En el que charlo con la guía una meditación.

 El pasado viernes dije:

-¡Sí, luego os llamo! ¡Porque hoy voy a ir a meditar!

No había acabado de decirlo cuando pensé: "Hoy hace un día estupendo para meditar" y sonó un trueno. Detrás de nosotros, sobre la torre de la iglesia, se había formado un cumulonimbo tormentoso que chocó con otra nube. Empezó a llover, un rayo de luz rompió la nube y siguió lloviendo con sol. De hecho, el cielo estaba gris, la calle estaba dorada y llovía. Llovía con sol. La nube estaba agujereada. Pensé (ya sea hacia una divinidad o hacia mi yo interior): "Ya te vale. Lo haces para lucirte".

Porque decir... voy a ir a la Iglesia o... voy a ir a Meditar y que de pronto se oiga un trueno, llueva, un rayo de luz rasgue el cielo y caiga justo sobre la torre de la iglesia y tu calle, y aquello parezca la escena del Rey León en la montaña...

La meditación estaba bastante animada, y dejé mi botella de metal con agua en un sofá. Y pensé, antes de empezar: "Vas y traes agua a la meditación". Y Coso contestó algo y yo le respondí: "Porque esta totalmente fuera de lugar. No sé qué hace una botella de agua en un sofá, en un templo. ¿No ves que está fuera de lugar? Es como si dejas ahí un tarro de café. Traer agua es ridículo"

Y suena ¡ding! del inicio y cierro los ojos y la guía de pronto dice:

-¡Ay perdón!

Esto nunca había pasado.

-¡Perdonadme, perdonadme! ¡No puedo empezar sin el nosequé de agua!

Abro los ojos.

jajajajaja. 

Luego le pregunté. 

La meditación fue un desastre. Pensé en recetas de cocina, en mil cosas sin sentido y, además, a mitad de ella me dio unas ganas locas de reír. Cosa que jamás me había pasado en catorce años. Jamás. Nunca. Eso te pasa en clase, incluso... nos pasó de niñas a una amiga y a mí, en un acto tristísimo. Pero en el templo, jamás.  Y creedme, interrumpir riendo una cosa así podía ser memorable.

Me aguanté como pude, pensando que la gente se duerme y ronca. La guía se enfada. Pero roncar es algo normal. Reír es una falta de educación. Cuando conseguí parar eso, le dije a mi yo interior: 

-Tengo la sensación de que mis pensamientos pueden oírse EN TODA LA SALA.

A que Coso -siempre en su idioma sin palabras-, vino a contestar:

-Y mucho más lejos (mucho más allá y sí, se oyen)

En serio, había "eco". Era como estar dentro de ti y oyes lo de fuera pero te oyes pensar con una gran claridad y potencia. Y piensas: "madre mía... Esto debe llegar a la Constelación de Orión". 

Acabó la meditación.

-bla-bla-bla -con la guía.

Por casualidad. 

No se qué me dijo de la gente que se encuentra, separa caminos y se vuelve a encontrar y algo (eso sí lo recuerdo) sobre la maldad en las escuelas. Luego yo refunfuñé sobre lo que pasa en los trabajos y dije: "¡Pues es que no me interesa la Humanidad!" y la guía dijo:

-Lo terrenal. No lo Humano, lo terrenal.

-¿Qué?

-Lo que has dicho que no te interesa no es "lo humano". Es el mundo terrenal.

-¡¡Pero vamos a ver!! -(enfado)-, ¿puede usted explicarme por qué la gente no se da cuenta que despellejar al de al lado sólo vuelve el entorno peligroso? ¡Pero hombre, ¿no será mejor que el que está a tu lado tenga virtudes?! ¡A ti qué te tranquiliza más, que yo diga: "hola, ¡mira que guapa viene Luisa!" o "¡Hola! ¡Todo es un infierno y nos vamos a pique! Y la culpa es de Luisa que viene feísima hoy...!".

Yo ya no hablaba para la guía, yo refunfuñaba en voz alta.

-¿Y sabe qué? -seguí-, ¡que le pregunté a uno de ellos por qué era así! ¿¿¿¿Y sabe lo que me contestó????

-Distracción de la propia mente -dijo la guía.

