Andy Dufresne es banquero. 

Un hombre pulcro, aseado,... de aspecto débil, si lo comparamos con sus compañeros de presidio.

La historia no la cuenta él, sino Red, un asesino que pasa su vida en la cárcel y es el tipo "que consigue cosas". Red es un narrador testigo, y su narración está llena de resignación y cinismo. Tiene una parte estupenda en la que habla un guardia que se queja de los impuestos y él le describe diciendo que era un idiota y que le daban ganas de decir: "anda que si ese es tu problema, amigo, deja que ya heredo yo los treinta y cinco mil dólares y te libro de esa carga..." 

Red conoce a Andy un día en el patio. El protagonista le pide un martillo para piedras, pues su hobby es la geología. Es una herramienta pequeña, pero aún así, Red muestra reparos pues no consigue objetos peligrosos. La narración está llena de alusiones a la forma de moverse de Andy. Caminaba por el patio como un hombre libre. 

Me encantó.

Andy es la perseverancia personificada. No se rinde jamás. Nunca. 

La primera vez que leí este cuento, pensé que era una especie de héroe y que sólo él podía conseguir lo que consiguió. También pensé que era débil. Ahora, y tras muchas lecturas (y diez años de por medio, que conste), Andy no me parece débil en absoluto. Tiene aspecto de débil, pero eso no significa que lo sea. Al contrario, la narración está llena de alusiones a cómo domina la situación, la luz interior que tenía, la dignidad que desprende, la frialdad de sus ojos... Andy no es débil.

Otra cosa también que ha cambiado es un hecho que se me pasó por alto en la primera lectura. No es el único que consigue fugarse. De los cuatrocientos intentos de fuga, Red relata diez que tuvieron éxito. Uno especialmente divertido. Andy no encontró la única manera de salir de la cárcel, encontró su manera, que es diferente.

No os voy a revelar cómo lo hizo aunque muchos habréis visto la película. Yo os la recomiendo, eso sí, es una historia carcelaria así que no es un libro para "peques".

Podría decirse que es una especie de... "no te rindas nunca, mira a Andy Dufresne", jejejeje. Eso sí, también es una oda a la paciencia. Estuvo en la cárcel más de veinte años. 

Así que el libro es recomendable para los impacientes y los que lo tiran todo por la borda en seguida.

Salu2!!!!

Nell.