Últimas cosas que aprendí.
La experiencia es la mejor maestra, cobra caro pero es muy clara... ¡jajajaj!
1) Enseñanza: hace unos años, tres amigos quedamos en un bar irlandés. Nos pusimos a hablar y la conversación derivó en religión y política. Mientras mi mejor amigo observaba la escena, mi otro amigo y yo empezamos a discutir,... y discutir, y discutir,.... Al final yo grité: "¡¿Pues sabes qué? A lo mejor no quiero un amigo como tú!" y él gritó: "¡Pues yo igual tampoco quiero una amiga como tú!". Y así acabó la disputa. Al llegar a casa, me pregunté a mi misma: "¿¿Pero qué es lo que ha pasado??" Al día siguiente, mientras mi amigo músico se reía y decía: "la que habéis montado", yo hablé con él:
-Oye...
-Sí... Nelly...
-Sí, oye, siento lo que ha ocurrido.
-Me siento avergonzado.
-Pues anda que yo. ¡Qué vergüenza!
Seguimos siendo buenos amigos. Y la enseñanza para mí fue esta: "Las personas por encima de las ideas"
Que una persona tenga unas u otras ideas, no cambia su identidad. Es "una persona" con ideas equivocadas o no. Pero las ideas y la persona NO son lo mismo.
2) Enseñanza dos: Siempre he sido "vulnerable" ante las quejas digamos, de los demás, porque me las creo. Así que ciertas cosas de mi curro me afectaban muchísimo. Debido a algo que tiene que ver con la "enseñanza tres" que ahora os voy a narrar, me ha ocurrido la semana pasada algo que antes me ponía nerviosa y ahora se convierte en ruido de fondo. Es decir, antes me venían con quejas y yo me desvivía por arreglarles la vida. Ahora esas quejas son como lluvia en el cristal. De hecho, me da una nueva herramienta porque empecé a quejarme yo (hablando sola en voz alta) el otro día y de repente dije: "¡Coñe, si parezco Menganita!" Y todos se echaron a reír. De verdad, estas cosas me cuesta mucho aprenderlas. Porque a mí me salta la señal de "¡¡Peligro!!" ante casi cualquier cosa.
3) Enseñanza tres: debido a lo que ocurría con lo que propició la enseñanza dos (el ambiente) + otra crisis quizá más grave (falta de un apoyo que creía vital), me bebí dos copas enormes de pacharán, la segunda la pidió un amigo. Y.... bueno, en esto no hace falta entrar otra vez. Enseñanza: el alcohol es tóxico. No un poco tóxico, no un "ji ji, jo, jo, qué gracia me hace", como era antes. No. Cuando estás estresadísima y triste, te bebes la misma copa que ha pedido tu amigo pero de pacharán (sin saber lo que es el pacharán) y ... la noche acaba con que te mareas, te caes al suelo y vomitas todo... (anteayer pedí un roiboos, me reí con una amiga super divertida, y también vomité, y había pasado una semana y ya la cosa me empezó a preocupar, porque ahora lo más mínimo me da náuseas); pues llegas a la conclusión de que no quieres ver ni probar, ni tomar una pizca de alcohol en muchos, muchos muchos meses. Y aprendes otra cosa más. Normalmente, cuando yo veía algún borracho o algún humano vomitando en la calle pensaba: "Será posible. ¡Vivo en un planeta de tontos irrespetuosos!". ¿Por qué tengo yo que ir dando saltitos porque la gente es tan *****? Bueno... ahora lo que siento es lástima. Es decir, ¿y si ese pobre borracho en realidad está borracho porque está triste y deprimido y las circunstancias le han llevado a refugiarse en una sustancia tóxica? Entendedme, no es que vaya a mirar con compasión y comprensión a todos los adictos del mundo. Sólo digo que las cosas no son tan fáciles como a mí me parecen. Son fáciles cuando estás fuera.
En resumen:
En ciertos contextos, las quejas son solo ruido y no hay que hacerles caso. (*Saber de antemano cómo va a ser un ambiente hace que el ambiente sea "como debe de ser", por lo que no hay que asustarse)
El alcohol es tóxico. No un poco tóxico... es tóxico de verdad.
¿Qué es lo último que habéis aprendido vosotros? ¡Venga, a ver quién se atreve a compartir algo!
=)
0 comentarios:
Publicar un comentario