-¡Me dijo que se aburría, que no quería estar ahí y que lo único que se lo hacía llevadero era criticar a todo el mundo!

Y esto es LITERAL.

Vale, pues esto que yo llamo: "humanidad, vete a paseo me tenéis harta, que os ayude Rita... etc.etc" la guía lo llamo: Lo terrenal.

Ains.

Luego hablamos de la culpa. Dado que la buena mujer no se parece en nada a mí (energías/carácter) y, desde luego, no se conduce como yo (y es budista), pues me pregunté a mi misma porqué de todos los seres del Universo yo estaba precisamente hablando con ese. Y entonces ya no me fijé en las palabras, me fijé en ella.

Me dijo lo mismo que me había dicho mi madre. Lo mismo. Falta de educación, falta de valores, añadiendo cosas que espero que no sean así. Y luego me habló de ... espera, ¿qué dijo sobre ser guardianes y no se qué de el ejemplo? Demasiada información en solo 15 minutos de charla. Resumiendo: que en la historia del autobús yo no tenía que tener culpa.

Y ahora os cuento la historia del autobús. Cosa que me dije a mi misma que no haría.

Nelly y las dos señoras del bus.

Un poco antes de caer enferma y ya muy enfadada subí en el autobús. Por facilitar al resto de usuarios, en lugar de plantarme donde yo más cómoda iba, me fui al final del bus. Lo primero que le dije a Coso (pongamos aquí Coso como "parte mental que sólo percibe pero no juzga") fue: "cómo va el bus, fíjate, ni los asientos de la gente mayor están libres". 

Me fui al fondo. Subieron 20 personas más. 

En el fondo había un joven apoyado contra la pared del bus (final del todo) una chica más joven que yo sin tener dónde agarrarse, en el hueco del pasillo que existe entre los sitios de 4 asientos. (Anillas en lo alto, no hay barra)y luego en el desnivel de la última barra lateral (ay qué incómodo) me puse yo. ¿Por qué? Para dejar que la gente pudiera entrar, decidí no ir tan cómoda pero echar una mano. No había más sitio. Imposible.

Y de pronto veo a dos señoras mayores (arregladas, amigas, distendidas) diciendo:

-Dejen paso, dejen paso... dejen paso... por favor dejen paso.. dejen paso.

YO pensé:

"A ver, tienen dos ojos, y no hay espacio físico en el bus, digo yo que si yo lo veo... ellas lo ven"

Llegan a mi posición: dejen paso, dejen paso...

Aquí vino mi error.

En lugar de contestar mal, de dar una orden, de no moverme, etc.... les dije algo tímidamente y ellas contestaron:

-Es que vamos al final de línea.

(*****)

"Igual que yo" contesté.

Ni caso.

No oyen, soy invisible. 

En un esfuerzo, dejé de respirar y me apreté contra las barras del pasillo. Y aquí es donde viene el problema.

Es como cuando dejo que el que hace la rotonda por dentro casi colisione conmigo. Mi duda es: "¿en qué momento el otro ser humano se va a dar cuenta?". 

En lugar de:

-Mire, señora, no hay sitio, de usted la vuelta y busque otro lugar.

Pero no.

La buena señora metió la cabeza y medio cuerpo por el pasillo, espachurrándome. Y entonces al ver otros dos seres humanos que se veían DE LEJOS, y arrancar el bus, comprendió que no tenía donde agarrarse. Casi se cae. Y le escucho decir:

-Ay, no hay sitio, no hay sitio, Pepa... -a su amiga.

Yo sigo espachurrada contra la barra. Entonces noto que la buena mujer pretende quedarse ahí, a presión, ocupando mi espacio vital y sobre mis pies.

Y ahí, me giré y muy harta, le dije:

-¿En serio señora va a viajar usted encima mío?

Con un enfado... con un nivel de estrés de 12 sobre 10. Y tan rápido ocurrió esto noté un agudo sentimiento de culpa. Tanto, que yo misma le busqué un asiento y la senté poco después (lo gracioso es que me pisó tres veces y cuando yo esperaba para salir del bus, oigo a mis espaldas: ¿te puedes quitar?) Era surrealista. Es como "la señora pesada que ha venido a ponerme a prueba".

El problema fue la culpa.

