Nací un 6 de agosto de 1982...


Eso significa que cumplo...:

fuente: historias en mis 30 (blogspot)


Es estupendo cumplir en vacaciones porque así puedes dedicar el tiempo a lo que te gusta. Y el 32 es un número muy bonito, no sé por qué, me gusta mucho. Puede que sea porque es par, o porque suena bien, me resulta "redondo". 

Dentro de la lista de últimas cosas hechas con 31 años habría que destacar estas:

Descubrir un café-molino: situado en Redondela. Una forma de lo más original de aprovechar la historia para crear un lugar con encanto, adaptado a los tiempos modernos. Los molinos de agua bien conservados son una atracción turística y resultan muy "enxebres" (como me dijo un amigo, la palabra en castellano no existe, significa "típico, antiguo, propio de la tierra...")

Además durante esta visita y este café, aprendí más trucos para usar mi cámara de fotos. Después de discutir entre los que "usamos el automático" y una persona que entiende mucho de fotografía, al final descubrí ¡¡un poco más del lenguaje de mi cámara!!.

Veréis, cuando regulas la distancia focal (F.3.5 a ....) la cámara te muestra una sugerencia para que la luz sea la adecuada, la foto resulte maravillosa con el efecto que tú quieres. Como yo los indicadores no los entiendo, me desespero con la cámara. Sin embargo, en cuanto los ves, porque están delante de tus ojos, ¡resulta que es facilísimo!
Prueba de ello es la siguiente instantánea: 




Regulando la distancia focal, la cámara me dijo que velocidad era la adecuada. Una vez que la velocidad del obturador y la distancia focal estaban ajustadas y la pantalla me mostraba un indicador equilibrado, disparas ¡y ya lo tienes! ¡la foto que buscas!
Puedes hacer fondos difuminados (a mí ese efecto de centrar la atención me encanta...), puedes hacer que el agua parezca de textura diferente o que la luna esté tan cerca que casi te parece que puedes pisar sus mares... (esto se logra con un Telex, claro, el zoom es espectacular)
Ahora a ver si consigo no olvidarme de lo aprendido. La cámara tiene tres o cuatro parámetros pero me olvido siempre de lo que significan. Tengo que practicar más con ella.


Aprender sobre budismo: Terminando mi año 31 resulta que descubro que el budismo tiene tres ramas: "hinayana", "mahayana" y "zen". La primera viene a decir que en la vida hay mucho sufrimiento y que todo es transitorio. La segunda, donde estoy ahora atascada, viene a decir que aunque todo sea una ilusión transitoria es auténtico y real, (esta parte me gusta mucho) y que para aliviar el sufrimiento hay que seguir una serie de preceptos (muy bonitos, similares a los cristianos) y ayudar a todos porque el budismo tiene mucha vocación de "salvar a todos, a la vez" jajajajaj. Bueno, no sé si a la vez o no, pero sí que va de salvar a todos. 
La última parte del libro que leo es de budismo zen, que no tengo ni idea de lo que es. Me lío con el sutra del diamante y con ciertas ideas poco científicas, y la verdad es que me cuesta. Me cuesta mucho. Si alguien os dice que aprender budismo es fácil, pffffff, no le hagáis caso. Habla de la transitoriedad, de la vacuidad, de la existencia misma,... y es muy, muy complicado. Yo conozco a una persona que sabe mucho y justo me dice lo contrario, que se tarda años en aprender. Y tiene razón.

(uy, se ha posado un pajarito junto a la ventana desde donde os escribo....)


Descubrir y colonizar una isla: Sabéis que tengo preparada una novela de piratas que esta buscando editor. El agente literario que la leyó me dijo que tenía buenas perspectivas, que iba a intentar colocarla en alguna editorial. (Si no también están los premios...) Bien. El caso es que ayer me dicen:

- Nelly, ¿quieres ir a una isla a la que no se puede llegar más que en barco?

¡¡¡Sí, sí, sí!!!

