"¿Qué hacemos con los libros?" - Cuentos del Niño Mensajero.


La Alcaldesa de la ciudad de los cuentos sostenía en sus manos una carta que le acababan de entregar.
- ¿Qué significa esto? ¿Descatalogan mi primer libro?
El niño mensajero estaba frente a ella. Tras un día estupendo, Nelly había llegado a casa pletórica con un sinfín de ideas para un sinfín de entradas del blog (entre las cuales, destacaba admirar al fantástico Stephen King con su obra "La Tienda") cuando se encontró con una carta que no entendía, en el despacho del Ayuntamiento.
- ¿¿Descatalogan mi primer libro?? -repitió llena de inquietud.
- Sabías que este día iba a llegar... -contestó el niño mensajero.
- ¡¡No, pero hoy no!! -respondió Nelly enfadada-, ¡¡hoy no!! ¡¡Puñetas!!
Arrugó la carta y el entrecejo. Necesitaba pensar.
- ¿Tiene que ver con cierta idea que ....? -dejó la pregunta en el aire.
El niño mensajero la observó detenidamente y luego se sentó a su lado.
- Dime que no es por lo que pensé con el contrato de la tercera editorial... -dijo Nelly.
- Casi abandonas.
- ¡Es muy difícil! -protestó la Alcaldesa-, ¡y lo es por el papeleo!
El niño mensajero suspiró.
- Lo sé. Pero no tiene que ver con eso... 
- Entonces no es culpa mía...
La Alcaldesa se puso en pie y camino arriba abajo por el despacho de la casa consistorial.
- ¡De pequeña no parecía tan difícil! ¡De niña parecía que lo más complicado era publicar!
Al pequeño cartero de la ciudad le entró la risa.
- ¡Vamos échame una mano!
- Si no dices lo que quieres poco voy a poder hacer...
Transcurrieron unos minutos en silencio.
Si las miradas intensas pudieran abrir agujeros en la pared, Nelly tendría una nueva ventana en su despacho.
- La venganza no es buen motivo para alcanzar el éxito... -dijo el niño adivinando sus pensamientos.
- ¡¡Ya lo sé!! ¡¡Nunca lo es!!
- Reconoce que te hacía falta un empujón para que te pusieras de nuevo en marcha.
- ¡Calla! -respondió Nelly. 

De nuevo vueltas arriba y abajo, arriba y abajo. Que por cierto se escribe "arriba""abajo". Fue una de las cosas que aprendió en esa editorial.

- ¡¡¡Por Dios, es Planeta!!

Cada vez estaba más enfadada. Ni Stephen King...
Sonó el teléfono.
Sonó el teléfono en la vida real.

- Sí, te llamo porque yo he recibido también esa carta, justamente hoy...
Nell sintió como si le quitaran una losa de mil kilos de encima. De encima del corazón.
Tras hablar un rato con su amigo autor, más o menos, alcanzaron una solución. Habría forma de encontrar hogar a esos libros, quizá, de evitar que fueran descatalogados... quizá podrían saldarlos, quizá... podría recogerlos. No era la única con aquella carta, otros la habían recibido el mismo día. Otros, de más éxito que ella. 

- ¡¡Esto es muy complicado!! -gruñó Nelly al niño mensajero, tras colgar el teléfono.
Pero éste solo se reía.
- Querías ser escritora...
- Sí -respondió Nelly-, y pensaba que con publicar y esconderse en una cueva, ¡¡bastaba!!
- Querías ser escritora de verdad. Ten cuidado con lo que deseas. 
La Alcaldesa suspiró.
- Vale, ¿qué hago?
- En primer lugar, no estas sola -respondió el niño mensajero-, en segundo, tienes un twitter, un facebook y un blog con cerca de 4.000 visitas mensuales.
- ¿Que quieres que haga? ¿Que le grite al mundo que salve mi libro?
- Por ejemplo.
Nell miró a su alrededor. Y pensó en La Historia Interminable. Luego miró de nuevo al niño mensajero.
- ¿Cuál es el siguiente paso?
- Aprender. Ya sabes lo que les pasa a los autores de Espasa.

La alcaldesa se rascó la barbilla. 
Paseo arriba abajo. Esta vez más tranquila.
- ¿Cuál es el cuarto paso? Y dime por favor que llegamos a algo parecido a ".. y consiguió la pericia de Stephen King"...
- Pero sin ser famosa...
- Qué difícil me lo pones.
- Autora de éxito pero que no me conozcan, fenómeno fan pero que nadie me llame...
Ahora fue a Nelly a la que le entró la risa.
- Creo que tienes un problema con tus deseos -añadió el niño mensajero.
- ¡Y yo que ... eres un cartero muy descuidado!
De nuevo, al pequeño le entró la risa.
- Al menos ya te aclaraste con algo. 
- Pero sigo sin ideas para el nuevo libro.
- Normal, no sabes para qué hacerlo.
- Vale, quiero un libro que no descataloguen. ¿¿Te vale así??
- ¿Algo como un premio?

Nell se quedó pensando.

- Una buena historia, de la que estar orgullosa -contestó.

El niño permaneció callado. 

- ¿De qué escribimos? -le preguntó Nell más serena, olvidando el enfado por La Casa Mágica de la Señora Asworth y la carta del Editor.

- No importa ahora el tema, sino que quieras hacerlo... el resto, llegará.

Y sin decir más, el pequeño cartero agarró su bolsa-bandolera y salió por la puerta del despacho.
FIN.

Nota de la Autora.
Ahora en serio, descatalogan mi primer libro. O eso creo, así que si alguien quiere tenerlo, que lo pida en su librería ahora porque se esfumará y no se podrá conseguir. Y esta pequeña y minúscula gotita del gran océano editorial desparecerá para siempre:


No es de extrañar. El Castillo Ambulante estaba descatalogado hasta que Miyazaki le hizo la película. En fin, que nos pasa a todos, o a muchos.
A Stephen King seguro que no le pasa...
Bueno, lo dicho, que se acaba, se agota, se lo llevan, lo guardan, lo archivan, desaparece... y allá que van Katya y todos sus amigos. Me voy a tomar un té mientras lo asumo.
Editorial Planeta
Sello Espasa.
Decidle adiós que se va. O mejor, pedidlo en la librería.
Al menos podían saldarlo, digo yo...!!!
Saludos!!
Nelly.

2 comentarios:

Karla Ximena dijo...

No lo he visto por Chile :(, yo quería leerlo.
Es una pena. Le voy a pedir a un amigo en la capital que vea si lo puede encontrar.
Que estés bien, besos.

Nelly dijo...

Karla!!!! Muchas gracias. Es posible que te pueda envìar uno. Aùn estoy hablando con la editorial... Pero ya te diré. Si quieres mándame un mail a cuentosdenelly@live.com dentro de unos dìas y te digo algo...y gracias por el apoyo

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