Hace unos días me entró la acuciante necesidad de llenar mi vida de colores. Y recordé que me habían regalado un libro de mandalas de Alicia en el País de las Maravillas.

Nunca he tenido muy claro lo que es un "mandala" (me recuerda a los dibujos de las alfombras). Si os fijáis, hay mandalas por todas partes. Hasta un copo de nieve es un mandala.

El caso es que abrí el libro y busqué algo circular. Y empecé a pintar... primero naranja, morado, azul... empecé a emocionarme. La parte de arriba de color amarillo la he pintado hoy, pues antes era blanca. Empecé a mezclar y mezclar ... hasta que al final quedó un popurrí de tonalidades. Lo dejé estar un día y hoy lo terminé. Pero, entre medias, fui a un sitio de esos en los que te pintan las uñas y le dije a la encargada: "¿Me las podría pintar de colores?". Yo quería diez. Ella dijo dos. Le dije cuatro. Me contestó que la moda eran tres. ¿Sólo tres? "La moda son tres y solo sé pintar tres" contestó, "así que elige tonos". Y allá me pone delante un montón de tonalidades. Yo tenía en mente cada uña de un color (¡lo más atrevido de mi estilismo!) Sin embargo... tuve que conformarme con tres y sólo tenía una cosa clara: uno de los tonos sería morado.

Así que pulgar, dedo gordo y corazón son morados.

No pienso rendirme. La próxima vez serán azules a rayas.

Por cierto. Una curiosidad: me acabo de dar cuenta de que mi mandala no tiene rojo. ¿Significará eso algo?