"Isla Gaviota". Bien, no es su nombre real, por supuesto. Echamos el ancla cerca de ella y en un pequeño bote de remos nos hicimos a la mar, mi segundo de a bordo y yo, rumbo a la isla. El desembarco fue aparatoso por culpa de las rocas y los mejillones. Alcanzamos la playa, no con poco esfuerzo, y nada más poner los pies en tierra me dirigí a unas rocas que albergaban una cueva repleta de cochas. 
¡Qué tesoro!

No había acabado de llenarme los bolsillos con el botín cuando decidí coronar la cima de la isla, una pequeña montaña. Pero mi segundo de abordo me advirtió:

- Cuidado con los pájaros. Las gaviotas anidan en el acantilado y atacan.

¿Gaviotas y nidos? ¡Vaya, nunca había visto un nido de gaviota! La ornitóloga curiosa que llevo dentro decidió ver esos nidos. Así que comencé a subir por la ladera empinada de piedra y, cual no es mi sorpresa, cuando dos pequeñas aves se pusieron a graznar. Eran crías, pero ya independientes, lo supe por el color parduzco de las alas. Las mayores, grises y blancas, les respondieron un ruidos más fuertes y alguna se elevó sobre mi cabeza para posarse en una roca a poca distancia.
Pensé en ahuyentarlas. Alcé los brazos, "uuuuuuuuuh, uuuuuuuuuh" 
Ni caso.
Me quité mi sombrero azul que era equivalente al que todo capitán pirata lleva (en mis libros, jajajajja...) para probar su rango y traté de asustarlas de nuevo: "¡fuera, fuera!"
¿Creéis que se movieron? "
"Vamos a ver, gaviotas, soy un ser humano" (pensé), "soy grande, y fuerte y doy miedo."
Me miraron con total indiferencia.
Bien, pues yo tampoco les haría caso. Di un paso más, encaramándome a las rocas para trepar a la cima cubierta de cañas altas y matojos con espinos. De pronto las aves más grandes me sobrevolaron mientras graznaba como locas. Tengo que admitirlo, me asusté un poco. No mucho, claro, pero sí lo bastante para pararme, volver la vista atrás y ver que las gaviotas andaban agitadas.

- Esta bien, esta bien... -les dije-, ya me marcho.

"Si no puedo abordar la cima por el sur, lo haré por el oeste, pasada la playa", decidí. Bajé resuelta hasta la gruta, crucé la arena y dí la vuelta a la isla para subir por la cara oeste, más escarpada, hecha de rocas.

No es una buena idea, sentí que me advertía mi mente. Pero deseché la sugerencia argumentando un montón de razones estupendas por las que visitar la cima de aquella isla. Mi isla,... si hubiera tenido una bandera la habría plantado en lo más alto. 

Al principio mi plan dio resultado, de hecho, alcancé la cima pero dos golondrinas de mar salieron espantadas y tras sus llamadas de alerta una gaviota enorme apareció de la nada y -tengo que decirlo-, las alas taparon el sol. Una no se da cuenta de que las gaviotas miden casi metro y medio porque lo normal es que cuando te ven, y te acercas, ellas se largan. Pero no, esta debía ser doña gaviota valiente. Me sorprendió bastante. Y me sorprendió todavía más que ¡casi me quita el sombrero!
Ese pico, esas alas y esa forma de volar me pusieron en retirada. 
Mientras el segundo de abordo se reía desde la playa, yo bajaba la pared casi vertical con una gaviota furiosa a mis espaldas.
¡¡Pero bueno!! 
En cuanto vio que yo huía, el pájaro se envalentonó más (para que digan que los animales no entienden...) con lo cual llegué al agua justo en el instante en que pasaba en vuelo rasante sobre mi cabeza y -aquí viene lo que me sentó mal-, lanzó un graznido de triunfo que fue respondido por todas las demás que estaban en las rocas.

Muy, pero que muy mal. 

Se posó a cinco metros de mí en la playa mientras yo le obsequiaba una mirada de animadversión. No hace falta hablar "gavioto" para entender que había dejado claro de quién era la isla.

