Hoy he aprendido algo importante. Veréis, cada vez que paso por encima de cierto puente de la ciudad, no puedo evitar pensar que los diseños humanos imitan a la naturaleza. Y es que la carretera que pasa por debajo parece una arteria, con la circulación en un sentido llena de luces rojas, y en otro llena de luces blancas.
Cuando aprendí a conducir, mi profesor también me dijo: "no debes mirar a cinco o seis metros hacia delante en la carretera, sino a veinte, porque lo que está a cinco metros ya ha pasado". Y me da la sensación de que eso también lo aplicamos a nuestras vidas.
"Mañana tengo que..."
"Esta tarde voy a..."
"El viernes debo de..."
Y así todo el rato. Nos pasamos la vida en el futuro, jejeje.
Pero hoy me ha pasado algo curioso. Regresaba en autobús del trabajo, mirando los coches que iban delante de nosotros, en la carretera, y pensando en mil planes de futuro. Cuando de pronto, me he dado cuenta del momento presente.
Así, sin más, fue cambiar la vista del paisaje y los edificios que transcurrían a toda velocidad tras los cristales y posarla dentro del vehículo y ser consciente de pronto del autobús, del entorno, de mí.
Quizá fuera el cansancio, quizá el gusanillo de picar algo, o simplemente se me fue la pinza, jajaja, pero el caso es que me pareció que se momento se dilataba en el tiempo. Y cuando pasó, pensé que es una tontería vivir en el "dentro de un rato", cuando nos estamos perdiendo el "ahora".
Haced la prueba. Sed conscientes del momento, aunque sólo sea cinco minutos al día. Ya veréis que cambio y que sensación, jajajajaj.
Saludos,
Nell.