El teatro

 Me siento absolutamente identificada con este pajarito: 


Ayer vi el vídeo, pero sólo desde donde se sumerge y me recordó a mí, muchísimo. Pero estoy viendo el inicio y ese miedo terrorífico, jajajaja, también me recuerda a mí. Y como suelo encontrarme situaciones extrañas que me enseñan durante el camino... 

Que sepáis que yo intenté dormir, pero... otro de los vídeos que me llegó fue este:



No sé si os va a dejar verlo.  Espero que sí. Porque lo puse como cinco veces y seguía mirando con pavor y admiración al hombre de la máscara. Creo que el teatro me impresiona demasiado. O.... o puede que me entusiasme un pelín de más con las cosas. No obstante, cuando pasó al siguiente vídeo ya me dieron ganas de cambiar el nombre de la aplicación (en vez de Instagram, por favor, que la llamen Belleza) porque el puñetero algoritmo sabe que me gusta aprender japonés, el teatro, los paisajes. Y más piano y más teatro, y más libros y más paisajes. 

Fijaos en ellos: 


Soy mala para el nombre de los actores, pero la camiseta verde y la actriz de la camiseta negra (la negra interpreta mi canción favorita de la película) me encantan. 

Cuando yo estaba en el colegio leí en un libro de historia que un gobernante español prohibió las capas largas para no ir embozado. No tenía ni idea de qué era embozado y pregunté y la respuesta fue: "Y se ordenó cortar el largo de las capas" y por más vueltas que le daba yo, os prometo que no entendía la relación. ¿Qué es eso de embozar? 

Poco después fuimos a Madrid, a Lavapies (¡jajajajjaja!, me tengo que reír porque lo que es la vida....) que es el barrio de los actores. El centro, los teatros.... bueno. El caso es que el cole nos llevó de excursión a una función. Y dio la casualidad de que me senté en el suelo pegada a los actores. La luz azul marcaba "el escenario", con eso os digo todo, de lo cutre que debía ser. Allí, como un indio, salieron dos a interpretar. Una obra de las de rondar balcones, de la que yo solo recuerdo a dos tipos (hidalgo y asistente) que iban a cantar a una muchacha a un balcón y se topan con otros dos tipos. Y el primer tipo, cuando ve al otro, agarra el extremo de su capa, lo levanta enrollado en la mano...y se emboza.

Imaginad mi cara.

"¡¡Aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaah!!!"

Que eso es "embozar", pensé. 

Y cortó el largo de las capas para evitar que la gente se embozara.

"¡¡Aaaaaaaaaaaaaaaaaah!"

Alargué la mano y rocé la capa del actor.

Y treinta años después, de aquellos polvos vienen estos lodos. Como se suele decir. Si es que no puedo con ellos, ¿os habéis fijado en su presencia? Los actores tienen presencia. Mi compañero de trabajo tiene presencia. ¡El de Malher la compartía! El del sombrerito la tiene. Y cuando veo al de la camiseta verde cantar tan serio, ¡pum! ¡Me desmayo!

Odio a los actores.

¡Jajajaj! El creador de este Blog (el que lo sostiene) y Rusell Crowe, se parecen. El gesto, las expresiones que adoptan, se parecen.

Es una tontería pero cada vez que lo veo en pantalla, me acuerdo de él. Éramos muy amigos hace veinte años.

Y poco más os puedo decir, que me fascinan los actores. Me fascinan. No los "¡¡Ay, qué guapos!!"... no, eso me llama la atención pero no es lo que me deja ojiplática con algunos. Es el misterio. El de la camiseta verde, cantando, es un acertijo envuelto en un misterio, rodeado por un enigma. Mirad su expresión cuando lo hace. Y la de la camiseta negra tiene una voz increíblemente maravillosa.

En fin, de todos modos da igual, porque.... tampoco creo que vaya a conocerlos nunca. 

Pero son tan bonitos como los cuadros de los museos. :)

¡Buenos días! 

 


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