Usos y desusos del teléfono móvil con internet.


Llevo dándole vueltas a esta entrada desde el mes de agosto del año pasado. Pero no me atreví a ponerla al final y, tras mucho meditar, he decidido escribirla. Trata de mis gustos sobre las redes sociales, argumentos y motivos de mis preferencias, y, por supuesto, os invito a compartir los vuestros. 

Si tuviera que elegir una red social o un medio virtual me quedaría, sin duda, con el Blog. Para mí el blog es como una revista, un espacio personal en el que poner lo que quieras: los hay de libros, de cine, de recetas de cocina, de sueños, de moda, de series de televisión. O Blogosfera, como éste. Son aquellos blogs que no encajan en ninguna categoría y que sirven como ventana al mundo para el escritor. A mí me gustan mucho. 

En segundo lugar, el Foro. Los foros son puntos de discusión de personas con los mismos intereses. Y no me refiero a discusión polémica, sino a conversar. La gente se reúne y habla -pausadamente-, de libros. Bueno, en el que yo estoy, al menos. O de cine. La ventaja es que consigues un montón de información y experiencias de personas de diversa procedencia que tienen afán de compartir. Los foros son... fuentes de información importantes. ¿No entiendes la física cuántica? ¡Pregunta! ¿Tienes dudas sobre un producto? ¡Busca un foro donde lo conozcan! Me gusta el espíritu que sostiene los foros. Lugares de reunión por un interés.

En tercer lugar, y aquí empiezan las diferencias con muchos de mis amigos: Facebook. 
Mucha gente no tiene facebook. Otros me dicen: "¡uff, es un cotilleo! No me gusta el cotilleo!". Y no tienen.
A mí hay una cosa de Facebook que sí me gusta: me anima. La gente en facebook pone, sobre todo, cosas bonitas. Es como un escaparate. Así que si estoy sentada en una cafetería y llueve, y de repente abro facebook y veo un amigo que dice: "Atardecer en el Sáhara"... y veo, por ejemplo, un precioso atardecer y un beduino persiguiendo un camello (aunque no fuera su intención sacarlo en la foto), pues... de algún modo siento como si yo también viajara con él.  Además, ¿sabéis lo que cuesta pararse en una excursión y dedicar tiempo a sacar una foto para subirla a Facebook? Pues ya que se ha tomado la molestia, ¡que menos que disfrutarlo! ¡a mí me anima! Pienso que desea compartir su viaje. O una opinión sobre un libro, o un plan que le ha gustado mucho. Me gusta facebook en tanto a que funciona como un escaparate de buenas noticias. Y así lo uso yo. Especialmente los enlaces a artículos de psicología, y las fotos de viajes. Me encanta que mis amigos compartan sus fotos de viajes. 
Por contra, no me gusta cuando la gente cuelga fotos de comidas. Eso no lo entiendo. ¿Qué interés tiene que estés a punto de degustar una tarta helada de chocolate? ¡No puedo probarla a través de la foto! Si tienes un "facebook" de restaurantes, lo puedo entender, pero ... esa gente que sólo cuelga fotos de comidas, sin nada más... sin un cuento, un pequeño relato, ¡algo! Como si la foto del menú de Casa Pepito tuviera valor intrínseco. ¡¡No puedo probarlo a través de una foto!! 
Como os podéis imaginar, tampoco me gusta cuando la gente sube cosas tristes. De hecho, me produce el efecto contrario al que os he contado. Por fortuna, son las menos. 

Mis dos últimas menos favoritas redes sociales son Twitter e Instagram. Me gustan las fotos, pero curiosamente al formato de Instagram no me adapto bien. No cuentan historias. Veo la foto y... pienso... me falta algo. No sé ni dónde la ha sacado, ni por qué la ha sacado... sólo veo un montón de enlaces debajo y ¿hangstags? o como puñetas se escriba... me pierdo. Intenté, de veras, publicar cosas pero ... no me aclaro con Instagram. Lo cuál es curioso porque me gustan MUCHO las fotos. Y con Twitter me pasa lo mismo. Lo uso sólo para mandar enlaces (del blog). Creo que Twitter es útil para eso, para enlazar. Y tiene chistes buenos, a veces. Pero.. tampoco es de mis redes favoritas. Tiene poco espacio.

