Cambios.

Este es un año muy raro.

Veréis, no me gustan los cambios. Ya lo he dicho muchas veces. Mis amigas me decían en cuarentena: "ponte Netflix". Noooo. "Cómprate un ordenador". Noooo. "Cómprate un libro electrónico". Noooo. El que tengo lo uso de pisapapeles porque no se entiende con mi netbook y hasta he tratado de devolvérselo al que me lo regaló.

Yo no hablo por teléfono.
Yo no soy una chica cariñosa.

Bienvenido 2020

En este año surrealista que nos ocupa, donde compré una agenda que me habló (te esperan cosas bonitas),... yo tenía unas ideas muy claras sobre mi misma.
Incluso... traté de explicárselas al actor.

Cuando el actor me mandó un correo exponiendo su ... propuesta de "no relación", yo dije: " pero ¿cómo voy a aceptar esto?" y "tengo que decirle que no". Y automáticamente, me llené de ronchas.

Ayer se lo contaba a mi amigo cocinero.

"No, no y mil veces no". Toda la cara a círculos rojos. Como un animal moteado.

Recuerdo el día aquel que me miré al espejo y me dije: "Da igual que intentes taparlo con maquillaje. Paso. Así tal cuál eres, vas".

Y fui a la oficina. Es curioso. Yo no hablo con la gente. Pero aquella semana hice más amigos que nunca.

"Ay, ¿qué te ha pasado?"
"Ay, ¿has tenido un disgusto"
"Ay, mi hija se puso igual en los exámenes"
"Oye, me pasó lo mismo el año pasado..."

Resulta que todo el mundo sufre.

Al tercero o cuarto que me vino a preguntar (era una chica), le dije:

-¿Quieres saber lo que me ha pasado? Te voy a decir la verdad: me gusta un chico. Eso es lo que ha pasado.

A los tres segundos de estupor (que había que verlos) siguió una risotada de lo más franca.

-¿Me lo dices en serio?
-Absolutamente.
-Me gusta un chico -añadí-, y como me gusta...  me da alergia.

Las risas ya fuero a más. Se reía ella, me reía yo. Nos reímos todos.

-¡¿Pero cómo que por un chico?! 

-Pues ya ves. 

Dado que mi "yo interior" estaba contento fastidiándome la vida con la cara a ronchas, yo no pensaba usar maquillaje.

Podría haber sido más fácil decirle que no. 
Podría.
Pero quizá porque habló de ciencia o vaya usted a saber por qué causa cósmica había patinado y no tenía control. Y la cosa iba a peor. Así que, ¿quieres ir como una mariquita llena de puntos? ¡Pues adelante! Yo no me iba a echar maquillaje encima. Paso.

Fue una semana muy divertida.

A la que siguió un confinamiento que era una batalla campal.

"Si... pero no. No, pero sí... Puede, pero mira que no. Yo es que no sé... Vale, mejor no. Espera, no, sí sí sí..." 

No quiero volver a vivir eso en la vida.
Al final fue un sí.
Pero es un sí con reticencias.

Y entonces le contaba a mi amigo cómo pasé de "ni se te ocurra ponerme la mano encima" a convertirme en una especie de lapa... que cada vez que él se va (hice amago de agarrarme a una pierna imaginaria) se convierte en una especie de koala y dice: "Nooooooooooooooo".

Mi amigo cocinero, mientras le contaba esto con mímica y todo, se partía de risa.

-¡Jajajaja! -se reía y se reía más.

Ese es el cambio número 1.

Cambio número dos.

Yo no pongo fibra en casa porque mi Internet es mágico y va cuando quiere. Por más que mi hermano, mis amigos, mis no tan amigos y mis compañeros de trabajo se empeñaban en que yo pusiera fibra... que no. Que no y que no y mil veces no.

-Vamos a ver si lo entendemos -le dije a mis amig@s- Yo no cambio las cosas porque sí. Las cosas se cambian cuando ocurre algo que justifica cambiarlas. ¿De acuerdo?

Pusieron office 365 en la oficina.
Pasé un día entero sin conexión.