Mirad, esto es sencillo. Mi energía es de cierto tipo. Y mi aspecto. Pero yo ocupo un espacio voluminoso (mido 1,69, no soy pequeña) y a veces me pregunto si los otros seres humanos son realmente idiotas o si yo tengo una capa de invisibilidad.

Mi amigo Canario dice: "Es que si no lo valoras tú, cómo van a valorarlo otros".

Tiene toda la razón.

Así cuando el idiota me adelanta por la derecha y lo veo dirigirse directo a un autobús y frena y entonces misteriosamente necesita volver al carril que le corresponde y yo estoy en él. A veces cuando realmente hace amago de meterse delante, frenamos y le miro.

-¿Cabes? 

Y él se enfada.

-¿En qué planeta cabes, hijo mío? -me dan ganas de decir-, ¿de verdad si lanzo una canica sobre una mesa eres tan tonto que viéndola rodar no sabes dónde estará dentro de nueve segundos?

¿Entendéis mi enfado?

Os pongo otro ejemplo. Estoy en la cola del super y noto las prisas de la señora de atrás sin mirarla. Es que se nota en el propio aire. Y de repente, pam, se pega a mi compra. Me empuja. Me mueve los productos.

¿Quieres jugar así? Muy bien. Mantengo posición. Y si la buena señora no es capaz de respirar y calmarse, me giro y pum...

-Ay, ¡perdone! ¿Es su compra? ¿O es mía? ¡Espere, esto debe ser mío porque como lo tengo encima de mis barras de pan!

Haz ademán de llevarte el champú de la señora ya verás como lo entiende.

Pero no se dan cuenta de que estoy siendo agresiva.

Mi forma de ser agresiva es tratar al otro como si fuera tonto.

Y no lo pillan. O pongo un ejemplo con un señor que me sacó de quicio hace muchísimos años.

Contrata el servicio y se cancela por impago, 5 veces. Cuando habla conmigo me echa una fenomenal bronca porque le estoy cancelando el servicio sin su permiso. Y entonces le dije:

-Mire, ¿sabe lo que ocurre? Que yo se lo quiero dar gratis... pero resulta que luego me llaman otros clientes, el resto del país, y me dicen: jo, ¿por qué yo tengo que pagarlo? y se enfadan, ¿sabe? y yo les digo: a ver, para el señor XX es gratis. Pero porque sí, porque es así, a ver, ¿por qué iba a usted a pagar? La empresa no se lo puede exigir, no estamos aquí para cobrar por el servicio,... Y señor, XX, los otros no lo entienden. Y no sé qué hacer. ¿Cómo puedo explicarles yo que para usted es gratis? ¿Sabe? ¿Me ayuda?

Ante esto, el cliente no sabe si le estas tomando el pelo o no.

Y lo veo en sus ojos.

Y me pasa con más gente.

Y no sirve para el propósito que tengo. 

Un ser humano normal elevaría el tono y diría otras cosas a ese señor.

Y eso es un problema.

Si yo me giro en el bus y le digo a las señoras las cosas como las siento:

-Oiga, ¿ustedes no ven cómo va el bus? ¿Qué pasa están ciegas o tontas?

Las voy a asustar. Mucho.

Y yo no quiero ser así. 

Pero si me callo sufro porque me pisan.

Un ser querido, me dijo: ya estabas enfadada. Si estuvieras bien, te lo tomarías de otra manera.

Así que hay tres opciones, o decirlo (seres humanos cabreados diciendo cosas a su santa razón los tenemos cada día. El que sale de la rotonda por el carril interior se cree con toda la razón del Universo), eso ya lo tenemos. No decirlo (estrategia actual/ mala) o....

.... trabajar el estado de ánimo para poder decirle a la señora antes de ceder espacio:

-Oiga, no hay sitio. Yo estoy en la última barra a la que usted se puede agarrar, por altura. No puede pasar. Si pasa se va a caer y se va a armar una muy gorda en el bus. 

Y que me escuche.

Vale, pues ese es el reto.

Ese es mi reto.

;=)

La guía me dijo: "¿culpa por decirle lo que dijiste? ¡Ni de broma!" Si es ella las echa del bus y que repitan la forma de subir, jajajajajajja

En fin.

Saludos!!! 

Cuando yo llego a ese límite, estoy muy disgustada. 

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