¡Empezar el nuevo año conduciendo!

Queridos lectores:
Esta mañana, la despertarme, me he dicho: hoy sería un día estupendo para volver a conducir.
Tengo el carnet desde hace nueve años, pero ... apenas uso el coche. En los últimos cinco años casi ni lo he tocado. Y eso que mi profesor decía que tenía talento para conducir.
Así que me levanté, y... pedí un coche prestado, claro:
- ¿Me llevas a conducir?
- Mmmh, vale.
La verdad es que mover un volante y que una máquina de 500 kilos vaya para donde tú quieras... bueno, jejejej, se me puso una cara de diablillo travieso...
Yo tenía un profesor de auto-escuela malísimo. La primera vez que cogí el coche con él, me dijo que tenía talento, pero a partir de ahí empezó a gritar tanto, que en vez de mejorar, empeoré.
A una de mis amigas, incluso, la hizo llorar. Recuerdo un día en que gritó tanto que paré el coche en una carretera de tres carriles (lo paré en medio), me volví hacia él y le dije:
- Mira, Luismi (se llamaba Luismi), yo así no puedo seguir.
Y él entonces se puso a gritar todavía más.
- ¡Pero qué haces! -Gritaba-, ¡vamos a matarnos!
Por mí como si venía un trailer, no he visto a un hombre más maleducado, machista, desagradable, y bobo en la vida. Y encima, me tocaba aguantar sus penas.
- O dejas de gritarme -le dije-, o no soy capaz de arrancarlo de nuevo.
JA,JA,JA,JA...
Creo que hay personas que no deberían dedicarse nunca a la docencia. Pero bueno, era un divorciado bastante amargado, debo añadir.
Total, que la siguiente vez que cogí el coche fue para ir a buscar a mi abuela a la estación.
- Oh, qué bien conduces -dijo mi padre.
Hasta que me tocó aparcar.
- ¿Qué haces?
- Hombre, pues aparcar -contesté-, hay que pasar el sitio, ponerse al lado del coche y aparcar hacia atrás...
- Nelly, esto no es la autoescuela.
- jajajaj - me reí yo-, ¡¡ay, qué boba!!
Tanta norma, tanta norma.
Otra vez que salí con mi profe y me sentía especialmente segura, dimos un paseo por Madrid por calles muy complicadas. Salvé una situación difícil y mi profe dijo:
- Caramba...
- ¿Sí?
- Felicidades... y estás suspensa.
- ¿Cómo?
- Felicidades porque demuestras una pericia de conductor habitual, pero estas suspensa porque yo no quiero enseñarte a conducir. Te enseño a pasar el examen. Así que... ha sido increíble lo que has hecho pero esta mal.
:(
¿Sabéis como pasé mi examen? La primera vez lo suspendí. La segunda llovia... y fue un día maravilloso, clavé el aparcamiento, el examinador me felicitó y al llegar a la base otra vez, me dijo:
- Bueno, ya está, y enhorabuena. Puedes parar.
Y no me preguntéis porqué me paré en seco.
En el coche se quedaron todos blancos.
- ¿Ya está, no? ¿me puedo ir?
Silencio sepulcral.
- Hala. Ya, ¿no?
El examinador dijo:
- Si haces esto ahora y lo dejas aquí, tengo que suspenderte.
Oh, cielos, estaba histérica.
Mi profe y él hablaron largo rato tras el examen. Al volver me dijo:
- Sabes conducir. Yo lo sé, el examinador lo sabe, y tú lo sabes. El problema es que no te lo crees. He tenido que convencerle de que estás muy nerviosa...
Yo le miraba con cara de susto.
- Enhorabuena -dijo el petardo de mi profe-, has aprobado.
- ¡¡¡BIEENNNNN, BIEEENNNN!!!
Desde entonces apenas he cogido el coche media docena de veces, pero , ¿sabéis qué? esta mañana no se me ha dado mal, jejejeje. Incluso arrancar en cuesta.
Hasta me he divertido ;)
Nell.

Posdata: como anécdota, al contarle esto a un amigo me dijo: "Nelly, no te quejes, en mi primer examen el examinador dijo: toma la primera salida a la derecha. Yo lo hice y el coche empezó a bajar, y a bajar, y a bajar, y al final la cuesta resultó no ser una calle, sino un garaje. Me suspendió en el acto".

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