En el que empiezo a hablar del futuro.

 
Ayer me llamó un compañero de trabajo. Luego estuve viendo la pelí del Joker y descubrí que no me gusta. En el cine me impresionó bastante, pero es un drama terrible. Y luego, por la noche, hablé con un amigo.
 
-¡Qué vamos a hacer cuando acabe esta cuarentena!
 
Su risa me llegó a través del teléfono.
 
-Estáis todos igual... ¡pues nada! volver a nuestra vida de siempre.
 
-No, no... ¿Cómo se llama el baile de ese vídeo que hacías el otro día en el salón?
 
-Es jazz.
 
-¡Yo quiero aprender!
 
Escena retrospectiva:
Una amiga me llevó una vez a bailar, hace muchos años. A mí no me importa no saber, porque es divertido hacer un poco el tonto y ya está. Los primeros bailes, bien, pero luego me sacó un señor a bailar... y mi amiga se acercó corriendo.
-Primero -dijo-, Nell, no te asustes que esto se baila así. Y segundo (miró al señor), tú no lo sabes porque no la conoces pero lo está pasando fatal. Así que venga, déjalo.
Cuando acabó la canción, se sentó a mi lado.
-No te asustes -me dijo-, este baile es... así.
Personalmente, no me gusta que un desconocido invada mi espacio personal. Más cuando no le doy permiso para hacerlo.
No volví a ir a bailar.
Menudo coñazo.
 
 
Pero cuando surgió la moda del swing,... la cosa me pareció diferente. No es un baile pegado, y si es un baile divertido. Hay interacción con la pareja, y mucho movimiento. Pensé "hum, esto puede estar bien". Y fui con un amigo, que en ese momento estaba aprendiendo y … me puso tan nerviosa a mí que lo dejé.
 
Sin embargo, repetimos, en un par de encuentros llamados "clandestinos". Esa palabra es preciosa. Clandestino. Mi amigo decía que eran encuentros no autorizados, y que si venía la poli... se iban. Yo me reí. Y fuimos a un par y en uno me lo pasé muy bien. Lo único que me dio pena es estar pendiente de mi bolso.  Me dije: "Nunca más lleves bolso cuando vayas a bailar".
 
Hace unos meses con mi grupo de teatro fuimos a otro lugar, un poco retirado, que tenía unas escaleras y un gigantesco Buda o algo así. Se llamaba El Templo. Yo me reí al ver el nombre. Y pasamos una noche allí bailando en una fiesta sin tener ni idea... y nos reímos también.
 
Volvamos al presente:
 
-Crees que... ¿yo podría ir a tu academia?
 
-Sí, claro. Si quieres.
 
-Pero hay algún intensivo de fin de semana.
 
-En verano, seguro que sí.
 
-¿De jazz?
 
-Pues claro
 
Fui a por mi agenda y en planes del verano apunté "intensivo de baile".
 
-¿Cuando esto acabe podemos ir los tres a comer?
 
Me refería a mi amigo músico, a él y a mí.
 
-Claro, ¿sabes a dónde quieres ir?
 
Di un respingo. Y me quedé callada.
 
-Bueno... no -dije al cabo de unos instantes.
 
-¡No importa!... Ya tengo un sitio -dijo mi amigo.
 
-¡Jajaja!
 
Siempre sabe de sitios chulos para ir a comer. Luego le pregunté cómo pasaba la cuarentena y me dijo que gracias la videoconsola. Yo le contesté que, en mi caso, el trabajo ocupaba 8 horas diarias... y aún así, se me está empezando a hacer cuesta arriba.
 
También me apetece mucho un plan diurno. Nuestro otro amigo me dijo un domingo: "Nelly, he quedado con XX, así que en lugar de desayunar en el barrio, ¿te importa si bajamos a Chueca?"
 
Hum. Un cambio, pensé. Le di vueltas unos instantes. Y le dije:
 
-¡Vale!
 
Descubrí que yo me habría quedado en Chueca toda la tarde. Pero bajamos temprano y volvimos pasado el mediodía. Eso me apetece mucho. Ir de terracitas, sin hora, sin prisa, y de día, por favor, yo soy muy diurna.
 
Peeero… nada de esto se puede hacer ahora.
 
^_^  Me pregunto si seré buena bailarina de jazz...
 
 
 


0 comentarios:

Publicar un comentario

 

 

 

Creative Commons License
contador de visitas para blogger por paises