En el que hago una buena acción.

 

Iba caminando por la calle, hablando con una persona que sabe mucho, consultándole sobre unos temas de impuestos, crisis, subidas a autónomos y demás.

La persona en cuestión me decía cosas, y mientras yo caminaba y mientras la persona me decía más cosas, yo me giré siguiendo la acera y di con una valla.

Una valla, una obra, y fin. 




(¿...?) 

Algo me preguntó sin palabras, esa cosa interior que creo todos tenemos "dentro". 

Y yo contesté:

"Pues hasta la valla. ¿Tiene algo de malo dar un paseo hasta la valla aunque sea una valla? Nadie dice que tengamos que llegar a ningún lado. Llegar a la valla está tan bien como llegar a cualquier otro lugar. En lugar de pasear hasta tal lugar, he paseado hasta una valla. Al final todo es camino, una valla, el Everest... qué más da"

Esa cosa interior pregunta muchas cosas sin palabras y mis pensamientos son la respuesta.

Me giré y vi un señor revolviendo en un contenedor de basura.

Me asusté.

Di un pequeño respingo y me aparté.

Seguí caminando, crucé la calle. Por el paso de peatones. Me paré. Y desde la otra acera vi que más gente miraba al señor. Un chico joven, una señora.

No sé, me acordé de mi "hucha de Buda".

Escena retrospectiva:

Tengo una hucha en 2018 y 2019 que lleno con monedas cada vez que me siento a meditar. Voy lenta, así que tardo dos años en llenarla. Cuando la lleno la rompo con un martillo. Utilizo la mitad del dinero para invitar a comer a mis seres queridos a un restaurante de lujo, en lo que yo llamo "Los planes familiares" (jajajaj! acabo de caer en la cuenta de algo). Ese fue el primer plan. No tuvo nada de éxito, creo que les habría gustado más comer en un sitio menos guay. Y el segundo plan fue...¡ay, el segundo plan!...

Volvamos al primero. No gasté todo lo que había en la hucha, gasté la mitad. La otra mitad la quería para fines benéficos. 

El dinero restante lo metí en una caja de té, traída de Japón. Y ahí se quedó. Busqué una buena causa pero era poco dinero para cambiar nada. Aún así, tengo una buena causa en mente.

Vuelvo al presente

(Mirando al señor rebuscando el el cubo de basura)

Algo del teléfono me distrae. Sigo andando, cruzo el paso de peatones.

"Nah, qué tontería..." me digo. Miro un bar. La gente toma café en la terraza, ajena a todo.

Me paro y miro atrás. Un chico joven mira al señor cuando pasa por su lado. Una señora mira al señor cuando pasa por su lado.

 El señor lleva ¿un bastón?

"¿En serio?" pienso.

Vuelvo a cruzar. Vuelvo a la valla. Me paro, le miro de reojo.

Saca unas zapatillas viejas del cubo de basura.

Es suficiente.

"¡Se acabó!".

-Señor -le digo, muy respetuosa.

El señor se gira.

-Tenga -le digo.

Los ojos del señor se fijan en el billete.

-Muchísimas gracias -me dice.

-De nada.

El señor carga las zapatillas en un carrito y una manta y sigue su camino.

Si no se os ha roto el corazón con esto... A mí sí. 

Vuelvo a casa, sigo todo este tiempo al teléfono, subo. Abro la cajita japonesa. Saco 10 monedas. Las guardo en mi monedero.

Quedan 7 buenas acciones en la cajita de Buda.

Salud!

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