Mi aventura con salir a correr.


Ayer un compañero de trabajo me dijo:

-¿Por qué no vas al Parque XX? Lo tienes muy cerca de casa.

La respuesta correcta habría sido que no voy a ese parque porque, de manera bastante curiosa, su nombre y lo que me dicen que hay en dicho parque son exactamente lo contrario. Es peligroso. Al menos, eso me han dicho. Pero mi compañero de trabajo estaba tan encantado con él que no me atreví a llevarle la contraria:

-¡Claro, mujer! Ve ahí... Además, si vas a correr, el límite del kilómetro desaparece. Que lo sepas.

Esto, tampoco creo que sea verdad... Pero no discutí. Era una de esas conversaciones casuales de ascensor, no hacía falta coincidir. 

Luego me escribí con otro compañero.

"Voy a salir a correr" dijo.

Este es un compi soso, rancio, serio, al que yo recordaba cuando era jefe y yo no, como ese tipo que pasaba metido en sus pensamientos, diciéndonos lo que teníamos que hacer.
No sabía nada más de él. Era como... "el tipo que pasaba". Sin más. Tiene mi edad, creo, unos pocos años más. Dos niños, divorciado.
El tema es que al llegar a mi puesto, mientras me enseñaban cosas, alguien dijo: "Tú pégate a el tipo que pasaba, que sabe mucho".
Y vaya si sabía. No sólo sabía, sino que además era un poco rancio.
No pasó mucho tiempo hasta que yo empecé:
-¡Dime algo bonito! -cada vez que estaba nerviosa.
Y él contestaba:
-Atún.
Trató de darme consejos pero nuestras formas de ser son tan alejadas (él es tan independiente), que, la verdad, no me lo imagino tomándose un café conmigo y hablándome de su vida. Lo que no nos quita momento maravillosos tipo: "¿Nelly, le caigo bien a...?" y yo respondo: "Oh, sí, has conseguido que hable. Normalmente solo gruñe o hace un gesto". Lo que arrancar risas de mis compis de trabajo, y luego yo le miro a él a ver si acusa el golpe... pero él solo se aleja por el pasillo..

Es un tipo muy serio.

No es un secreto que, de todos mis compañeros, siento cierta debilidad por él. Pero tampoco es igualmente un secreto que a veces me enfado, me cabreo, no le hablo y -de hecho-, hablamos más bien poco. Es como "sí, te aprecio, te admiro, podrías llegar a gustarme pero.. No, nunca va a suceder". Sería muy raro. Y os lo digo en serio, sería como si te liaras con alguien de tu familia. Yo lo veo así. 

Total, que ayer me escribe:

"Voy a salir a correr".

Alcé las cejas sorprendida. "¿Él hablándome de lo que va a hacer?" No es habitual. Lo que no sabía es que yo también iba a salir a correr. 

Y llegó la noche y lo hice. Pero no soy corredora y eso se nota. Yo nado un rato, hago cardio-box (lucha, de hecho, la coreografía en la que pegas con el codo -creo que se llama muay thai- era mi favorita), bicicleta, y baile. Pero no corro. 
Correr no es "salgo y echo a correr y ya está". Correr es un ejercicio muy duro y además para el cuerpo no es del todo bueno (tiende a ser lo primero que te quitan en cuanto sufres de articulaciones). Es mucho mejor andar. Y para salir a correr, si es que de verdad quieres, tienes que salir a caminar y correr el primer día cinco minutos, luego diez, luego quince, luego media hora... No es que te levantes un viernes y decidas hacerte runner porque sí. 
Y como yo ya tengo esa experiencia, a los 8 minutos corriendo, me detuve y seguí caminando sin enfadarme por no haber conseguido hacerme cinco kilómetros al trote. Luego corrí otro poco más, y luego volví a casa.

Me zampé un bocata para cenar. 

Y me dije: "Pues... sinceramente, si el plan va a ser que comas todo lo que te da la gana, vamos a tener que plantear esto de otro modo".

Si tú al cuerpo lo dejas ir y comes porque estás nerviosa, o simplemente te encanta el pan, como es mi caso, al final un día te sientes mal y no sabes el porqué. Lo que es peor: "no sientes mucho tu cuerpo". No sabes dónde está. Y una de las cosas más maravillosas de la gimnasia es cuando acabas un entrenamiento y un rato después estás tumbada en el sofá y eres perfectamente consciente de tus músculos. Los notas. Notas tu pierna, notas dónde está tu espalda. Y notas que si lo necesitaras, podrías mandar una orden a dicho músculo y se movería, sin sentirse pesado. Eso, sinceramente, es lo mejor del deporte. 

Yo cuando siento eso me pongo contenta. Y ocurre si hago deporte a menudo. 

Así que dije a mis amigos que por la mañana me iba a levantar "temprano" para salir a andar. Tengo un amigo que siempre camina para perder peso.

