Los detalles que elige la mente para los sueños

fuente: facebook
autora: Amy Judd
http://www.amyjuddart.com/


Ayer pensé que sería buena idea “diseñar” la historia con la que quería soñar esta noche. Así que ni corta ni perezosa me dije a mi misma antes de dormir “lo que estaría bien”, como si programara la tele con un mando a distancia, seleccionando el canal.

Pero hay que ver lo que elige la mente para soñar…


Ayer por la tarde, al salir en un descanso del curro me di cuenta de que todas las farolas de la avenida estaban apagadas. Se producía un efecto extraño: el mundo estaba sumergido en la tiniebla. Y era a la par que inquietante, raro, darte cuenta de que tan poca cosa como un puñado de farolas pueden cambiar así la realidad. Los compañeros de curro que nos conocíamos y nos saludábamos… no podíamos hacerlo, porque no se veía nada.

Éramos todos extraños. Simplemente porque no había luz. Y nadie se atrevía a saludarse. Aunque daba miedo, por otro lado, en el cielo se veían las estrellas normalmente eclipsadas por la luz naranja artificial.

Bueno, pues en vez de seguir mis instrucciones (subconsciente rebelde...) y soñar con lo que yo habría deseado, resulta que soñé con una escuela, donde un grupo de alumnos tenían un juego: "Adivina la pelí". El juego consistía en que representabas una película, todos, pero no sabíamos qué película era. Y lo único que podías hacer era actuar. Tratar de descubrir si tu pelí era una comedia, una tragedia, o tenía un poco de ambas. Es posible que el juego exista pero no con la idea de involucrar a los actores antes de decirles qué papel están representando.
Y en mi sueño había un barco, una piscina y mucha tiniebla.
Daba miedo. Resultó ser una historia de miedo (bueno, Lucy Pupé y Puca andaban nadando en la piscina, últimamente se cuelan en todos mi sueños...) Pero era una historia de miedo.
Cuando se encendieron las luces y el grupo se reunió yo protesté:

- ¿Se puede saber cómo vamos a adivinar la pelí a oscuras y sin más pistas? ¿Pero qué juego es este?

- Bueno, la has adivinado bien -me contestó un alumno.

- Ya, sí, casualidad -dije-, porque... a ver, ¡a oscuras! No es justo meter a los actores en la película, sin luz.

Y el personaje me contestó lo siguiente:

- No estabais a oscuras del todo, teníais luz en los bolsillos, lo que pasa es que nadie encontró las barritas y no las habéis usado.

Me quedé mirando al personaje. ¿Sabéis esas barritas de luz que venden o regalan en las discotecas? ¿esas que las rompes y las tiras y brillan? Pues todos llevábamos eso en los bolsillos. El personaje sacó una barrita, la rompió y la tiró al suelo. De la tiniebla pasamos a la penumbra con contornos perfilados en luces de neón. De nuevo estábamos en la barco, en la escena del crimen. (¿por que era un crimen, no? ya no recuerdo...)

Seguía sin verse mucho.

- Sigue siendo oscuro -le dije al personaje.

- Lo sé -contestó-, pero no tan oscuro como vosotros pensáis. Lo que pasa es que no usasteis la luz.

Y me desperté.

Bien, ¿nadie ve aquí un paralelismo entre "adivina la pelí" y el mero hecho de vivir nuestras vidas sin saber lo que va a pasar? Yo sí. Y la siguiente vez que programe mis sueños, ¡¡¡lo mínimo que puedo hacer es soñarlos!!! ¡No que unas farolas fundidas den para semejante historia! Ayer pasaron muchas cosas. Y va mi cabeza y elige las farolas. Cinco minutos del día inspiran un sueño.
No sé... el detalle más sutil, la tontería más grande, supone un simbolismo
Con lo fácil que sería autoprogramar la imaginación... ;)

Saludos oníricos!
Nelly.

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