación. Me puse a mirar todo... las gafas, los monos, las taquillas... todo... polvo por todas partes, ¡un ascensor! ¡Más taquillas! ¡Pistas, llaves! Pero podía tocar.

Y os vais a reír, fue todo con la mano izquierda.

La pelota, la llave, las luces... para aquí y para allá, la mar de feliz. Al salir del Escape, mi amigo periodista, dijo:

-Me ha sorprendido mucho ver que cada uno de nosotros se ha comportado ahí abajo según su personalidad. Ha aflorado algo que no conocía. Por ejemplo: Z y yo, lo primero queríamos leer y ver de qué iba la cosa, sin embargo Nelly se ha puesto a tocarlo todo, y de pronto estaba super contenta e incluso ¡LA HE OÍDO CANTAR!

Cierto, yo no canto.  Me puse roja como un tomate cuando lo dijo. Yo no canto. Si canto, pasan cosas malas. Lo tengo comprobado. (Cantar=soy feliz) Además, canto fatal. Horriblemente mal.

-Y... en lugar de esperar al resto, mientras nosotros estábamos aún en la primera caja, ella daba saltitos por la mina y estaba resolviendo el tercer acertijo y tratando de alcanzar cosas que todavía no había que alcanzar, pero como las había visto y quería toquetearlas...  porque lo ha toqueteado todo...

Eso era verdad. Y todo con la mano izquierda, de eso también me di cuenta.

-Mientras que F. más pausado, se detenía a pensar y hacer cálculos.

¡oh, venga, cálculos! ¿Una llave colgada del techo y te paras a hacer cálculos? ¡Coge el bastón de la esquina y trata de alcanzarla! ¡¿A quién le importan los cálculos?!

Aburridos cálculos.

La memoria visual del paisaje me ayudó muchísimo. "Esto tiene forma de pera"

(la piedra que me preguntaste dentro de aquel cubo)

-¡¡Esperad, ya sé qué va ahí!!

Y me veían correr hacia atrás y correr hacia delante.

-Joer, Nelly, eres una máquina.

No, es memoria visual.

Y mi amigo periodista dijo:

-¡No te parabas quieta!

A lo que respondí:

-Pero me comunico, ¿verdad?

Ojo a eso que es importante. Los tres me miraron. 

-Sí, es cierto. Eso es totalmente cierto, en todo momento decías lo que veías y lo que hacías.

Eso era lo que no pasó en el otro equipo. Nadie decía nada, se dividieron, no escucharon, y no eran un grupo.

-¡Pues yo he resuelto pocas cosas! -dijo Z.

-¡De eso, NADA! -respondí.

Todos resolvimos cosas. Ella gateó hasta el esqueleto... Fue muy divertido. 

Al salir se lo dije a la guía y le dije que mi experiencia previa había sido tan mala que creí que no me gustaban los Escapes.

-Hay varios tipos. El de terror, el de aventura y el clásico.

-¿Qué es el "clásico"? -pregunté.

-El clásico es una habitación pequeña con muchos puzles y a veces la gente, si hay mucha gente, se agobia.

(Clásicos=no)

-Entiendo -respondí.

Así que el problema fue el ambiente. Y que éramos siete u ocho personas en un cuarto, sin cohesión. Esto había sido diferente. Éramos cuatro gritando de una sala a otra y corriendo asustados...

-¿Cómo ese llama este que hemos hecho? ¿De qué tipo es?

-Aventura.

Y añadió: "Sólo con pasar de un escenario a otro, a tu cerebro ya le gusta. Hay mucho por explorar, todo es nuevo, tienes que estar atento... hay que correr, agacharse, mancharse..."

¿Cómo no voy a cantar si en un momento dado estábamos en la cueva de Indiana Jones?

-¡Titotitit...! -canté-, ¡esto es como Indiana Jones!

Y mi amigo periodista, muy sagaz, dijo:

-Ya, ¿pero sabes que ahora viene la piedra, no?

¡Jajajajajaj!

Dinamita, vagonetas, acertijos, llaves, piedras... me lo pasé como una enana.

Así que, claro, vamos a hacer otro.

La guía dijo:

-Si este os ha gustado hay uno que es aún mejor.

(Imposible)

-Es la experiencia Azul de la Sala XXXXXX (no me enteré del nombre)

-¿La qué?

(¿Experiencia azul? ¿Qué pintan los colores con los escapes?)

-Son las trincheras de la Segunda Guerra Mundial.

Espera, ¿qué? 

Mis amigos se entusiasmaron.

-Pues hacemos ese.

(XXXXalsñ fjasklfasklfasljflsajfa)

Eso es mi "yo interior". Si sabéis traducirlo, enhorabuena, yo no. No siempre lo entiendo.

-Vale -contesté, preguntándome qué le pasaba a "mi yo interior".

Luego mientras tomábamos algo, me pregunté a mi misma: (¿pero me gusta la idea o no me gusta?)

Trincheras de la Segunda Guerra Mundial.

(¿No te gusta el tema?) pregunté interiormente a esa cosa sin nombre que no sé ni lo que es.

(Fue hace mucho tiempo...)

(A lo mejor no es de la segunda...)

No he sacado nada en claro, lo único que repite como un eco mi "yo interior" es:

(experiencia Azul )

Enganchado a la palabra "experiencia" que nada tiene que ver, digo yo, con un Escape Room. Y mucho menos, la experiencia de un color.

A lo mejor es todo azul. ¡Yo que sé! 

Creo que lo que me pregunta mi "yo interior" es por qué.

Habrá que esperar a junio para averiguarlo.



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