MMmmmmmmh.... sé que dije que no compartiría cosas demasiado personales con vosotros pero... estoy de buen humor así que voy a contaros un secreto sobre mis plantas.

Yo tengo muchas plantas en casa. Y están extrañamente preciosas. Puede tener que ver con que me gusta de vez en cuando regarlas con vaporizador. Eso hace que una de ellas tenga hojas más grandes que mi mano abierta. Leí en internet que le gustaba. También tengo tomates, una palmera, y plantas que misteriosamente han saltado de una maceta a otra. Hoy os quiero hablar de los tomates. Han crecido más de dos metros (yo ilusionada porque eran cherrys) y no caben, se inclinan para todos lados... son como largas varillas salpicadas de tomates que arrastran el tallo y se doblan para todos lados. Probé a sacar una "afuera" y colgaba tanto que iba a llegar al vecino de abajo. Y me puse a pensar....

-¿Se pueden cortar los tomates?

-Hombre, Nelly, no sé... suelen echar tomates en la punta.

Ya. Pero mi imagen mental de aquella tomatera no tenía nada que ver con la planta estrambótica que arrastraba su "melena" por todos lados. Y sí, tenía tomates, verdes y sin variar.

Hasta que hace dos días y después de contemplarla durante media hora me dije: "Se acabó". Tú prueba a cortar y si la planta se muere o sufre... pues ya sabes que no se puede cortar. Agarré las tijeras y ¡ZAS! le corté un trozo a una de las tomateras. Hoy me levanté y donde antes había una larga melena ahora hay ¡tres nuevos tomates!

-¡Ay va!

Hum.

Eso sin duda tiene que ver con el ciclamen y otra planta. Veréis, yo tengo un ciclamen. Tiene diez años, y en verano se seca. Es tremendo, un ciclamen que ha aprendido a secarse y renacer. Deja una hoja fuera, es muy gracioso, y se seca lo demás. No sé cómo, también ha nacido otro en la maceta inferior, que ya ocupaba una planta trepadora cuyas hojas son más grandes que mi mano. La trepadora... ha trepado tres niveles de mueble para lanzarse a por los tomates (es para verlas) y en su pie ha nacido un ciclamen. Yo lo miré cuando probaba un nuevo sistema de riego (era muy chiquitín) y dije: "pues vale". A raíz de ese sistema, de la noche a la mañana el ciclamen se ha vuelto tan grande como su mamá (o papá, a saber) y pensé: "bueno, vale", y dos días después la trepadora se volvió loca. Si el ciclamen echa una flor, la trepadora un porrón de hojas verdes y nuevas, a sus pies. Y piensas, ¿pero qué...? Ahora mismo tengo un ciclamen nuevo y otra trepadora nueva. ¡Jajajaj! No sé, esa planta lleva tres meses con la base igual y de repente, ¡pum!

Caso más curioso el de la palmera. Tuve la feliz idea de ponerla al sol. Y regarla. "Es una palmera, se imaginará que está en la selva tropical". Ya. La selva tropical unas narices. El sol de Madrid (altiplano, aire seco) no tiene nada que ver con la selva tropical. Metí la palmera en casa y me dije: "Pues mírala qué feliz". Esto fue el día 0.

Día 1. Me levanto y en las hojas de la palmera veo unas manchas amarillas y alargadas.

-Ay va....

Día dos. Las manchas amarillas son quemaduras que se extienden por todas partes.

-Igual que la piel humana.

Día 3. La palmera está quemada. Suerte que justo tenía una hoja nueva y fuerte por nacer, que sigue apuntando al cielo y plegada sobre si misma. Las otras hojas tienen heridas. Quemaduras.

Y algo en mi interior dice: "pues sí eso es lo que le hace a una planta, imagínate en tu piel..."

Algo me dice que no pienso volver a ponerme "al sol" cual lagartija nunca jamás. Y todo gracias a la palmera.

Igual que un ser humano. Cuando te quitas del sol "oh, si no ha pasado nada", y poco a poco, al pasar las horas, surgen las quemaduras. No, no, no. A partir de entonces, poda, regado con vaporizador y nada de sacar la palmera. Esta feliz, por cierto. Tiene mucha fuerza.

Y estas son las historias de mis plantas. Moraleja: no os pongáis al sol en las horas centrales del día y un poco de competencia nunca viene mal. Pero un poco. Yo no sé el nuevo ciclamen y la trepadora a qué acuerdo van a llegar. Pero no parecen infelices.

¡Buen día!