Los amigos.


Ayer llegué a casa con un gran dolor de cabeza.
Contenta, porque había conducido 100 kilómetros (un poco más) y a mí me da mucho miedo conducir, así que conseguir llevar el coche y traerlo, (partiendo desde una ruta conocida) me animó mucho.
Aún así, el dolor de cabeza era terrible.
Yo no soy de dolores de cabeza (siempre lo digo). Si me duele la cabeza es por algo tensional, y que tuviera un poco agarrotada la espalda, confirmaba esta suposición.
Me dormí con unos audios, y luego me desperté a tiempo de no pasar el resto de la noche con los cascos puestos.
Me desperté pronto.
Bastante mohína.
Estudié algunas cosas y escribí al actor.

Por algún motivo extraño me había puesto contenta investigando esas cosas. Y me puse a ordenar y limpiar la casa. Lo malo era que apenas eran las diez de la mañana. Tenía demasiada energía para esa hora y, lo que era aún peor, no había en qué gastarla.

Me conecté a la oficina virtual.
Sí... lo sé, en domingo. Pero siempre me quejo de no tener tiempo (yo soy muy cuadriculada) para hacer las cosas. ¿Y acaso no era  eso lo que tenía ahora? Tiempo.

Borré correos con la banda sonora de La la land! de fondo, pero no me dio tiempo ha hacer los informes de mi grupo (de Formación). Los haré luego.
Tras escribir a mis amigos por separado, al final uno contestó. El músico.

-¿Te puedo llamar?

Llamada, video-llamada, video-conferencia.... Lo que sea.

-Puedes.

Videollamada a tres. Para entonces, ya había pedido a los de teatro (literatura) reunirnos. Y también contestaron. De tal manera que sin querer organicé dos planes simultáneos en el mismo momento. A veces me pasa.
Retrasé el segundo, mientras hablaba con mis amigos.

¡¡¡¡y qué alegría!!!!

Yo estaba con mucha energía. Les conté esto y lo otro, aquello y lo de más allá. Uno de mis amigos, se despertó con la videollamada (normalmente, no se une, pero se unió). Y yo luego saqué temas: las pinturas que me voy a comprar, el trabajo, la familia, el no se qué...  A su vez, ellos sacaron otros temas. Su familia, sus pinturas, sus camisetas, sus juegos... (juegos-juegos y más juegos). Que haber cuándo nos juntamos.

Y allí, mirándome, el vídeo me devolvía una imagen de mi misma mucho más animada.

Es curioso poder hablar a la vez que te miras en un espejo. La cámara del móvil.
Cuanto más animada estaba yo, más animados estaban ellos. O por lo menos, felices, me pareció, de la llamada tan energética.
Al final, es todo energía. 
Si tú estas en tu casa medio dormido y de repente te llama una escritora loca en mini-shorts y camiseta, con cara alegre y el pelo más o menos bien porque ayer me lo alisé... bueno, supongo que hay peores formas de despertarse.

En cuanto a mí, ... pese a ser tranquila y hogareña, necesito a la gente. Porque si no, empiezo a exigirme demasiado y me acabo poniendo triste. 
O sea que no soy tan "asocial" como yo pienso que soy.

Dichosa cuarentena!
Qué harta me tiene! 



Aunque.. jajajaj! He aprendido a comprar por Amazon, a resolver Escape Rooms en virtual, y a buscar el contacto con la gente mucho más que antes.
De hecho, hasta aprendí un camino nuevo con el coche.
Supongo que aunque soy impaciente conmigo misma, no me puedo quejar...

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