Lo que yo quería que pasara vs lo que ha pasado en realidad.

Por varios motivos, uno de los cuáles no os puedo contar, llevo todo el día imaginándome que al salir de trabajar... me iba a ir a la piscina.
"No importa lo que pase... porque vas a ir a la piscina".
Antes yo hacía cardio box. Coreografías de lucha.
En mi mente me imaginaba nadando y teniendo todo bajo control....en la piscina.
Vale.
He llegado a la piscina. La parte de arriba, de la azotea, estaba maravillosa. Me he duchado con gafas... lo que no ha parecido importar a nadie, y tampoco el que yo haya vuelto a la tumbona dando saltitos para quitármelas, muerta de la vergüenza. En fin, otro despiste...
Me he tumbado, he visto vídeos, he escuchado música, he contemplado volando a los vencejos, he tomado el sol. Me he bañado. Largo para aquí, largo para allá. Me he tumbado al sol. Le mandé una foto a mis amigos y al actor. Me puse a leer.
Y cuarenta minutos después, sobre las ocho, me he dicho... "bueno, bájate a las piscinas de abajo, y nadas".
Porque eso era lo que yo quería hacer. Nadar.
Como esas chicas fuertes de las películas que lo tienen todo bajo control. Y nadan.
Y me puse a nadar.
"Soy una chica fuerte que no necesita a nadie porque lo único que tengo que hacer es trabajar y hacer deporte".
20 minutos después seguía nadando y se me fue un poco la pinza con "no sé porqué estás tan enamorada del actor", lo que me hizo nadar más y con más fuerza. Cosa que duró otros quince minutos, en los que ya me daba todo lo mismo menos sacármelo de la cabeza. Lo que me hizo cambiar del estilo braza a crol. Y yo no soy buena nadando a crol pero se me olvidó de repente porque no hacía más que nadar y nadar y nadar y nadar.... Se me fue por completo la noción de tiempo y presente. Entonces un señor entró en la piscina mediana y me tuve que cambiar a la grande, donde todavía nadé otros cinco largos. Hasta que ya no podía más. Y entonces nadé otros dos largos más. Y entonces me mareé.

"No puedo" pensé, viendo que no terminaba el último largo.

"Ni siquiera puedo acabar el largo", me dije, molesta.

Salí de la piscina y le mandé un mensaje al actor que venía a ser la pataleta de siempre de "dejáme, ¡¡déjame, déjame, déjame!!!"

Que es algo así como "por favor, soy insoportable, ¡déjame de una vez!" Porque no me aguanto ni yo.

Lo malo es que el actor me conoce, así que bajé al vestuario y literalmente me caí mareada en un banco, mientras le seguía diciendo todo lo contrario a lo que yo en realidad quería. 

Y allí estuve... diez minutos, hasta que una chica me dijo: "Perdón, ¿te molesto? No quería molestarte" y yo contesté: "No, es que estoy mareada".

Ella no molestaba. 

Así que me puse en pie, bebí un poco de agua, con el pelo empapado, y antes de salir me pesé en la báscula y me quedé ojiplática y me dije "ay, Nelly, de verdad, esto tampoco creo que esté bien".

Pero como seguía cabrada, decidí volver a casa andando.

Mareada y cuesta arriba.

Mejor no os cuento la distancia. Ni las agujetas. No iba a tomar el autobús.

Pero estoy cansada, que era lo que quería. 

0 comentarios:

Publicar un comentario

 

 

 

Creative Commons License
contador de visitas para blogger por paises