Meditando descubro dos atenciones.

 

fuente: pixbay


Llevaba un tiempo pensando: "Qué mal medito".
Se me llena la cabeza de distracciones.
Entro a las mismas Salas Virtuales y elijo según me apetece, aunque tengo algunas meditaciones preferidas. Por ejemplo, las relacionadas con amor y compasión y otra que me gusta mucho es del sonido.
Opté por esa, ya que suele resultarme sencilla.
Y, por variar, ya que llevo meses meditando tumbada, la hice sentada. Como la escuela Zen (zazen) establece esa postura pues... bueno, yo no entiendo mucho, pero empecé sentada.

La guía dice: "Vamos a hacer un ciclo de 21 respiraciones". Como lo inicia con calma, yo hice tres (lo estaba explicando y ya lo estaba haciendo). En el primer ciclo se me pasó por la mente el trabajo, el Zazen, Nueva York, sobre el sueño con el que me despierto, y ya se te ha ido la atención otra vez. Y conté 21. En el segundo ciclo... conté 25 y me dije a mi misma: "Bueno,... mira, se te ha ido por 4 respiraciones... ¡al menos sé lo que tardo en despistarme, no está mal!".

Empecé otro ciclo y ... no había manera. 

Quizá me di cuenta tres o cuatro veces de que tenía la cabeza en las nubes. Y, entonces, decidí hacer el resto de la meditación tumbada. Así que me levanté, me fui a tumbar y la guía dijo:

"Ahora centra tu atención en el sonido, como soporte"

Básicamente, escucha los sonidos de la habitación, pero no en significado. A ver, si escucháis un tren o un avión muy fuerte vais a mirar hacia arriba buscando el avión. Ahora se trata de ver el avión (el sonido) como si fuera algo nuevo y carente de significado. No es ni bueno, ni malo. Suena y ya está. ¿Me explico bien? Tú cuando oyes algo piensas en ese algo. Vale, pues quedaros en sentir el sonido, nada más. 

La habitación estaba llena de sonidos bajos así que tenía un festival a mi alrededor: el friegaplatos lejano, el run run de los cascos tan suave que ni se aprecia, el sonido de la Sala en la que estaba la guía. El ruido de la ventana, la obra del piso lejano (empezó a sonar un martillo que paró muy rápido y no era molesto, era... lejano). Una sirena. 

Lo gracioso del asunto es que mientras ponía mi cerebro a escuchar, de pronto y sin venir a cuento, toda mi atención se centro en...

((La respiración))

Es como si mi yo interior se hubiera bajado al ombligo. ¡Jajajajaj!

Y pensé: "A ver si lo entiendo... llevo 15 minutos esforzándome intelectualmente en poner toda mi atención en respirar y no hay manera de conseguirlo.... Y ahora dedico todos mis esfuerzos activos en escuchar sonidos y mi atención baja al ombligo y la respiración??????????????"

???????????????????????

Y me puse a pensar, o más bien, indagué y me vino a le mente un montón de ejemplos similares.

La música de jazz

El otro día estoy en casa mohína. Sentada en el sofá. Tenía que hacer cosas pero por más que me lo decía a mi misma... nada. Y pensé: "Vale, se acabó. Ahora mismo pongo Youtube y busco uno de esos sonidos ambientes... cafetería... chimenea". Elegí una cafetería calentita con nieve tras los cristales. Y sonaba jazz.

Fue ponerlo... y me levanté, limpié, ordené, acabé cosas, luego lo dejé puesto en mi horario laboral y fui super-productiva (me tocaba teletrabajar) y casi cuatro horas después, me dije: "bueno, ya está bien, no puedo tener esa ventana ahí todo el día".

Pero el caso es, amigos internautas, que mientras yo trabajaba en la habitación, una parte de mí estaba en el salón sostenida por un bucle infinito de Montañas y Nieve, Luz y Calor. Y sonidos.

La pregunta es, ¿tenemos dos atenciones?

Tengo que investigarlo.

Igual mi compañero de trabajo sabe algo al respecto. 




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