Oficio: La Felicidad.
OFICIO: LA FELICIDAD
Somos una agencia de empleo especial. Sólo damos un empleo nuevo a los que se sienten muy desafortunados. No basta estar un poco alicaído, mi agencia se dedica sólo a los casos más graves de abatimiento y desánimo.
-¡Buenos días!, no encuentro trabajo de nada. Mi mujer me ha dejado. Mi hijo no me respeta. No valgo para nada, estoy muy deprimido. He engordado siete kilos...
-No se preocupe, señor -respondo con una sonrisa-, yo tengo un buen trabajo para usted. A partir de ahora va a ser paseador de perros.
No tengo que esforzarme, el ordenador encuentra el trabajo más apropiado para cada candidato. Basta introducir la huella dactilar y auscultar con un aparato especial su corazón.
-¡Muchas gracias! Este trabajo no tiene nada que ver con los que he desempeñado. Yo era registrador de la propiedad. Pero si usted dice que me hará más feliz...
-Es extraño, pero siempre funciona.
En diez meses he encontrado un sinfín de empleos para personas desgraciadas: convertí un abogado en catador de dulces, un periodista en inspector de calidad de una empresa de patatas fritas, una peluquera en hada madrina a tiempo parcial y un informático en un calienta camas humano.
Todos ellos fueron más felices que antes, a pesar de lo estrambótico de su profesión.
Hasta el día en que Vicente se presentó a pedir un empleo. Era un joven de unos treinta años, sano, de aspecto agradable, emprendedor. Pero se sentía el hombre más desdichado del mundo porque había perdido a su prometida y su negocio el mismo día.
-¡Lo mío no tiene remedio! ¡Se ha marchado con mi socio! Y la empresa a pique...
-Según el ordenador sí lo tiene: puede trabajar como “investigador de nieve”, para la agencia de Medioambiente.
-¿Me toma el pelo? ¡Es ridículo!
-Pues es su nueva profesión....
-¡Esto es absurdo! Si estuviera en mi lugar y viniera a esta agencia y le dijera algo semejante, ¿aceptaría un empleo tan extravagante?
-De hecho, yo estaba mucho más deprimida que usted cuando me quedé en paro.
-¿De veras?
-Pensaba que todo el mundo tenía éxito menos yo. Comparaba constantemente mi vida con la de los demás y me parecía que todo el mundo era feliz.
-¿Y qué hizo?
-Vine a esta agencia y me dieron este empleo.
FIN.
0 comentarios:
Publicar un comentario