Un amigo mío tiene una PSP4 y hace unos días me invitó a jugar a un "juego de miedo" (que no es este). La historia era corta y me recordaba muchísimo a Silent Hill. No os desvelo el final pero sí que puedo contaros que mi torpeza a los mandos nos hicieron perder personajes. No sé dónde está la X, no sé dónde está el círculo y en lugar de mover el personaje, muevo la cámara. ¡Un desastre!
-Bien, este ya está. Este se ha terminado.... El máximo exponente de estos juegos de decisión para mí es Detroit, ¡te lo voy a poner! ¡Tienes que probarlo!
Detroit va de unos androides que -yo creo- están descubriendo la identidad.
De nuevo soy torpe a los mandos. Llevo un personaje que es negociador y analítico. Un replicante, que va buscando divergentes. Bien, la segunda historia la hace mi amigo (el ayudante de un pintor) y la tercera me la da a mí. Soy Kara, una chica que limpia.
La historia arranca con que un hombre desagradable y agresivo me lleva de la tienda a mi casa. Dice algo sobre que "tuve un accidente tonto" y me han tenido que reparar. Llego a la casa del señor y veo una niña llamada Alice. Al ver a la niña se me encoge algo dentro. El ordenador me pide limpiar. Bien. Limpio.
-Oye, J. -digo a mi amigo-, ¡esto ya lo hago yo en casa!
-¡Jajaja! ¡Por eso te lo he puesto! ¡Jajajajaja!
-¿Querías verme limpiar?
-¡Es que sé que lo haces todo el tiempo! ¡Jajajaj!
Pienso: "Si el juego va de ordenar este desastre, me va a resultar fácil".
Subo. Bajo. Hago la colada. Ordeno los cajones. Recojo la guitarra. Limpio las cervezas. Friego los platos. Hablo con la niña. La niña lee libros y no se atreve mi a mirarme.
A la hora de la comida ese "loco" psicópata que la tiene a su cuidado estalla y le da un bofetón. Y yo, claro, parada mirando. La niña lee muchos libros. Intervengo, me ordena quedarme quieta y como soy un robot...
Bien, la siguiente historia la hace mi amigo y la siguiente yo.
-¡Toma, que esto va a ser bueno! ¡Ahí tienes a Kara!
De nuevo el padre de la muchacha la culpa de todo. "¿Quieres intervenir?" me pregunta el juego.
Intervengo.
"¿Quieres intervenir?"
Intervengo.
"¿Quieres intervenir?"
Una vez, y otra (hasta aquí, lógico en una historia), la tercera vez quizá no es tan lógico para el personaje. Me llevaría un golpe. El padre se gira, me prohíbe hacer nada y veo cómo la niña sube las escaleras huyendo y -me parece-, que el padre detrás. Pero tengo una barrera que no puedo pasar. Sólo oigo las voces... cosa que me provoca algo que me pone nerviosa. El juego te da opción a romper la barrera. La rompo. (voces arriba)
En la parte derecha de la pantalla, es decir, en la planta baja, salen unas letras:
Razona con Todd.
No sé dónde está Todd. "¿El juego me pone las palabras en la planta baja porque debo ir hacia allí?". Eso lo pienso pero estoy subiendo las escaleras. Sé dónde está la niña. La niña está arriba. Me da igual Todd.
Llego la pasillo y de nuevo me confundo (O no) con el mando y lo que hace mi personaje es que a mitad del pasillo gira hacia atrás, como si no se atreviera a ir a esa habitación. Es un titubeo humano. Yo no lo he hecho a posta, pero queda increíblemente bien. De nuevo vuelvo sobre mis pasos, como si diera una vuelta pensando qué hacer, y entro en la habitación izquierda. Voy directa a la mesilla, me agacho...
(.....Razona con Todd....)
Cojo la pistola.
-¡¡La leche!! -oigo gritar a mi amigo. Que acaso no recuerda que limpiando allí vimos una pistola-, ¡Jajaja! ¡Pero Nelly! ¡pero NELLY!
Razona con Todd.
Me levanto. Voy a la habitación de Alice. El hombre la está pegando. Mucho.
(Razona con Todd)
Te voy a decir yo cómo se razona con Todd. Levanto la pistola:
-¡Tócala de nuevo y te...!
-¡Jajajajajaj! -mi amigo no se cree lo que está pasando.
Todd avanza hacia mí. De un manotazo me quita el arma. "¡Pues vaya!", exclamo, y me golpea. Me dirijo entonces a mi "interior":
((Salva a la niña. Me da igual cómo lo hagas pero salva a la niña))
Ya lo he dicho, soy torpe con los mandos. Pero segundos antes de que el ordenado pida la X, no sé cómo, sé que la va a pedir. Pulso la X y al instante la máquina la solicita, y entonces lanzo un puñetazo a Todd que hace que mi amigo grite: ¡Muy bien! ¡MUY BIEN! ¡Cómo has hecho eso!
