Bueno, es que se me ha ocurrido una idea. He pensado que no tengo necesariamente que cambiar mi género literario favorito sólo porque me apetezca escribir sobre ciertas cosas, actitudes, realidades y cualidades. ¡He pensado que puedo hacerlo en la historia nueva que empecé hace poco! ¡Aunque sea infantil!
Así, se me ha ocurrido (mientras espero a que me digan algo las editoriales, o el agente)... ¡introducir un personaje nuevo en mi historia! En realidad: dos. Uno de ellos sería un capitán de barco, con toda una flota a sus órdenes. Dicho capitán sería... terriblemente audaz y muy astuto. Además de valiente. Serviría a un rey de un basto territorio, pero aunque no sería el jefe de dicho Estado, sí sería la persona encargada de la estrategia de ese país, aquel que en realidad gobierna si bien no se presenta como tal. Un personaje digno de confianza.
No he decidido todavía su aspecto. Igual me documento en algún libro o viendo alguna película..
Otro personaje que tengo en mente, esta vez femenino, me falta por perfilar. Como ya tenía a los protagonistas de antes, queda determinar en qué momento estos personajes pueden afectar al devenir de la historia (serían secundarios, ¡pero me encanta crear secundarios admirables!). Además, me van a resultar bastante complicados. Pero bueno, los retos son interesantes.
Hay determinados momentos en los libros que resultan fantásticos. Me encanta ver cómo el autor es capaz de recrear otras personalidades, tan distintas a la suya. Este ejercicio no es fácil, pues tienes que entender la motivación de la gente.
Un truco útil, si te cuesta hacer esto último, puede ser escuchar frases, apuntarlas y dejar que surjan en el momento adecuado de la historia... además de exagerar un poco los rasgos para que el lector los acuse. Ese es un truco muy habitual. Pero a veces me empeño tanto en que los personajes sean de una manera, que pierdo la grandiosidad que se consigue cuando los dejas a su bola... jajajaja, igual es de eso de lo que se trata.
Pues nada, les dejaremos ir a su bola... a ver si me sorprenden.
Pero es difícil, es difícil...

Saludos,

Nell.