Nelly muy, muy feliz...

- ¿Sabes una cosa, Nelly, te pareces a Rachel?
- ¿Cómo?
Había quedado con un viejo amigo. Un amigo al que conocí con casi tantos años como los que hace que nos conocemos. Que se dice pronto,...
Él no lo sabe, pero Rachel es mi personaje favorito de la mítica serie de los 90, Friends, que narra las aventuras de un grupo de treintañeros (y un poco menos, duró diez años), en la ciudad de Nueva York. Supongo que cada uno nos identificamos un poco con un personaje.
- Gracias.
- No te digo esto por decir, pero quiero que lo sepas. Y creéme que no lo digo por alabarte sin más: eres una mujer estupenda y tienes todo aquello que un hombre puede querer. Eres guapa, eres muy inteligente y simpática.
... cada vez estaba más roja.
- Y los solteros del mundo se están perdiendo a una mujer maravillosa, ¡¡no te conocen!! Yo, si tuviera otra circunstancia, te estaría tirando los tejos, la casa y todo.
- jajajaj... ¡tú estás loco!
- ¡No, lo digo en serio! Contigo me siento como cuando Rachel regresa a casa y dice aquello de: "Ey, Joey, mira lo que me ha pasado hoy...", es genial. Como en los viejos tiempos. Me haces rejuvenecer diez años...
Ay, ay, ay... qué cosas pasan.
Pero el día no sólo ha sido estupendo por semejante cumplido, sino también porque hoy me he permitido un capricho por esforzarme tanto en el trabajo. Tengo un trabajo muy duro, mucho, afortunadamente, no creo que se pueda tener un jefe mejor. No obstante, cuando me esfuerzo demasiado, o más bien, cuando me preocupo demasiado, si las cosas al final me salen bien, me permito un regalo.
Y he descubierto que esto es bueno para la salúd.
Una vez, fue hacerme la manicura. Ja,ja,ja,ja, fue una gran tontería pero me hacía una ilusión tremenda hacerme la manicura francesa. Siempre me ha parecido un gasto superflúo, pero tras consultar tres establecimientos, elegí uno muy económico y con buena reputación, y salí encantada.
Esta vez, me dije, debía pensar otro pequeño detalle. Pero no ha sido fácil. Nunca son caprichos caros, más bien son pequeñas tonterías. Y tras descartar aquello que fuera volátil, películas y dvds, música, libros, ropa (no tenía tiempo) y preguntarme cinco veces ¿qué es lo que deseas? de pronto, lo tuve claro.
¿Conocéis esas tiendas donde vende jabón?
Proliferan por las ciudades. He comprado regalos para amig@s en ellas porque, supongo, nunca pensé en comprar algo allí para mí. ¡Con lo caras que son! Dos euros una bola de jabón. ¡Menuda tontería!
Pero...
Allá que voy, cual niña pequeña, con mi amigo a rastras... a buscar la tienda. Lo malo es que al llegar, estaban cerrando.
- Oh, bueno, no pasa nada...
- Entrad, entrad. Tenéis tres minutos.
¿Habéis visto los niños en las tiendas de golosinas? Mi amigo se reía. Elegí dos bolas. Y salí más contenta que unas castañuelas.
Veréis, no es el gasto en sí. Es la recompensa por el esfuerzo. Si alguna vez os esforzáis mucho en algo, conviene que os déis un premio. Si fracasáis seguramente no tendréis ganas, pero también sería recomendable (quizá un premio menor, o uno de consolación), porque si no, ¿para qué vivimos?
Luego me di cuenta de que los jabones pueden servir también como elementos decorativos, así que pensé, no me he llevado unos productos de baño, he comprado inspiración.Jajajaja..
Saludos,
Nell.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Tu amigo tiene más razón que un santo. Bastante más. :)





Protos.

Nelly dijo...

¡¡PROTOS!!
jajajja, me tienes en alta estima.
^^ jo, te debo un musical. Tenemos que repetir.
:) Aunque no sé por dónde andas ahora,...

Anónimo dijo...

Ando por donde siempre. :)

Tomo nota de lo del musical. Aunque me asustan mucho, que en algunos te hacen interactuar. Eso me da más miedo que un duelo de inteligencia contra Vizzini. :)

A ver si hay una quedada abretelibril para la Feria del Libro y nos vemos por allí.

Protos.

Anónimo dijo...

Estupendo, Protos, pues tenemos entonces cita el día de la Feria. Preguntaré a Luci a ver qué va a organizar,...
besos,
Nelly.

Publicar un comentario

 

 

 

Creative Commons License
contador de visitas para blogger por paises