Libro de referencia: Willy Wonka y la fábrica de chocolate.

 


Anoche tras terminar el libro de Stephen King, decidí optar por lo más ligero que tuviera en el ebook. Para "desestresarme". Y elegí Charlie y la fábrica de chocolate.

Lo recuerdo de mi primera lectura, es decir, recuerdo las sensaciones del libro cuando era niña. Igual que recordaba el cuadro de Narnia de la travesía del Viajero del Alba. Pero no recordaba haber leído el libro. Os cuento esa anécdota y luego vuelvo a la que nos ocupa. Cuando yo era pequeña devoraba libros. No digo leer, sino devorar. Un día, al hacerme mayor, fui al cine con unos amigos; me senté y me puse a ver una película sobre un armario y unos niños... y un león. Yo miré la pelí... miré la pelí... miré más la pelí... y nos acercábamos ya al final y no reconocí nada. 

Salvo a Aslan.

Era como un run-run de fondo. Y no le conocí por el nombre. Era otra cosa.

La sensación de ese "ansiado" león que ... viene pero no viene, que está pero no esta... Esa esperanza. Ese run run....

De pronto, en el final, me vino esto a la mente: "ellos tenían más suerte que otros niños porque su mundo imaginado era real..." 

¿Ellos?... ¿ellos, ellos... qué? ¿suerte? ¿De dónde viene esto?

Un cuadro que inunda una estancia.

Me removí en la butaca. Agua por todas partes.

Aslan.

¿Hum?

"Todos huyeron de la isla porque recordaron también esos sueños que no eran amables...."

Una isla... donde los sueños se hacen realidad.... ¡Y Aslan!

-¡¡Un momento, un momento!! -dije-, ¡yo conozco esta historia! ¡Yo conozco a ese león!

Pero no. No había armarios, ni faunos, ni reinas de hielo... ¿entonces por qué les conocía? ¿De qué? Si no era la misma historia.

Por el león. ¡Aslan! Yo recordaba de niña lo que Lucy sentía por Aslan. Tooooodo el libro esperando a que Aslan apareciera.

El libro que yo había leído era La Travesía del Viajero del Alba. 
Como os podéis imaginar, al llegar a casa busqué en Internet, a ver por qué recordaba cosas de una película que no había visto. Y es porque yo conocía la segunda parte. El libro de la segunda parte. 

Un cuadro inunda una estancia... un país imaginado que es real para esos niños... Una isla donde se hacen verdad los sueños (y las pesadillas).

Imaginaos, estaba viendo la primera entrega de un libro cuya segunda parte me había leído con siete años.... fue como viajar en el tiempo. Y lo que recordaba era el cuadro y a los marineros huyendo de una isla porque allí los sueños se hacían realidad. Y como cualquier niño pensé: "jo, pues que chollo, vamos a esa isla" y el narrador dijo: ya... porque las pesadillas no... ¿cuentan? Y los personajes huyen y yo como lectora miraba para ellos... un poco apenada. Sentía curiosidad.

Lo mismo sobre recuerdos procedentes de la infancia me pasa con Roald Dalh. Recordaba la primera vez que se cargó un personaje. Me explico: antes de pasar aquella página y mientras el chico más gordo era absorbido por el tubo de la fábrica, yo me dije, (y recuerdo claramente este pensamiento): "Tranquil@, no puede matar al niño. Esas cosas no pasan, está prohibido. En los libros... los niños no mueren". Y tal cual pasa eso, ¡pum! allá va el personaje.

¡JAJAJJA!

Recuerdo el brinco que dio esa cosa que yo llamo "mi yo interior". Ruptura de una norma. Pidiendo más explicaciones al respecto.. 

-¿¿Pero qué....??

Y le di la vuelta a la hoja buscando algo que colocara de nuevo en orden el mundo. Y la leí otra vez (no me he debido enterar bien) el último párrafo... y sí, ¡pum! Lo mata... lo mató.... Se fue. Por el tubo. Murió. Pump.

-Pero... pero....¿¿¿quién ha escrito esto?????

¡jajajaj! Así conocí yo a Roal Dalh. No me gustan muchos libros de él, pero la esencia, la vi en ese instante. Y esa esencia decía tengo un punto malvado... Todavía a día de hoy no lo sé explicar y me parece un genio. Por supuesto, los personajes no mueren, sólo lo parece. Pero ese "lo parece" es importante.

Qué cara de idiota se me quedó.

Lo mismo que cuando fui a ver It, sin leer la novela. A mí se me quedó cara de idiota y mi compañero de butaca empezó a gritar: ¡¡CÓMO MOLA ESTA PELÍ!!. Y supongo que yo seguía con la norma interna de cosas que no pasan. Y sí, la primera escena de It se meriendan a un niño. Teníais que ver mi cara en el cine. 

Es esta misma "captación de esencia" del autor lo que impide que me guste Ray Bradbury. Estoy absolutamente convencida de que miente. Me explico: Fahrenheit 451 tiene una escena en la que presenta a un personaje con la luz de la luna reflejándose en su rostro de porcelana, para acto seguido describir una escena de la esposa del prota tumbada y enferma en el salón. Esa escena está hecha con crudeza a propósito. Luego, para mí, uno de los dos tonos es mentira. O el mundo brilla bajo la luz nacarada de las mariposas lunares, o las tripas están abiertas y el salón lleno de sangre. Ambas cosas, en el mismo autor, no son ciertas. Una es él, y lo otro un recurso. Curiosamente, lo que a mí me pone la piel de gallina porque creo que me miente, hace que los demás lo tilden de genio, justo por mezclar ambos estilos. Yo creo que él es el despiadado, y la luz de la luna y las mariposas nacaradas "la mentira". ¿Y por qué? Porque cuando lo leí en un recurso era magistral y le salía natural y el otro quedaba forzado y falso. Es mi opinión. El porqué lo hace o cómo lo hace,... es cosa de él. Pero como yo no lo tengo claro, mejor me aparto y no lo leo...

Esa esencia extraña del autor se ve en sus libros. Y... resulta difícilmente imitable. Es la voz de cada uno, lo genuino de cada uno. 

¡Pero se puede imitar! Si quieres... 

Así que ahora estaba acabando los últimos retoques de la novela del ... (jo, casi os suelto el título) de primavera, de misterio, y de repente he pensado, ¡eh! ¡Roald Dahl! He abierto el E-book (perdón, lo he encendido jajajaj) y con él abierto y basándome en el ritmo de los diálogos he cambiado las escenas. Por supuesto, si a alguien le digo: "Busca el parecido entre esta escena y Roald Dahl", me va a decir:     ¿qué? Ninguno.

Y sin embargo es lo mismo.

Y tras esta bonita "chapa" vuelvo a mi novela.

Podéis quedaros en resumen con: escribo rodeada de genios y soy una copiota, jajajja.
Como buen creativ@.
¡Jajajja! 

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