Hay gente a la que le cuesta más cambiar de casa... y hay gente a la que menos.

Yo soy del primer grupo.

Que si una es más grande, que si la otra tiene más luz, que si esta porque la familia crece, que si esta porque disminuye... que si aquella está más cerca del trabajo...

Yo una vez "hago madriguera", como Hams Solo (el nuevo nombre del hamster), me gusta habituarme al barrio, conocer a sus gentes y quedarme allí.

No obstante, las mudanzas tienen una cosa buena: ves tu vida reducida a un montón de cajas y a veces eso simplifica las cosas. Antes de mudarte te parece que es imposible, pero, a medida que vas metiendo objetos.. te vas encontrando con trocitos de ti. Yo aprovecho también a tirar lo que nunca me atrevo, porque me cuesta muchísimo deshacerme de los viejos recuerdos.

En esta ocasión me he dado cuenta de que mi mayor tesoro son los libros (es curioso cómo evolucionan las cosas, primero metía muñecos en cajas, luego posters, luego apuntes... ahora libros). Cajas y cajas de libros, ¡con esas encuadernaciones! ¡Es que parecen caramelos!. Tapas duras... colores brillantes, elfas, dragones, vampiros en las portadas... un viejo ejemplar de Rayuela (a saber todo lo que habrá vivido. Me gustaría conocer la historia entera desde que salió de la imprenta, porque no viene de aquí, sino del otro lado del charco, creo...). Saldos de librería de novela de misterio. Trilogías, libros históricos, libros de Somoza, de Montalban, de Olalla García, cómics, toda la colección de la Dragonlance, los recopilatorios en los que salen mis cuentos, libros de Reverte, Los Pilares de la Tierra, que me regaló la profesora de psicología del instituto. Tengo un cuarto lleno de libros.

También descubro cuáles son los más importantes para mí en este momento, porque los dejo sobre la mesita de noche hasta el último dia. En este caso el manuscrito para revisar de una amiga mía, y un libro azul y blanco con dos dedicatorias.

Me gusta imaginarme todos esos libros puestos en una estantería mía, propia, de un apartamento mío, propio, y verme a mi misma colocándolos sobre ella y diciendo: "Aquí os váis a quedar".

Lo malo es que "cuentos de Nelly" no alquila apartamentos (por ahora ;)..., jajajajajajaj.