Como ser superior en la cadena alimenticia, jajajajaj (ya me había picado), miré fijamente a la gaviota y pensé: ¡vale, la montaña es tuya, pero la playa es mía!

Di un paso hacia ella (estaba sobre una roca, a pocos metros en el agua), y la simpática gaviota se sentó. En vez de huir, en vez de volar... va y se sienta. Otra fue a hacerle compañía. Me miraron. Las miré. Un paso. Otro paso. La gaviota bosteza. Decidida a demostrar que ser capaz de entender la teoría de la relatividad y haber visto la tormenta perenne de Júpiter me da derecho a poseer aquella playa, di otro paso. Las tenía a metro y medio. Una gaviota miró a la otra y luego, sin muestra alguna de alarma, se pusieron a mirar el cielo.

Al final me iban a dejar tocarlas, pensé. Di otro paso y de pronto, ¡zum! mi pie resbaló sobre el verdín y me hundí.

¡blup! Humana al fondo del mar.

jajajjaja.

Emergí bastante enfadada. Las gaviotas se miraron la una a la otra. 

- ¡Esta bien, es vuestra estúpida isla! -grité.

Y ahí se pusieron a graznar. No sé qué pensáis vosotros pero los animales se comunican que es una pasada. 

Cuando volví al pequeño bote mi segundo de abordo me dijo: "¿por qué crees que la llamamos "isla gaviota"?

Los peces que se asustaban al moverte, a los dos minutos te estaban mordiendo los dedos de los pies. Los pájaros se comportaban como en una película de Hitchcock,... ¿es que nadie tiene miedo a los humanos?

Así que la última lección de los 31 años es que hay que respetar a los animales. Y también que tengáis en cuenta que normalmente huyen de nosotros y no nos enfrentan, supongo que porque pelear gasta mucha energía. Pero, en general, si los dejamos en paz viven su vida y nosotros la nuestra sin mayores complicaciones. Eso sí, volviendo pude ver dos botellas de vidrio, un guante de plástico y una lata en el fondo del océano o sea que por desgracia tenemos una manera de incordiarlos poco noble y que nos perjudica a todos: ensuciar nuestro bonito planeta.

¡¡Un saludo, internautas!!


3 comentarios:

Karla Ximena dijo...

A pesar de todo es una buena experiencia la de la isla. Los chilcos me recuerdan el invierno, la lluvia, es una preciosa foto. Yo uso la cámara en automático para fotos que deben tomarse rápido como con los animales, ya que no te dan mucho tiempo para ajustar parámetros, aunque antes hago ajustes como el tamaño del diafragma o para que no salga tan clara la foto lo dejo con sub-exposición. Me profesor de fotografía nos decía que utilicemos la forma manual, pero hay momentos que no se puede, por lo que uno debe aprender su propia técnica para tomar las fotos. Que tengas un bello cumpleaños. Besos.

Nelly dijo...

Vaya, has tenido profesor, ¡es estupendo! Me ha gustado mucho lo que cuentas en tu respuesta, tienes razon en que hay veces que no da tiempo a preparalo todo. No se me habia ocurrido pensar que la funcion automatica puede ser para esas ocasiones. Muchas gracias, Karla!!!!!
Escribo desde mi movil y no puedo poner tildes, un beso enorme!!!

Aelo dijo...

Ains Nelly, en Chiloé habían muchas gaviotas en los islotes, yo solía ir hacia allá a molestarlas (bueno, yo decía que era por ver los nidos, pero en verdad iba a molestarlas), como me perseguían, picoteaban y demás... tuve que dejar mi empeño hasta que volví con la chaqueta de plumas de mi madre y no sentí los picotazos. Claro, logré mi objetivo y pude ver los nidos de cerca, pero a mi madre no le hizo gracia alguna ver como quedó su chaqueta (la cual dejé en su sitio antes que ella llegara como quien no quiere la cosa).

En fin, espero que pases un buen día en tu cumpleaños :)

Un beso

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