Reflexionando sobre la riqueza...


Hoy es un día especial. Porque voy a montar en este coche:




Se lo ha comprado un amigo mío. ¡¡Menudo coche!! Yo tengo uno de segunda mano de 16 años, ja ja ja y 58 caballos y ya me parece un lujo. 

Me parece increíble que vaya a ir en un Porche al trabajo.
Mi coche no sube las cuestas, JAJAJAJAJAJAJ.... bueno, las sube, pero entre que yo voy precavida y que su potencia no es muy elevada, pues noto que le cuesta. Y me encanta, la verdad, mi pequeño coche me encanta. Es más, lo adoro.

^_^ Muchas veces el valor de las cosas es el que nosotros le damos. Porque, a ver, el dinero es una muestra de ello: se trata de la cantidad de algo que nos hemos inventado para intercambiar por algo que queremos. Cuanto más lo queremos, más estamos dispuestos a pagar. (sí, aunque hoy en día es: cuanta más gente lo quiere, más equivocadamente parece que vale)

Lo curioso es la gran diferencia entre lo que yo valoro y lo que el mercado me dice que es "bueno".  Hace algunos años, alguien me dijo: "si te regalara una esmeralda no sabrías que hacer con ella pero te traigo comida en bolsa de un restaurante que no conoces y te vuelves loca de alegría".

Claaaaaro. Una bolsa con un misterio. ¡¡Por favor!! Los misterios tienen un valor incalculable. Merecen esfuerzo y atención. Y ofrecen emoción y un cosquilleo en el estómago. 

A ver, pensarlo bien, ¿para qué sirven las joyas? Brillan. Ya está. Pues regálame un telescopio. Puedo mirar joyas del Universo cada noche. Es que, de verdad, no comprendo cómo es que las joyas tienen un mercado tan grande. Hay cantidad de piedras que brillan y no valen una fortuna.

En otra ocasión, cuando empecé a trabajar (cabe destacar que desde muy niña me dedicaba a "idear negocios", cuando no habría una tienda, habría una tómbola, cuando no estaba pensando alocadas aventuras empresariales....) alguien me dijo, riéndose, que si yo me consideraba "clase media". Y contesté que por supuesto. Eso le hizo reír más. Y me dijo: eres obrera.

¿¿Yo??
No, no, soy rica.
Si lo sabré yo.

Entonces fui a una manifestación en la que la gente era de clase... bueno, no lo sé, pero debía de tener muchas cosas o aparentarlas; llevaba jerseys con cocodrilos, zapatos más caros que los míos y collares de perlas. Qué queréis que os diga, me pareció un estilo un poco aburrido. Y pensé: ufff. Es verdad. Hay gente más rica que yo. Y yo que, de verdad, pensaba que todos teníamos más o menos lo mismo....

Y abrí los ojos a lo que seguro ya habéis visto alguna vez que se denomina: mercado del lujo. Ya sabéis, esas cosas que salen a veces por la televisión y que valen muchos millones y que a mí, francamente, nunca me había llamado la atención. Hay gente que colecciona coches de miles de euros.

Y así llegamos al día en que una amiga y yo fuimos al museo de la baronesa Thyssen y al llegar a la tienda, vi un bolso de ... no sé, mil y pico euros o algo así. Miré a mi amiga, miré el bolso, de nuevo miré a mi amiga, y en tono afectado, dije:

- Cariño, ¿me compro el bolso o mandamos a nuestros hijos a la Universidad?

JAJAJAJAJ. La señora de abrigo de piel que había a mi lado se echó a reír. ¿Qué? Solo digo que pagar dos mil euros por un bolso.... Mi amiga se echó a reír. Y otra señora se acercó (con lo seria que parecía) y me dijo:

- Tienes toda la razón -por lo bajinis.

Pero hombre, ¡por favor! ^_^ ¿quién compra un bolso de dos mil euros? ¡Con dos mil euros montas en globo, repartes... no sé, bombones en Gran Vía o te dedicas a hacer otras cosas!

Empiezo a pensar que la gente se ha vuelto loca. Pero claro, ¡me dirán que la rara soy yo!
La ilusión de montar en porche es porque es algo que haces una sola vez. Y esta bien. También creo que si tu ilusión es tener un coche de alta gama y trabajas quince años para tenerlo, ¡pues tiene todo el mérito del mundo! 

Lo que no entiendo (y soy publicista "retirada") es que la industria joyera tenga tanto mercado, que alguien de una fiesta y le traigan "el marisco en helicóptero", o que un bolso de Prada valga 2000 euros. 

¿Os imagináis llevar un bolso de dos mil euros y mancharlo de salsa de tomate? (o de deliciosa salsa de reducción de Oporto... jajajja)

Sólo se me ocurre una cosa que pueda justificarlo: la relatividad. 

(¿La de Einstein? jajajajajaj!)  ^_^  Me refiero a lo siguiente: unos amigos míos acogían cada verano a un niño que venía de un país desfavorecido. A dicho niño le ofrecían golosinas, cositas de las tiendas y mis amigos me dijeron: ¿sabes lo que quería?  No, respondí. "Fruta", contestaron mis amigos. Le parecía increíble que tuviéramos tanta fruta al alcance. Le encantaba. No quería "chucherías", no quería videojuegos, no quería ninguna de las cosas que un niño de mi país quiere. Lo que quería era llevarse bolsas y bolsas de fruta si le dejaban volver a casa con ellas.

Ese niño posiblemente escribiría esta entrada alucinando ante del hecho de que yo tenga kiwis y mandarinas en la nevera. De los bolsos que exponen las tiendas de Serrano en sus escaparates ya ni hablamos....

O sea que, para una persona cuyo salario cuantriplica al mío.... quizá, puede ser, un bolso de dos mil euros no signifique nada. 

A lo mejor es que no saben que con dos mil euros puedes montar en globo, conseguir unos vaqueros bonitos, visitar París en Navidad, irte a hacer fotos a ese pueblo de color blanco y azul que está cerca de Francia, comprarte los libros que quieras, tomar cañas en el Rastro un domingo,.... ir al cine en Tres D. Montar en kar, te sobra para desayunar en el Plaza, ver ponerse el sol con un refresco en la azotea del Círculo de Bellas Artes, o disfrutar de las vistas de Gran Vía desde la cafetería que hay frente al famoso cartel de "Schuepes" jajajajja. (vale, no se dice así). Igual no saben todo eso y van y se lo gastan en un bolso.

Pobres.

JAJAJAJAJ.

¡Bueno, no lo sé, pero yo voy a montar en Porche!
¡Y gratis! Madre mía, ¡¡qué cosas!!
^_^ 




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