Compañía de lo que quieras, incluso, para pedir una cita médica.

Primero: esas personas que creen que ir por el mundo amenazando para "poner a los demás en su sitio" y se creen que ganan, no ganan. La persona que las ha atendido seguramente podía hacer mucho más por ellas.

Segundo: No se trata de gritar, sino de insistir. Que sí, que muchas veces son injustos con nosotros y el que no reclama no gana, pero se puede reclamar con una elegancia impresionante o obcecarse, no escuchar y conseguir sólo cabrear al personal.

Tercero: saber lo que quieres es importante. Hablar con un cliente que sabe lo que quiere es más fácil que intentar contentar a quien no esta contento pero no sabe porqué. Ya puestos a quejarse, al menos ten claro lo que no te gusta.

Cuarto: haz partícipe de la queja al otro. Si te tienes que dirigir a una compañía, piensa que además de a la compañía te estás dirigiendo a alguien. ¿Qué tal si usas frases tipo: "póngase en mi lugar, cómo se sentiría si..."? Así estas personalizando el trato. Claro que igual te pueden dar una mala contestación pero, personalmente, creo que funciona.

Quinto: Un cliente cabreado es terriblemente peligroso, de cara a la mala publicidad. Recuerda eso cuando reclames. E insiste, insiste, insiste, pero de buenas maneras.

Caso práctico: dos amigos que querían conseguir el nuevo Iphone 4 mediante negociación con sus compañías. Uno estuvo una hora al teléfono, lo sacó casi gratis. El otro, jajajaja, entró con cierto... ¿cómo decirlo? ¿exigencia? Se lo dejaron cien euros más caro.

Insistir. Ésa es la clave, que tratamos con personas. No se nos olvide, la empatía es una gran fortaleza.