Una serie de casualidades...


Como parte del misterio sin resolver de esta vida voy a narraros los acontecimientos de hoy. Y luego ya, aunque concatene aciertos de la lotería, en premios humildes de 3, 5 y 8 euros, no volveré a nombrar el asunto. Y un lector dirá: ¿y cuándo pierdes? Es que no juego más que cuando gano. Eso sí, reintegros y premios pequeños. 

Aunque en esta vida, todo puede ser casualidad. Arrojemos algo de luz a lo que ha pasado hoy.

A primerísima hora, un coche ha adelantado al mío por la carretera, sin cambiar de carril más que medio lado del vehículo. Seguramente propiciado por mi inseguridad al volante y su falta de cortesía. Mi sentido de la cautela me llevó hacia el arcén. Disgustada, enfadada, molesta en grado sumo, una vez que he aparcado y tras enfadarme todavía más porque el susodicho ha atravesado el vehículo colapsando la vía, publiqué en un grupo de amigos de whastapp:

"Por favor, si veis coches pequeños por la carretera... respetadlos"

Antes de la salida del sol Venus aún brillaba sobre el horizonte y media docena de madrugadores contestaron a mi whasapp con un "¿qué te pasó?" y un "¿qué coche llevas?". Al nombrar yo marca y modelo, otro nostálgico del volante dijo: "madre míaaaa, lo que yo quería ese coche" Y acto seguido enumeró sus virtudes. Dejando de lado sus 56 caballos. "Todos pura sangre" dije yo. 

Embargada por la dicha deseché un sentimiento de advertencia que crecía en mi interior y dije: "Sí, es el mejor coche del mundo". Mientras pensaba: ("¿Y qué? Es mío, lo quiero, es para siempre! ¡Lo quiero lo quiero lo quiero!") Y para todos aquellos escépticos, tanto desdeñé lo que sentí en mi interior que hasta me puse en el whatsapp un estado que reflejaba que ese coche era el mejor. Tres emoticonos. El coche, un corazón y el símbolo del ok con la mano. 

Convencida de que estaría conmigo muchos años porque yo lo quería y porque era el mejor, echamos unas risas y cada uno volvió a centrarse en lo suyo. Desafié esa "cosa" interior. Pero esto es algo normal. Todos lo hacemos. Creo. A ver, no puedo pasarme la vida atendiendo a lo que me dicen mis premoniciones. Porque me volvería loca.

Hora de volver a casa.

Yo hago 34km diarios x 2 viajes = 68 kilómetros diarios. Bien. Llego a la gasolinera. Casualmente, el coche iba casi en la reserva. "Ah, pues es verdad, que dije que hoy iba a repostar". Paré en la gasolinera, eché gasolina, me preparo para irme... pongo el coche en marcha y de pronto el vehículo se queda sin dirección.

"¿¿Qué?? ¿¿????¿¿¿??? ¿¿qué pero qué qué qué????"

Esa era mi mente. Literal. "Pero qué, pero qué... pero qué". Tal cual suena. Jajajajaja..!!

Freno. 

Ok. Pruebo otra vez.

¡¡Cielos!!

A veces, de verdad que pienso que doy oportunidades a las personas para sacar lo mejor de sí mismas echándome una mano de modo altruista. Lo digo en serio. Y creo que sus buenas acciones son recompensadas. 

Cierta persona, que ya me conoce pero solo de vista, me ayudó a ponerlo en lugar seguro, quitando su propio coche. Que casualmente estaba aparcado al lado. De todos los lugares, de los 68 kilómetros en los que podía averiarse... va y lo hace en una gasolinera. En los únicos 20 metros en los que no hay obstáculos y no hay vehículos a 110 kilómetros por hora circulando a mi alrededor. 

Precisamente hoy. 

Diez minutos después, con la vista perdida en el horizonte, más allá de la gasolinera y las calles que se extienden tras el parabrisas, pienso, con el mentón apoyado en la mano:

"El coche va a ser lo siguiente a cambiar"

Y no es un pensamiento. Es una certeza. Y al igual que antes era una advertencia sin palabras, ahora mi pensamiento me responde, pero articulando una:

"Sí".

Y yo contesto, mentalmente:

- "No debería tomarle apego al coche".

"No".

"¿¿¿Y hacía falta que se averiara para demostrármelo???"

Aguardo una respuesta... pero solo hay silencio. 

Un amigo me dijo: ¡que cosas trae el karma! Pero... me he sentido afortunada. Primero: ya esta en el taller y lo van a reparar muy, muy rápido. Segundo: tuve que volver andando a casa. Fue raro porque pensé "verás mis pies" y justo mientras lo pensaba noté que.. curiosamente, iban muy cómodos. Bajé la vista al suelo y me digo: ¡¡jajaja, pero si llevo zapatillas de deporte, qué casualidad!!

Un bonito paseo y de vuelta al domicilio. 

Todo esto puede ser un cuento, todo esto puede ser casualidad, todo esto puede ser una enseñanza.
No lo sé.

Lo único que planteo yo al Universo es: ¿¿¿y de verdad no puedo quedarme el coche para siempre???

Saludos!! ;=) 






6 comentarios:

David Hernando (Davidel) dijo...

Jajajaja, yo me lo tomaría como una enseñanza. Por desgracia los coches no son para siempre. Pero que les den, son tan solo un vehículo para ir y venir. A veces pienso que en ciertas ocasiones se nos alinean los astros para ciertas circunstancias, quizá hoy a sido una de esas ocasiones. :)
Buenas noches Nelly.

Nelly dijo...

¡¡Sin duda!! :) Si nos conocimos en el colegio, en nuestros primeros años...y dècadas después tras separarnos la vida...nos hemos reencontrado

David Hernando (Davidel) dijo...

Desde luego fue sin duda algo increíble, pues un año antes de reencontramos (y esto no te lo he confesado nunca) sucedió algo interesante en el que tienes algo que ver... Lo dejaremos de momento como un expediente X. Ya te lo contaré por que hay para café, copa y puro jajaja.
Que tengas un buen día Nelly!

Nelly dijo...

Jajajaja! Me dejas intrigada...😊

José Cruz dijo...

Me quedo con el pensamiento "el coche va a ser lo siguiente en cambiar". Me gusta. Es parte de tu transformación, de tu evolución. El resto... ya sabes lo que opino.

Nelly dijo...

Sì...José me dijo que al ser algo eléctrico sin duda fallò en la gasolinera porque no podìa fallar en otro lugar...jajajjaj! Su mente es muy práctica y analìtica. Ayer, hablando con él de alternadores...conocì aspectos de "él" que desconocìa. De nuevo, esa cosa intuitiva se puso a funcionar.

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