10 Lindy Hop- "In The Mood"- Marine & Guillaume

La última de las entradas de ayer no puedo publicarla, porque no sería ético. Es muy divertida, habla de cosas muy divertidas, habla del actor, habla de mi amigo J. Habla de "mi yo interior", habla de adivinar películas, de argumentos, de Onward, de una serie de documentales que vi porque me habló de ellos el actor en casa de J. y de la reacción de J (lo que os daría una pista, si esto fuera una novela coral, de cómo soy yo), y de más cosas.
La entrada en sí es estupenda y tiene una primera parte muy divertida. Además de diálogos geniales, pues J. conoce al actor (lo conoce de antes de que lo conociera yo)

Pero es demasiada verdad.

Quiero decir que me muero de la vergüenza. Y que empiezo a pensar que -algunas cosas geniales, casi tan geniales como lo del tren-, no es necesario contarlas. Si mi fin fuera escribir una novela graciosa, sí. Pero no hace falta. 

Esta todo lleno como de una sutil ironía... demasiado evidente como para ser ignorada, pero... que tampoco puede contarse porque a mí me da mucha vergüenza. 

Así que en vez de eso voy a hablar de baile y de una mascarilla de uñas.
Ooooh! es algo mucho menos interesante.

Bueno, lo primero, en cuanto al baile. Después de meditar (apenas cinco minutos, qué desentrenada estoy=) puse el aire acondicionado, el ventilador y convertí mi salón en un espacio de swing. Lo que me estoy riendo.

Os dejo el enlace, porque no hay forma: (yo el vídeo no lo veo)



Se lo mandé a mi profe de baile, que contestó: "¡Pero a dónde vas.. jajajaj! ¡Loca!".

Claro, la casa por el tejado, como decía el Muso.

Y después de muchos... cinco seis siete ocho en mi salón, me pasé al Charlestone.

Mi amigo me dijo: "A ver, follower ..." Pues lo que yo estoy aprendiendo es eso, a seguir, "olvídate del básico que tú vas a hacer triples todo el tiempo. Deja que el líder te marque el básico, ¿de acuerdo?"

Y, por cierto, no os lo dije, pero lo de meditar hoy viene por los documentales de Netflix de ayer, y los dcoumentales de Netflix de ayer, vienen por las crepes con Limón del actor... pero no voy a seguir ese enredo argumental... porque es demasiado interesante y me lío.

El caso es que de lo que yo os quería hablar es de lo divertido que es el baile. ¡¡Y tengo un profe particular!! ^_^  Con tres años de experiencia.

Y en segundo lugar, lo que os comenté del tema del cuidado de las uñas y la mascarilla casera.
Esto lo comparto por si a "alguna" (pues supongo que será más para alguna, que para alguno) le sirve.

Pues veréis... resulta que hace mucho tiempo, un compañero de trabajo me dijo: "Nelly, tienes las uñas naturales más bonitas que he visto en una mujer". Yo me puse roja y pensé que mentía. De hecho lo pensé muchos años. De hecho, hasta me enfadé. Decidí que mentía y pasé enfadada muchos meses.

Pero... el otro día el actor me dijo que le gustaban mis manos.

Y, mirándolas, pues son pequeñas y nunca me ha parecido que yo tenga unas manos bonitas, recordé lo que dijo mi compañero y le pregunté. "Pues sí, es que molan un montón", me dijo, "tienes las uñas muy bonitas". Pero si no tienen nada de especial. "Ya, son normales, pero.. no sé, son bonitas, del color que tienen que ser, con la forma que deben de tener".

Mi amigo ilustrador ha sido modelo de manos. Yo miré las mías pensando, "¿en serio?"

Yo lo que sé es que son pequeñas. Tengo las manos pequeñas. De hecho, son casi manos de niña. No me importa, para escribir van bien. Pero de ahí a ser bonitas... 

