-¿Os apetece hacer un Escape Room el sábado? -me pregunta un amigo.

-Yo sí -dice una amiga

-Yo también -añado.

-Nos falta uno. Es un laboratorio...

-Yo no puedo.

-Yo tampoco.

"Buenos días, Equipo científico. Preparad vuestras batas..."

(Se me va a juntar la entrada del blog con el juego).

Sólo he participado en un Escape Room antes. Y mi contribución fue ponerme a tocar cosas al llegar (lo normal, que acaricias la pared, que te fijas en la mesa de despacho y también la tocas y luego algo te llama la atención poderosamente y....) y me acerqué para elegir la llave que era el resultado en un cuadro de sesenta llaves. Y cambiarla de sitio.

El juego empezó a oscuras, nos apagaron las luces. Mis amigos eran muy expertos. Y yo no resolví nada, ni me enteré de nada. ¡Menudo rollazo! 

Era el juego que menos resultados de éxito tenía de todos los que ofrecían. No salía nadie de aquella habitación. Perdí el interés, porque mis amigos iba muy acelerados y yo no entendía nada. Ellos consiguieron salir (sólo me llamó la atención que una de las respuestas era una ficha de dominó pintada en la pared, eso me gustó). Y cuando estábamos hablando con los dueños, ya fuera del juego, uno de mis amigos, dijo:

-¡Pero es que la llave estaba mal! Si elegíamos la de la posición que era el resultado... no funcionaba.

-¿Estaba mal? -preguntó el dueño-, ¿en serio? Pues... caramba, lo lamento muchísimo.

Alcé la mirada, pues yo estaba en mi mundo. ¿La llave? ¿Se referían a la llave que cambié nada más entrar, antes de que se apagaran las luces?

Levanté tímidamente la mano... No me vieron. 

-Eh... eh....  Esto...-llevaba todo el día más bien callada así que, no supe ni cómo hacerme oír.

Pensé callarme porque igual no hablaban de lo mismo. Pero me pareció que los organizadores del juego se sentían de verdad fatal. Intercambiaron una mirada entre ellos, que era ese tipo de mirada que intercambias tú con un colega de trabajo cuando alguien te está regañando por algo. 

Y ahí estaba yo, muda, delante de unos señores que se disculpaban ante unos clientes venidos arriba... Y tenía que hacer algo.

-Perdonad... No, no sé si os estáis refiriendo al panel con todas esas llaves pero es que yo... Yo cogí dos nada más entrar y... las cambié de sitio.

¡JAJAJAJ!

¿¿¿Qué hiciste qué????

Una hora de juego para que aquí la que suscribe, al azar, fuera a elegir el elemento final y lo cambiara de lugar. Esa fue mi maravillosa contribución. Entrar, cambiar las llaves, que se apagaran las luces, y que aún así mi panda de friki-amigos lograra salir igualmente ... jajajaj!

Mientras ellos hablaban (unos sintieron alivio, otros asentían diciendo: aaaah!) Yo pensé:

Si he cambiado de lugar la respuesta

¿Cómo han logrado salir del cuarto?
¿¿??

A día de hoy sigo sin saberlo. 

Mira que había cosas para tocar en aquel cuarto antes de que se apagara la luz. Podía haber cambiado de sitio los palos de golf. Pero la niña tuvo que ir directa a por las llaves, jajajaj...

En fin. No me gustan los Escape Room. Aunque sólo he hecho ese. Igual este, que es virtual, y empieza dentro de cuarenta minutos, me gusta más... ¿Quién sabe?

¡Luego os cuento!

El suero del profesor Javinski

"¡Nelly, te corto las manos como no te estés quieta!"

Frase del amigo que lo organiza.
A ver, es un laboratorio, 4 en verdad. Y hay que resolver una serie numérica. El experimento 1, vale, simpático y entretenido. El dos... tuvimos que mirar las pistas (ahí fue donde yo leí la pista dos sin permiso y jajaja! mis amigos casi me canean). En ese experimento pensé: ("Esto no lo vamos a descubrir. Hay tantas opciones, tantísimas... Es todo tan abierto que...").

Llegamos al 3.
Matriz de números y letras. No hay manera. Pero me encanta.

Y entonces descubrí lo que es un Cifrado César.
No he sacado el experimento... pero es un nuevo lenguaje!!!

A cada letra del abecedario le sumas 9.
¡¡Madre mía!! Nos ha encantado!! Uno no tenía la matriz así que los demás hemos tenido que revisar las tres matrices de letras y yo me lié y dije: "no entiendo nada!" pero me encantó. Y ... llevamos hora y media y nos faltan otros 3 acertijos aún.

Así que el juego nos encanta. Hay que colaborar, es genial.

Bueno, pausa terminada, volvemos al laboratorio...