Pero me quedé viendo videos de Youtube y me dieron las 2 de la mañana.

Al día siguiente leí la respuesta de mis amigos, me puse las zapatillas, me hice una coleta y salí.

Nueve y dieciocho de la mañana.
Para mi sorpresa, no había mucha gente, así que enfilé (y este fue el inicio del problema) la Avenida YX (que pasa frente al parque que decía el compañero) y dejé que el sol y la música me acompañaran.

Llegados al límite del parque, y siempre sin adentrarme en él, me dije: "La Plaza XXX está a apenas cuatrocientos metros. Lo que significa quebrantar la norma del kilómetro. Pero podría llegar hasta allí".

Soy una delincuente.

Había un problema más grande: yo sé, por experiencias previas, que ir y volver de la plaza supone más o menos una hora de camino. Recordemos: había salido de casas a las nueve y diceciocho.

La ley indica que hay que estar de regreso a las 10:00.

Y aquí es donde intervino mi manía de cuadricular las cosas. Dos opciones: dar la vuelta a cuatrocientos metros de una preciosa caminata en línea recta, ... o seguir hasta el final. Y volver muy rápido.

"No he traído el DNI" pensé, "mira que salir encima sin DNI... si bien, por otro lado, los corredores no llevan nada. ¿Y cómo iba a llevarlo? ¡Ya tengo a tope la riñonera con las llaves y el móvil!, además, se puede estropear".

Mi "yo interior" me sugirió entonces:

¿Por qué no sacas una foto al DNI y la llevas en el móvil?

¡Jajajaj! Pues claro. Qué gran solución.

Iba pensando en el dni porque iba pensando en la multa. Y mientras iba pensando sobrepasé levemente la frontera mental del kilómetro. Un paso, otro, otro más... 

"Mira, vamos hasta la dichosa plaza".

La siguiente canción era de Kate Perry y la siguiente, de Black eye peas... 

Fue en esa canción donde mi "conciencia interior" advirtió:

"Este es el límite si quieres regresar a casa a tiempo"

Fue más una intuición que otra cosa. A lo que yo repliqué mentalmente: "Oh, venga, la plaza está a pocos metros, si me doy prisa..."

A lo que siguió otra sensación... más lejana y apagada todavía, que traducido a palabras sería:

"Yo no discuto, yo informo"

Mi yo interior no está ahí para pelear conmigo (creo), está ahí para decir cosas que son verdad. Lo que yo haga con esas cosas, es asunto mío. 

Me empeñé en llegar a la plaza. Y al regresas comenzó a sonar la canción de Titanium, que me vino bien porque ya podía darme prisa.
Llegados al parque del que os hablaba el principio le pregunté a mi "yo interior" la hora.

((Las diez menos diez))

-Oh, puñetas -pensé.

No llego.
No llego, imposible llegar, no llego. "¡Si estoy donde el depósito de agua!"

Y me imaginé una novela de Cifi, en la que un personaje dijera eso. Alguien le preguntaría desde el campamento base: "¿Dónde estás?". Y el prota respondería lo mismo que yo: "No llego. ¡¡Estoy donde el depósito de agua!!". Si le dijera eso a mis familiares, (pues también conocen el depósito) contestarían lo mismo: "No llegas!!".
No. No llego. 

Aceleré el paso.
Pasé frente a una marquesina poco después. Marcaba las 09:52.
En una avenida principal. 
Sólo a mí se me ocurre.

"Bueno" me dije "si te ves mal, puedes echar a correr, y si te para la policía, le dices que ibas corriendo porque es tarde y tienes que llegar a casa antes del toque de queda impuesto por el estado de alarma..."

A lo que mi "yo interior" contestó:

Claro. Explícale a una patrulla que vas corriendo en mallas y zapatillas pero que no estás haciendo deporte...

"jajaja!"

Una misma acción puede tener motivaciones distintas. Está permitido hacer deporte hasta las 10. Pero si yo corro, no es por eso, ¡es por no saltarme la norma!.

A las 9:59 empezaron las sirenas.

"Genial".

No sabéis lo rápido que subí la calle. Ya me daba igual los peatones, los ciclistas, el espacio... ¡corre, corre! Algunos señores mayores salían a pasear pues era su hora.

-¡¡¡LLEGO TARDE, LLEGO TARDE!!!

Había sido un error. Doña "tengo que llegar a la plaza porque quedaba cuadriculadamente bonito" jajajaj! 

¡Por fin! Desvío a la izquierda. Pasa una patrulla con las luces encendidas. Saco las llaves. Llego al portal, entro en el portal.
Y respiro, porque voy sudando, con las gafas empañadas y... ¡ni que fuera contrabandista, leñe!

Miro el móvil, para saber la hora.

Las 10.04.


¡Cuatro minutos tarde! Creo que me merezco un buen desayuno... 






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