La Bruja de Tolkien- Cuentos del niño mensajero.


A raíz del accidente que había sufrido Nelly en carretera (por una vía que llevaba a otra dimensión), la Ciudad de los Cuentos sufrió un brusco cambio.
Se elevaron algunas casas modernas en un distrito nuevo. La Ciudad Modernizada. Y cuando, al día siguiente del golpe, el niño mensajero acudió a la casa consistorial, se encontró con que había una bruja con los brazos en jarras, parada justo delante de la puerta.

- ¡Y eso ya lo estás quitando de ahí! ¿Me oyes? -decía Nelly a un ordenanza del servicio de limpieza de la urbe-. Y aquello lo colocas donde te dije...

- Psss... -dijo el niño mensajero-. Psss... Nelly...

La Alcaldesa dejó de refunfuñar y le miró.

- Que aquí no hace falta que hagas eso -respondió el niño- aquí somos todos "amistosos". Y te vemos. Y te escuchamos. La ciudad entera.

Nelly suspiró.

- No me ven -dijo-. El coche no me vio, mi compañero de tertulias no me vio (sí, también sale en esta historia). Los del foro literario cambian el contenido de mis post porque no me ven.... ains.

- ¿Qué has aprendido de todo esto?

- ¡¡A ser una bruja!! -dijo la Alcaldesa enarbolando su escoba.

Así, toda vestida de negro, y con ese sombrero puntiagudo daba un poco de pavor. Si no fuera porque el dolor en el cuello la obligaba a sentarse entre arrebato y arrebato, más de uno habría abandonado la ciudad aquel día.

- Esto no es justo. ¡No es justo! -dijo al cartero-. Creemos que es Dios quien hace las cosas pero somos nosotros mismos. ¿Lo entiendes, verdad? 

- Lo entiendo.

- Y cada acción que hacemos cuenta. Cada buena acción. Es muy relevante y tiene sentido.

El cartero hizo una mueca. "Antes pensabas que ser buena no tenía valor..." le dijo.

- ¡Oh, sí que lo tiene! ¡Lo tiene! -dijo Nelly-. Ser amable y querer compartir alegría es algo necesario. Lo que pasa es que al que vuelva a pisarme... ¡¡le daré un escobazo!!

- Nadie te ha pisado, a posta...

Nelly frunció el ceño. 

- No me ven.

- No te dejas ver.

- Genial. ¡Pues ahora van a ver a una bruja! Ya verás...

El cartero sonrió.

- No eres, exactamente, una bruja...

- ¿Ah, no? Sí lo soy. Una bruja marimandona y organizadora.

- Bueno, eso... un poco sí. 

- ¡Exacto! Y brillo. El Muso debería decirme que brillo toooodos los días.

- Y adorarte...

- Exacto! Eso es. 

- El Muso te aprecia.

- También le aprecio yo a él. De hecho, empiezo a apreciar el personaje de Gandalf y sabes que de pequeña me caía muy mal. Ahora es el que más me gusta... casi.

- Y Trancos.

- Sí. Trancos me caía incluso peor cuando leí la novela. Menudo tipo. 

- ¿Qué personaje crees que serías tú en la historia de Tolkien?

La Alcaldesa se quedó pensativa. Le encantaban los elfos. Como a Sam. Pero Sam le parecía aburrido. Su personaje favorito era Légolas. Y su momento favorito el diálogo de Faramir. 

- ¿Sería Frodo?

- ¿Por qué?

- No tengo ni idea, pero cuando se levanta en el concilio de Elrond le entiendo muy bien. Yo es que tampoco sé de qué sirve discutir y discutir. Lo veo todo desde fuera y nunca me entero de nada. 

- Los personajes discuten para defender su espacio. 

- Ya.  

Hubo un silencio.

- ¡Pues entonces no voy a ser Frodo nunca más!

El cartero se echó a reír. 

- ¿Quieres discutir como ellos?

- ¡NooooOOooooo!!! Quiero ser como el Muso. El Muso no discute: da su opinión. 

- Pues entonces ya está. Da tu opinión, pero no te enfades. 

- Voy a ser una bruja -advirtió la Alcaldesa poniéndose en pie-. Una auténtica bruja. Borde, despótica... ya verás.

El niño se encogió de hombro.

- No hace falta que hagas eso.

- ¡Enséñame a ser una bruja! -pidió la Alcaldesa-, ¡una bruja digna de Tolkien! De esas de capa oscura que dan mucho miedo.

- ¿Con arañas venenosas?

La Alcaldesa palideció.

- Hombre, tanto.. tanto no. 

- Qué tal si te enseño cómo publicar tu siguiente novela...

Y así fue como Nelly y el niño mensajero entraron en la casa consistorial, donde la Alcaldesa de la Ciudad imaginada pasó la tarde, muy entretenida en el desarrollo de argumentos e ideas para nuevas historias. Mientras buscaba además un editor para su novela espacial...

FIN
(de momento...) 

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