Los libros de Perry Mason

Bueno, como estoy cerca de mi 38 cumpleaños, y este blog tiene ya más de 10 años, os voy a hablar de una historia que me leí hace muuuucho tiempo, y que acabo de confesar a mis amigos que me gustó mucho.


En la librería "de mayores" que había en casa, cuando yo ya había devorado todos los libros a mi alcance, había un tomo de color negro con tapa dura. Cuando yo lo vi, tan oscuro y sin nada en la portada, con unas letras en el lomo, pensé que era... Cuanto menos peligroso. Y me acerqué y ponía "El caso de las garras de terciopelo". Y debajo dos casos más. 

-¡Mamá, ¿puedo elegir el que yo quiera?! - grité.
-¿De esos de ahí? Sí, cariño...

Las portadas de algunos daban miedo, pero es que ese no tenía portada. Era negro. Sin más. Había que indagar para saber de qué iba. 
"Pues este". 

Y así conocí a Perry Mason. 

Era un abogado que sólo aceptaba casos interesantes. Vivía en Estados Unidos, tenía un despacho, una secretaria llamada Della, y un tipo que trabajaba al lado como socio. Paul Drake. Larguilucho, siempre se sentaba en el sillón de lado, dejando que las piernas colagaran por el reposabrazos. Me recordó mucho a ese actor que hace de amigo de Nash, en "Una Mente Maravillosa". Así veo yo a Paul Drake. 

Perry era otro cantar. Me parecía serio. Muy serio. Y Della era una mujer muy simpática. 

En mi primer encuentro, una clienta llamada Eva Belter (yo me llamo Eva, también, jajajja) entra en el despacho y le pide ayuda. Lo quiere contratar para pedir que negocie con un periódico el pago de un chantaje. Os voy a destripar el caso casi al completo, ya os lo digo por si queréis dejar de leer.

Manda a Perry Mason a negociar,... Y la negociación es "mi cliente te paga tanto si dejas esta noticia fuera", "vale, ¿quién es su cliente?", "eso no se lo voy a decir", "pues le pido tres veces más", "muy bien, voy a hundir su negocio de chantajistas", "usted mismo, pase un buen día", "váyase al infierno".
Yo tenía 13 años y aquella no me parecía la forma más correcta de negociar. 
Aunque fue la relación de Eva y el abogado la que a mí me tenía absorbida. Eva lloraba. Della le decía a Perry "lo va a meter a usted en un lío", y yo lo que veía es que la cliente usaba sus armas y estas eran la manipulación. No me pareció mala chica, es sólo que tenía miedo, quería salvar a su amante y estaba en un lío tremendo. 

Resultó que el dueño del períodico extorsionador era el marido de Eva. Que a este sí, os lo podéis imaginar como a Marcelus Wallas, el malo de Pulp Fiction. 

Cuando Eva ve a Perry en su casa casi se cae por las escaleras jajajjaj!

Y entonces llega el momento clave del libro. Lo he traído a la piscina y es pra releer eso. Eva llama a Perry de madrugada. Es súper divertido porque Perry le hace una pregunta, ella contesta histérica y él dice "señora, muchas veces he acudido a citas como esta y luego descubro que era para tomar un café"
Jajajaj! Yo tenía 13 años y no sabía de qué hablaba. No entendí la actitud de él.

Total que va a la cita, y ella... Le carga el asesinato de su esposo. Le dice que oyó una voz en su despacho y que era la suya. Claro, como lector que sabes lo que ha hecho Perry esa tarde... Piensas, madre mía... 

Perry enciende la bombilla de dentro del coche (sin reaccionar), la mira, le levanta la cabeza para que le de la luz y ver sus reacciones y la interroga. Eva mantiene su versión (que es mentira, por supuesto) y Perry acaba contestando "para lo que va a servirme". Ella le dice que el asesino de su marido tenía su voz pero que no se lo va a contar a la policía.

Me enamoré de Perry Mason en esa escena. 

Della se enfada con él en ese caso porque para no ir a la cárcel, Della cree que abandona a Eva y eso no es verdad. Della y Perry están enamorados, es muy divertido. Perry no abandona a su cliente, es sólo que desde la cárcel no lo puede defender. Eva cree que la policía irá contra su amante y para defenderlo trata de inculpar a Perry. Además, sino me equivoco el primer tiro lo pega ella, lo que la convierte en mala persona. Una cosa es no sepa quién ha sido el malo y otra que el abogado pague por algo que cree que ha hecho ella.

Fue una buena historia así que me leí como otras treinta de él. Los de las librerías del Retiro no entendían por qué buscaba libros que no quería leer nadie. Busqué en otros medios y vi que las series de Perry Mason no tenían absolutamente nada que ver con como era él en los libros. 

No encontré nada tan estupendo como Las Garras de Terciopelo salvo el interrogatorio del caso del patito que se ahogaba, donde usa un argumento científico y al instante le pregunta al testigo si cree que el pato de la escena del crimen se lo pensó mejor y decidió que el mundo no era tan malo y que merecía la pena vivir... Yo me partía de risa sola. Él había falseado pruebas en ese caso, pero porque el pato era una trampa puesta allí para inculpar a su cliente, que hacía experimentos para hundir cosas.

Total, que voy a ver de nuevo como Eva le mete en un lío, y como Perry sale airoso de todo... Mientras aquí yo me enamoro de él, en la piscina de la azotea... 

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