Y ahora vamos a lo que motiva la publicación de esta entrada: el "whatsapp". He descubierto una cosa muy interesante con el whatsapp. Pero para descubrirlo me he tenido que "enganchar" y desenganchar de él. Veréis, yo no miraba mucho el whatsapp... hasta que apareció ese "viajero" que nombro en mis cuentos. Entonces pasé una semana enganchada al whatsapp de verdad. Y fue tremendo. Me daban ganas de tirar el teléfono por una ventana, ja ja ja, ¡así no se puede vivir! El caso es que al final yo misma se lo dije al viajero. Le dije: "¡Mira lo que me pasa (por tu culpa!)". El "por tu culpa" lo omití. Lógicamente, todo era por su culpa. Eso nadie lo duda. Si llovía era culpa de él también. Y el viajero me contestó: "A mí también me pasa". Y desde ese día, he superado la adicción. Huelga decir que me duró sólo una semana pero no me gusta lo que me ocurre con este sistema de mensajería instantáneo, por lo que ahora he aprendido a controlarlo perfectamente y os explico el porqué. Imaginaros que vais andando por la calle y acabáis de "estar en línea". Entonces os escribe alguien. Y piensas: "uy, sabe que estoy en línea porque me acaba de ver mirar el chat, pero si contesto me voy a tragar esa farola". Total, que por lo que "no vaya a ser que piense él (o ella)" acabas mirando el teléfono... mientras caminas, mientras haces la compra y tratas de pagar en la caja del super -haciendo malabares con la bolsa de patatas y el cartón de leche-, en el gim (justo cuando se te queda la toalla enganchada en la cinta y casi pierdes un diente), mientras subes las escaleras... en fin. Lo curioso es que si yo mando un mensaje por esta vía y me contestan al día siguiente, no me enfado. Pero por algún motivo, me producía ansiedad no atender las llamadas, mensajes, propuestas, chistes... lo que sea que me mandaban por ese servicio instantáneo. Por no hablar de cuando suena y piensas: "¿quién será?". 
Curiosamente, con el viajero lo he superado. Desde aquella respuesta: "A mí también me pasa". De pronto pensé: ¡esto es absurdo! si algo es urgente, ¡ya llamarán! No puedo hacer dos cosas a la vez. O camino, o leo el teléfono. Porque cuando lo haces te tragas una farola, comprobado. O molestas a los demás. Hay que estar en lo que se está.
Y ahora viene la segunda parte: mis amig@s enganchadas al whatssap. Cuando le conté esto a una amiga, me contestó: "¡ah, no, pues yo lo primero que hago es encender el teléfono por las mañanas y conectarlo!". Ese ansia, que yo entendía, me pareció de lo más insana. Antes de abrir los ojos ya esta con el teléfono no vaya a ser que se pierda un mensaje de whatsapp. Es absurdo. Y no sólo es eso, es que si quedas media hora para tomar café, se pasa 19 minutos contestando mensajes de whatsapp. Casi te dan ganas de levantarte, irte, y escribirle un mensaje para poder charlar, jajajaja!
A eso me refiero. Hay muchísima gente enganchada. Lo curioso es que... si sabes esto, y miras el whatsapp 15 veces al día, pero sin ansia, todo es perfecto. Es una herramienta maravillosa. ¡Te conecta al instante! Es genial, en serio.   
Sin embargo, como adicción, es un latazo. Igual miras el móvil esas mismas 15 veces, pero (bueno, seguramente más o menos) pero... no sé cómo explicaros. Una cosa es decir: "me aburro esperando el bus, voy a hablar por whatsapp" y otra que antes de abrir los ojos y ver el reloj ya estés con el teléfono en la mano porque lo más relevante del día es ver si te han escrito. ¡¡Que te pierdes el día, puñetas!! Además, es un estrés, de verdad, como estés enganchada a ese "chat" te vuelves loca. Es mi opinión.

Y después de este rollo tremendo que os he soltado... ¿cuál es la vuestra?
Saludos!!!!!



Fuente imagen: https://thenounproject.com/term/chat/5982/ (Creative Commons Image) 

3 comentarios:

José Cruz dijo...

Me quedo con tu frase: "como adicción, es un latazo". Como si hubiera adicciones buenas, jajaja.

Si son adicciones, son malas, si son costumbres, no lo son; digo yo.

Nelly dijo...

Sì, es que todo depende de còmo hagas las cosas. Si una costumbre es una pauta cotidiana que no te genera un problema..vale! Pero esa escena de 4 sentados a una mesa y cada uno enganchado a su mòvil, ignorando a los presentes.... El siguiente taller podìa ir de eso. Una imagen de esclavos de las tecnologìas:=)

José Cruz dijo...

Sería una imagen demasiado evidente. A ver qué buscan estos chicos y para cuándo.

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