El efecto Diderot

Tomé café con mi amigo en la distancia (cuando vino de visita), tiene una jovialidad inesperada que se ve cuando le miras a los ojos. Una especie de eco de otras vidas, no sabría explicaros, algo que contradice su sabiduría. No esperaba esa reminiscencia soñadora. Pero me gustó encontrarla ahí. De hecho, incluso se podría decir que es la base de su carácter. Creo que nos caímos muy bien. Tiene valores. 

Hablamos y una de las cosas que salió en la conversación fue el efecto diderot.

Yo no lo conocía. Me contó una historia:

"Diderot era pobre y tenía muebles viejos, ropas viejas, todo viejo. Un buen día, la reina le regaló una bata. Cuando se puso la bata, se dio cuenta de que la bata no iba para nada con el resto de cosas que le rodeaban. Así que compró un sofá nuevo, una cama nueva, ropa nueva, zapatos nuevos... Lo cambió todo por una bata. Y, claro, como no tenía dinero para pagar todas aquellas cosas, se arruinó".

-¡JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJ! ¡Jajajajajjajajaja!

-Y así funciona nuestra economía. Vivimos 20 años en el futuro.

¡¡Jjajajajajaj!!!

-Porque tú no te compras un vestido sólo, ya que necesitas un bolso a la par, y con el bolso van los zapatos. Y con los zapatos va el local al que sales; y con el local al que sales va el coche con el que aparcas y...

Me hizo mucha gracia la idea.

-¿Lo ves? No acaba nunca. Ese placer efímero dura el día en que usas el bolso. Porque luego necesitas más.

(otro bolso)

Tras esto, le dije una cosa:

-Oye, yo no sabía que se llamaba así pero también uso ese efecto.




Y le expliqué:

"Algunos días me levanto y pienso que está todo mal. Cuando pasa eso, (no necesariamente al amanecer), miro a mi alrededor y me digo: vale, ¿qué puedes ordenar/arreglar que sea pequeño y no te cueste tanto?"

Generalmente, la mesita de Buda.

Tras ordenar la mesita de Buda, pongo en orden el sofá. Cuando tengo en orden esas dos cosas, pienso: bueno, pues ahora solo hay que quitar de ahí esos zapatos. Una vez ordeno la mesita, el sofá y los zapatos, pienso: "¡Ay, qué bien tengo el salón!" y decido ordenar otro cuarto... al final del proceso lo miro todo y me digo: Ahora sí que soy guay"

Mi felicidad depende de ordenar una mesa.

Sé que es una tontería, pero una cosa lleva a la otra...

-Así que yo uso eso que tú llamas "efecto Diderot" para sentirme bien conmigo misma.

(¿Qué sí está bien en tu vida? ¿hay algo más que esté bien? ¿y algo más, también? ¡Vaya, ya son tres cosas! ¿Podríamos tener alguna más que esté bien y haga juego con ellas? ¡Estupendo, pues ya hay más cosas buenas que malas...!)

Es cierto,... que la gente se compra cosas a juego con el status.

Pero, tened en cuenta que yo aparcaba un citroen Saxo de 21 años, junto a los coches de los demás Supervisores y jamás me sentí de menos. Es más, adoraba ese coche. 

Lo que intento decir es que aparcaría orgullosa una bicicleta entre lamborghinnis. No siento sustentable en nada el status que da la publicidad. Y he trabajado en publicidad. Y la abandoné por frases como: "Si una mujer no tiene este pintalabios... no vale nada". Perdona, la mujer vale mucho antes de tener el pintalabios. 

Leed No Logo.

Pero bueno, ojo, que la publicidad me encanta (algunas cosas) y es comunicación.

Sólo digo que tener que comprarte unos pendientes con un dinero que no tienes, para engancharte al círculo del deseo, porque tienes un bolso muy caro, ¡jajajaja! es absolutamente ridículo.

Saludos!!!! 


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