(Vale, esta es la señal)

Menos mal que era Formación y tenía que repasar manuales solamente.

Una circunstancia afortunada.

Tuve que poner fibra, lo que me hizo cambiar la tarifa de móvil. De "whasaps y llamadas cobrando solo el establecimiento" por 6 euros. A "habla cuanto quieras por 14,95".
Y pensé: "bueno, si yo no hablo por teléfono".

No hablo, es un hecho. Cinco años con la misma tarifa y todo el mundo sabe (incluida la familia) que para mí 8 minutos de llamada es una llamada larga, e incómoda.

Hasta el día aquel que, con mi nueva tarifa, estaba sentada y me dio por llamar a mi amiga parisina.

dos horas de palique.

Y bla,blabla... y ji ji ji. Y tal cual tal.... 

Y entonces pensé: "La gente... no es que no te llame porque no tenga nada que decir, es que no llama. Pero si los llamas tú... entonces te cuentan".
Efectivamente.
"Te quiero, gracias por llamar", "hombre, ¿qué tal todo? gracias por acordarte de mí".
Videollamada de noche al acabar el curro.
Videollamada a mi hermano con no se qué programa nuevo.
Llamada a mis amigos. 
Llamada a mi madre:

-Cariño, esa compañía va a arruinarse contigo..

¡JAJAJAJA!

Pero si yo no hablo por teléfono.
Soy una tía cardo y desapegada. Soy... fría y .... Bueno, eso de fría a estas alturas no se lo cree nadie.

Cambio número tres.

A raíz de mi recién descubierta comodidad con los demás, aprendí baile. Lo que no deja de sorprender a mi profesor, que atribuye el éxito al actor. De hecho, el otro día me miró de una forma muy rara. 

Y con esto de las llamadas y el estar cómoda... llega el.... No quiero estar sola.

¡Alto y para la cinta!

¿¿??

Cómo que "no quiero estar sola"?? Pensé, regando las plantas.

Qué fue del: "Todo el mundo es malo, hay que protegerse"

Cielo santo.
¿Pero qué está pasando en este 2020?

Toda la "culpa" la tiene el actor. 

Pulverizo las hojas de la palmera mientras trato de discernir en qué momento absurdo me sentí tan bien y tan relajada es esta estúpida cafetería irlandesa. 

Cambio número cuatro.

Pongo Netflix. Me abruma un poco, la verdad. Pero en dos días he visto El Truco Final (y mira que no me gusta), La Princesa Mononoke  (y mira que no me gusta), Venom  (Y mira que ya entiendo porqué no le gusta a uno de mis dos mejores amigos).
Cuando acabo de ver una de ellas, agarro el teléfono móvil y escribo a los de teatro:

"Oye, esto es contraproducente para escribir"

Una amiga se ríe. Ya, me dice, lo sé.
Yo tengo que acabar el Barco de Vapor en una semana. Y no porque crea que vaya a ganar, sino porque hay algo que se llama disciplina que hay que cumplir.

No he cambiado el Netbook. Y sigo sin querer un portátil.

Lo que si quiero es una Smart Tv. Pensaba evitarlo, pero resulta que mi tele tiene diez años y es poco smart. jajaja! A ver, a mí me vale, pero claro, no es lo mismo Netflix en mi casa que en casa de mi profe de baile. Y yo creo que si te pones una televisión de pago para ver cine y series... lo mínimo es ver esas series bien. Cuando me falla el cable hdmi, se pixela. No es que no entienda la película ni mucho menos. Pero pierde calidad.

Si el 31 de agosto del 2019... me dicen que en agosto del año que viene iba a: tener fibra, netflix, hablar por los codos al teléfono, haber pasado cosas que han pasado y que no os puedo contar... Teletrabajar y que iba a tener un actor en mi vida... habría mirado a mi yo del futuro diciendo: "¿qué?". Y me habría imaginado quizá que conocería a dicho actor a través del amigo de un amigo (en primavera), seguramente después de celebrar los 10 años en mi empresa con una tarta.

Pero no hubo tarta, hubo confinamiento.

Bueno, si hubo una tarta pero esa es otra historia... 




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