Veterinario


Ayer tuve que llevar a Puka al veterinario y la verdad es que pensé que se iba a morir. Es muy mayor, para ser una cobaya, y tenía una feísima herida en un costado. En realidad era un quiste, pero se agravó mucho. Ya llevaba con él años, pero es que se puso peor. Y en poco tiempo.

Por aquello de que el Universo siempre me lleva la contraria... me hice a la idea de que se moría. Prefería hacerme a la idea que luego pasarlo peor. Pero no se murió. Me llamaron a la oficina para decirme que estaba bien. ¡¡Y vaya si me puse contenta!! 

La verdad es que no sabía lo preocupada que estaba hasta que me di cuenta de lo contenta que estaba. 

Aunque nos toca ir hoy y dentro de poco, otra vez.

En el veterinario, había una pecera. Y en la pecera, peces diferentes. Mirando la pecera, pensé una frase que oí el otro día: "todos somos iguales". Y, mirando los peces, me pregunté si sería verdad.

He llegado a la conclusión de que no.

Había un pez naranja, que inflaba los mofletes y lo miraba todo con ojos muy abiertos. Solo iba de un lado al otro de la pecera. Con una cola enooorme desplegada como una vela, parecía hacer...

zzzzzzzzzzzzzzzzzUUUUUUUUUUUUUUuumMMMMMMMMMMMM

le saqué una foto


Este pez no se alteraba por nada. Solo fluía de un lado a otro, pasando por delante de mí cada poco tiempo como si fuera una vela. La verdad, es que resultaba muy curioso.

A su lado, había un pez histérico.

Era de colores, blanco y rojo, con un poquito de marrón. Este pez, subía y bajaba todo el alto de la pecera, pero tan nervioso y frenético, ¡que hasta había hecho un agujero en la arena del fondo! De tanto subir y bajar, ¡movía la arena! De repente, ¡se quedaba inmóvil abajo! Muy quieto.

"Se ha dormido"
pensé.

Y luego, ¡ZAS! arriba abajo, arriba abajo... ¡jajaja! ¡Está loco! Pero tampoco parecía que lo pasara mal. Y mientras subía y bajaba como un animal frenético, el de los mofletes gordos y color naranja tirando a dorado, pasaba cerca de él sin hacer nada.

Y luego había otros... que eran normales.

Otros que, simplemente, pasaban por detrás, o se movían un poco... nadando tranquilamente.

Pero el pez dorado y el frenético eran mis favoritos.

En fin, mirando todo esto, me dije: "¿Son las personas iguales?" ¡No! ¡Como los peces! ¿Acaso esos peces eran iguales? Tampoco. No tienen nada que ver. Si una se detiene un rato a observarlos, puede ver que no hay uno igual a otro. En eso radica su valor.

Entonces... ¿qué quiso decir esa persona con "todos los seres humanos somos iguales"? 

Podía pensar que "todo eran peces". Eso es cierto. Todos los seres humanos, son seres humanos. Pero no se parecen mucho unos a otros. Lo que sí son... es humanos todos. Igual que los peces... eran peces...

Mientras el pez dorado me miraba con cara de idiota pensé: "¿qué hace que un pez sea un pez?"

Pero eso ya.. es otra historia.

FIN.

(seguro que diréis: que tiene branquias y vive debajo del agua...)

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