Micro Cuento: "El Silencio"

La brisa fresca de la noche se colaba por los agujeros de mi chaqueta de lana provocándome un escalofrío tan inquietante como agradable.
¿Y qué has hecho hoy de diferente? Me pregunté observando el punto rojo del cigarro encendido al otro lado de la calle, donde un taxista fumaba plácidamente. Subí al autobús y me senté con la misma duda, mientras veía pasar las calles.
¿Y qué has hecho hoy de diferente? En verdad, nada. Las calles eran las mismas, la luz del neón rojo del restaurante chino seguía alumbrando la oscuridad con cierta estridencia artificial, igual que siempre. Los árboles movían las hojas compuestas con forma estrellada, como cada vez que se repetía la estación. La figura oscura de un hombre con sombrero precedía la silueta de un perro desmelenado. Todo lo que pasaba ante el escaparate de la ventanilla del autobús era, en cierto modo, igual que siempre.
Pero un día normal y corriente es un día que celebrar, me dije. De tan ordinario y vulgar, brillaba. En su simpleza era fabuloso, sólo por el hecho de no tener nada de extraordinario. 
Entonces le pregunté al silencio, ¿qué hay hoy de diferente? Y el silencio me habló de las tribulaciones del conductor del autobús, cuyo ceño fruncido reflejaba el espejo retrovisor. Me habló de las aventuras de la planta que había descubierto hoy sus flores al mundo, de las historias del ácaro diminuto que vivía escondido en una alfombra, por debajo de nuestros pies.
Le pregunté entonces al silencio si estaba en todas partes y me contestó que sí, que era el telón de fondo sobre el que transcurren nuestras historias, que buscamos llenarlo constantemente pero que siempre está ahí. Como el lienzo sobre el que pintamos un óleo. Una especie de entramado que sostiene el resto de las cosas, una circunstancia que se revela cuando acallamos lo demás.
Intrigada, le pregunté después al silencio, "¿y siempre has estado, desde el principio?"  La respuesta también fue afirmativa, si bien el silencio pareció titubear un poco pues mi "idea" de principio puede no ser la misma que la suya. Me dijo que su lenguaje era el tiempo pues si utilizas las palabras para nombrarlo, desaparece.
Qué curioso es el silencio.

Hoy no hay nada distinto. Y sin embargo... cierto misterio flota en el aire. 




... será la belleza de las cosas sencillas, las que tenemos al alcance de la mano.
Fin.
Nell.

posdata: la foto es mía, me encantan las dalias... son tremendas. ^_^ FELIZ MARTES.

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