Es una de esas cosas raras que pasan una vez cada siglo, jajajja.

Yo había quedado para ver Amanecer, que por cierto, esta muy bien, es muy bonita, muy romántica y Jacop se merienda al vampiro (en mi opinión, aunque en esta película, la verdad es que me han gustado los dos). Es la primera parte y reconozco que me ha gustado más la película que el libro. Un poco lenta al principio. Pero, ¿cómo podéis no enamoraros de Jacop? ¡¡Con lo majo que es!! Y con todo lo que quiere a Bella. Me parece estupenda también la imagen de la hija de nueva señora Cullen, me ha gustado mucho...
Bueno, el caso es que yo había quedado para ir al cine y ya está, un estupendo día tranquilo, pero hace unas semanas, por error, confirmé mi asistencia a una cena + baile. Y una amiga que también iba me llamó y me dijo:
"¡Ah, qué bien, vas a la cena! Pero creía que ya tenías plan para ese día".
Y yo contesté:
- ¿Cena? ¿Qué cena?
La "cena".
Ji,ji,ji.
Me apunté por error, lo reconozco, pero ha sido muy divertida. Yo antes salía mucho: a los quince, a los dieciséis, a los diecisiete, a los dieciocho... llegando a los veintitres me empezó a aburrir salir tanto. No salir en sí, sino el regreso a casa. Uno de mis mejores amigos solía decir que regresar a casa tras una noche de fiesta produce mucha tristeza, porque es un instante de soledad. Me llamó la atención la frase, porque es cierto.
Acercándome a los temidos treinta, empecé a cambiar las discotecas por las cenas y las fiestas por los pubs y cañas con amigos.
Y la verdad es que hacía bastante que no salía a bailar.
Y allí estábamos, cuarenta personas en el Maramar... ¿?¿?¿?¿?¿
Gratis.
Sólo entrar valía 30 euros... ¡¡pero hemos ido gratis!!
Y cuatro chicas y yo nos hemos hecho las dueñas de la pista. Aunque yo estaba un poco desentrenada al principio pero me rehice rápidamente. ¿Queréis verlo?:



Luego cogi práctica: