Aceptar las cosas tal y como son.


Ciertos temas de la vida resultan tan complejos... y a la vez sencillos, que solo consigo ordenarlos con cuentos. 
Así que, tras reflexionar y tras hablar con el Viajero y con otro ser cercano, me di cuenta... de que lo mismo que le dije yo a un compañero de trabajo: "Mira el cielo. Imagínate que yo digo ¡quiero que nieve! ¿Puedes hacer que nieve? ¡No! ¿Y te enfadas por ello?"... (más o menos fue así). Esa misma lección es la que tengo que aprender yo, y la que tenemos que aprender todos, me imagino, en muchos aspectos. Así que imaginé un cuento. Uno que seguía al anterior. Uno en el que la Alcaldesa de mi ciudad imaginada llamaba al niño mensajero y le decía: "¿Cómo se aprende a aceptar las cosas?"



Pero no contenta con los tres ejercicios que un personaje imaginado me ha propuesto... me puse a buscar en Google.
Sí, porque el cuento terminaba con: "¿Tú crees que a estas alturas de mi vida de verdad debo cambiar de mentalidad?" ¿Y sabéis qué contestó mi personaje?.... : "¿Lo crees tú?"
jajajaja!
Ese era el fin del relato. No lo voy a escribir. ¡¡¡Sólo me ha tenido pensando toda la mañana!!!
También es que son tres ejercicios muy personales, cada cuál tendría que ponerse los suyos propios. El primero lo tengo casi resuelto porque ya no me empeño en conseguir hacer todo lo que quiero hacer en apenas 4 horas libres que tengo al día. 

No obstante, antes de aceptar las sugerencias del pequeño cartero busqué en Google porque cambiar la forma de pensar no es algo que deba hacerse a la ligera. Y encontré esto: "La insatisfacción es lo que permite el progreso de la ciencia, las artes y todo lo que tiene que ver con la sociedad."

Lo que le planteaba yo a mi personaje en el cuento era: "Mira, si yo quiero ser astronauta, pero me dejo ir... me dejo ir... me dejo ir... ¡a lo mejor acabo de sintecho en una playa!!!"

(a esto el personaje contestó: eso se llama vivir...)

¡Pues no! A ver, el Muso lucha. ¡Vaya si es un luchador! Y cuando te empeñas en algo tienes que ir a por ello, tienes que querer cambiarlo... ¡pues sino, no avanzas!

No obstante, el mismo artículo que encontré en Internet, decía debajo: "pero cuando la situación es algo crónico deja de ser un estímulo y tiñe nuestro día a día de negatividad...."

Imagino que el factor tiempo es algo importante cuando se analiza una cosa... ¿Sabéis? Esto me confunde muchísimo.

No es raro... he discutido un montón de veces con una persona muy ducha en la materia que acabó dibujando un círculo en un folio porque, según la menda, todo es causa* mía, todo está al alcance de ser modificado (*más que causa, debería entenderse al revés, como que puedo cambiar cualquier situación).

Lo que en palabras de un familiar, se llama "tener un Ego como una casa".

Y en ese punto me hallo.

Y no sé cómo salir de ahí. Meditando, supongo.

Tengo la absurda idea metida en la cabeza de que todo tiene que tener un camino. Cualquier problema, cualquier enfermedad, cualquier enigma, solo por el hecho de existir, debe de tener un camino, una respuesta, una solución. Y me devano los sesos pensando: "qué debería hacer yo para..."

Y a lo mejor me equivoco. La idea de arriba no está mal (¡soy una optimista del aprendizaje!) pero cuando te produce estrés... cuando te cargas con demasiadas cosas, demasiados objetivos. "Tengo que hacer esto, tengo que hacer lo otro, esto tiene que ser así, mi formación debe de ser así, todo tiene que ser como yo quiero..." pues... no te digo nada cuando atañe a "quiero que los demás se comporten conmigo de una determinada forma".

Bueno, sólo por probar, yo voy a realizar mis tres ejercicios.
Supongo que eso me dará paciencia.
Los escritores tenemos una gran ventaja y es que podemos debatir nuestros problemas con personajes. O llevarlos a un escenario y trasladarlos a otro ser para verlos desde fuera.

Ya os contaré si consigo resultados al experimento.
Se trata de aceptar las cosas como son.
...¡Pero de verdad, que va a ser muy difícil! Os propongo que hagáis el mismo ejercicio. Elegir algo de vuestra vida que os moleste, y probar a usarlo como medio para aumentar la paciencia. A ver qué tal. Luego me contáis... o no.
Saludos!!!

3 comentarios:

José Cruz dijo...

Aceptar, qué palabra. Hoy estoy liado con las palabras. Me tienen bien jodido.

¿Aceptar es rendirse? ¿Aceptar es ser realista? ¿Aceptar es dejar de soñar? ¿Qué hubiera pasado si Colón hubiera aceptado el camino a Las Indias que llevaba todo el mundo? Probablemente que otro hubiera encontrado el que no él no quiso seguir.

Aceptar, qué conveniente y qué inconveniente a la vez.

Nelly dijo...

Imagino, José, que la clave está en saber encontrar el punto medio. Resignarse ante todo y todos no es la soluciòn (lo hablaba yo con un compañero de puesto similar pero distinto en mi trabajo para encontrar ese punto medio y esa imagen adecuada...) lo difìcil es ese punto medio.
Pero quizá porque se trata de una labor interna. De poder ver una situaciòn del modo correcto. Y a partir de ahì, de saber lo que está en tu mano y lo que no, actuar.

Caramba...asì, en teorìa, parece todo muy claro. Diáfano. Pero luego llega la vida y nos pone a prueba...jajajajaj!!

No te enfades con las palabras, José.

Unknown dijo...

La aceptación y la conformidad no tienen nada que ver, aunque así lo parezca. En la primera no hay juicio, en la segunda si. En la segunda vez que algo es malo o negativo y decides en cogerte de hombro porque no hay nada que hacer contra ella. En el primero no hay juicio por lo que ves la cosa tal y como es por lo que puedes abordar la en su origen y desde ahí decidir cómo actuar. En definitiva, aceptar no tiene nada q ver con resignarse, todo lo contrario. Mas bien tiene que ver con dejar de luchar y empezar a actuar.

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