A veces nos olvidamos de que todas las cosas que tiramos al mar, o muchas veces al contenedor, acaban incordiando a nuestros amigos y coetáneos: los animales que pueblan el planeta. Así que cuando el entrenador de este simpático delfín nos recordó que en el Pacífico hay una isla de basura mucho más grande que España, y nos mostró las porquerías que se encuentran a veces en el mar, pensé que quizá podríamos ser un poco más responsables con nuestro entorno.

Porque a fin de cuentas, los animales a veces son buenos amigos:

Me encanta esta foto. Y esta es otra de mis favoritas (**He pedido el consentimiento al departamento de prensa del Oceanografic porque no sé si puedo usarla sin permiso del fotografiado. De momento la dejo difuminada): 

De todos los entrenadores, que eran fabulosos, la relación de éste con su delfín me llamó mucho la atención. Al final la fotografía me va a gustar, jajajajajaj.... 

No sé si he logrado transmitir con ella el cuidado y el cariño que profesaba al animal...

Es asombrosa la diversidad del planeta, y lo parecidos que somos a otros animales. Por ejemplo, yo no sabía que las tortugas marinas tenían columna vertebral... y curiosamente la tienen, con la cadera adaptada a sus aletas. Tampoco había visto nunca un pez-piña como este:

Otros animales me resultaban más familiares, pero no por ello dejan de ser asombrosos:

Este pájaro se llama Ibis...

de jóvenes son marrones...

De pequeña pensaba que mi vida sería así: convertida en zoóloga o en bióloga marina, recorriendo el mundo y sacando fotos a animales...