Tras preguntarle al Muso de qué color me ponía las uñas y responder él bonita manera de desperdiciar la vida humana, pensando en esmalte de colores, jajaja, yo me puse roja y dejé el tema.

Pero estaba en la oficina, tenía toda la piel alrededor de las uñas "desconchada", no me daba la sensación de que estuvieran nada bonitas y si seguía tocándome los dedos así, al final además de cada uña de un largo accidental, lo que tenía era la piel de alrededor hecha un desastre. En otras palabras: con los nervios, tenía las manos secas, el esmalte como sucio, cada largo de un largo distinto. La piel de alrededor si seguía tirando de ella y tocándola... acabaría en heridas serias. 

Pensé en ir a que me las arreglaran un poco pero, ¿dónde? El esmalte permanente me sienta mal (me lo arranco), y me da mucha dentera que me anden en las uñas en realidad. Además de pereza.
"Bueno, pues no hagas nada y déjalas así", me dije. "Como si fueras un animal salvaje..."


Al final, entré en Internet y puse: "mascarilla para manos"

Di con una página por pura casualidad que decía: ¿quieres uñas blancas? Zumo de limón. ¿Quieres uñas fuertes? Aceite de oliva. ¿Quieres uñas bonitas? ¡Hija, dedícate un tiempo!
Llegué a casa (por fin acababa el trabajo presencial), abrí el bote de aceite de oliva, eché un poco en un cuenco, metí la mano dentro y me dije: "hala, ya está." Pensando: "no va a servir de nada, pero a ver si así me dejó ya del tema de las uñas".

Eso fue hace dos días.

Bien, ahora mientras me ponía a bailar, me fijé (como el aceite ha seguido por aquí, viendo la tele lo he usado, antes de dormir lo he usado, y hace un rato lo he usado). Sin darle mucha importancia. El caso es que han pasado 48 horas (tres días a lo más) y cuando me puse a bailar reparé en mis manos... Y estoy alucinando. Toda la piel seca y desconchada que tenía alrededor de las uñas... se ha ido. Las heridas también. Todas las uñas están limpias y bonitas. Todas. Y muy hidratadas. No están arregladas de "manicura" ni mucho menos. Están naturales. Pero sanas.

Y he pensado: ¿en serio? ¿en vez de gastar doce euros en esmaltes químicos que me dejan las uñas fatal... me estás diciendo que la solución es echar un poco de aceite en un cuenco y ya está?

Pues sí.

Probadlo. De verdad, probadlo.

Es que es tan fácil que me da la risa.

Es como lo de limpiar espejos. Tengo un mueble con cristalera en casa. Un día le salieron unas manchas. Le eché limpia-cristales. Le eché jabón, le dí con lejía, probé con un paño, probé con papel de cocina, probé con papel de periódico. Estuve como tres meses peleando con ese mueble-bar y no había manera de quitar el reflejo del cristal. Finalmente, mi madre se tomó un té en mi casa. Reparó en el cristal sucio, lo que me causó un hondo pesar. Había empleado mínimo tres horas de mi vida en mover ese reflejo de un lugar a otro sin conseguir quitarlo. Se lo dije. Contestó: "¡Pero si es muy fácil, mujer!". Se levantó, llenó un cuenco con agua. Se acercó al cristal, hizo flus, flas, y os prometo que el cristal quedó como nuevo. Y yo mirando para el mueble pensaba: ¿qué? Y ella se sentó y me dijo: "Nadie nace aprendido. No se trata de que te esfuerces tanto, se trata de saber limpiar". Ya...
Llevo doce meses sin tocar ese cristal.. jajajaja, sigue impoluto. Pero el otro día le salió la misma marca al espejo del armario. Y me ha pasado igual, cinco horas de mi vida dedicadas a echarle todo tipo de productos químicos y a frotar y frotar y la marca no se va. ¿Cómo pudo quitarla ella sólo con agua? Seguro que tiene un secreto parecido al del aceite de oliva para manos... jajajaj!


¡¡VOY A SEGUIR CON EL SWING!!

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