("Razona con Todd")
Razona tú con él.
Todd está muerto.
Mi amigo me mira.
-¡Yo no logré salir de la casa! ¡Ha sido increíble!
Mientras mi amigo juega a su juego comenta algo sobre "el instinto maternal". No, no ha sido eso. Ha sido el "Razona con Todd". Él no lo sabe pero... en fin.
De nuevo me pasa el mando y vuelvo a ser el androide negociador enviado a eliminar divergentes. Entro en un bar. Y no sé por qué este personaje me resulta fácil de entender.
-Tienes que analizar las caras y buscar al teniente...
Chequeo el bar. Este, el de pelo blanco y la copa en la mano.
Justo antes de hablar con él me doy cuenta de algo. Para mí, el personaje que llevo ahora es el héroe. Es decir, tenemos un chico pulcro, ordenado, correcto, seguidor de las normas. Lo bastante abierto como para permitir que su vida cambie (porque el videojuego va de identidad. Westworld=androides y la identidad. El Atlas de las Nubes=investigador que interroga a Sonmi 451) Soy el androide que partiendo de un lado de la línea (seguir la norma) va a cruzar al lado de aquellos a los que persigue (¿qué es estar vivo?) Lo tengo claro. Miro a mi amigo y entonces me doy cuenta de que ese androide no tiene mi personalidad, sino la personalidad que admiro. Por tanto, los humanos lo desprecian pero él no se ofende; es analítico. Hace su trabajo,... es mejor que los que le rodean.
Es firme. No es inseguro.
No sería amable con el teniente, (sé cómo es), le vacío la copa y le digo que se ponga en marcha, pero si alguien le llama "muñeco de plástico", no me ofendo. Yo sé quién soy de lo que soy capaz.
-¡Pero tía, qué haces! ¡Jajajaj!
Que ¿qué hago? Hago que no me afecten las estupideces humanas porque mi inteligencia es superior. Pero no lo voy a demostrar. Tras ser firme y en palabras de J. "borde" con el teniente, lo saco del bar, del fondo de su botella, de sus lamentos, y ambos vemos que aumenta su afecto hacia mí. Respeto, más bien. Además, no me quedo en el coche, le desobedezco.
-Vaya -J se sorprende.
-J. no lo entiendes. Estoy llevando al personaje como si fuera el hombre... del que me enamoraría.
Claro, aumenta el respeto porque si tienes a alguien ahogándose en su depresión y malestar, no sirve de mucho ser amable y bueno. Lo que tienes es que pedirle que haga su trabajo y mueva el culo fuera. Pero como soy un androide no lo digo con esas palabras, lo digo con normas. "Sí, podría golpearme pero soy muy caro de reparar..."
Tiene soluciones para todo.
Tenéis que ver al personaje negociando porque solo con diálogos os va a sonar más borde.
Kara= protectora. Pero rompe normas, para cuidar de Alice acaba robando en una tienda y eso le hace perder parte del afecto de la niña. Kara es más imprevisible. No es moral, sobrevive como puede. Ya ha roto la norma, ya ha desobedecido y su única prioridad es salvar a la niña que cuida.
El androide (Connor)= bueno... este es difícil de catalogar. Connor es inteligente. Sólo sigue pistas y analiza, resuelve casos. Connor hace todo lo que le dicen los humanos y también conseguí que un divergente confesara durante el interrogatorio. Empatizando. Le pregunta: "¿Cuándo empezaste a tener emociones?" y eso me puso a mí nerviosa. El personaje de Connor es... bueno, sería, quizá.... copiable en novelas. Porque si lo sé llevar en un videojuego lo puedo reproducir en libros. A este androide le pones un problema y lo resuelve. Anticipándose a lo que van a responder los otros, en cierto modo es un maestro de la empatía, sin ser humano.
Es como la creatividad, lo analítico... sin emociones.
El personaje al que detiene y al que interroga le dice: "La verdad está en tu interior". Y eso le desestabiliza pero no lo sabe. Es un poco Blade Runner, pero me siento muy cómoda con él.
^_^ No jugamos más. Mi amigo me dijo: "Pues luego vas a llevar al policía que persigue a Connor".
¡Bah! ¡Me niego a eso!
Por cierto, mañana os digo dónde comprar mi nueva novela. Se llama La Sombra de Melpómene. Ahora está en preventa. Te la mandan a casa y -si quieres-, yo te la firmo (pero para eso la editorial te pide los gastos de envío).
¡Mañana lunes os cuento más!
Feliz domingo!!!
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