Hoy he soñado que había infringido una ley (no sé qué fue lo que hice, no lo recuerdo...) y un personaje de una serie de televisión (al cuál creo que me parezco) me encerraba en la cárcel. Sólo que en lugar de la cárcel, era una casa. Rodeada de un gran jardín, con unos muros muy, muy altos.

Aquella prisión tan inusual tenía cosas muy particulares. Para empezar no era una casa cualquiera, era laberíntica. Una de esas casas antiguas llenas de pasillos, cuartos y recovecos. Con techos altos y muebles viejos. Tenía estancias muy iluminadas y otras, por el contrario, muy oscuras.

Y en segundo lugar, había un monstruo horrible escondido en ella...

Intenté escapar por una ventana. Pero al asomar mi mano fuera, descubrí asombrada que esta ¡¡desaparecía ante mis ojos!! Todo lo que sobrepasara la casa se volvía invisible, dejaba de ser.

Es como si sólo existiera dentro de aquellos muros. Así que se trataba de una prisión sin barrotes, pero una prisión al fin y al cabo.

Para colmo de males, lo que fuera que habitaba en ella se despertó. Y el resto del sueño fue como un videojuego de esos de "aventura gráfica", en los que tienes que ir disparando y escapándote del monstruo.

Hasta que al final, presa del pánico, cogí un... ¿ladrillo? ¿una lámpara? Una maceta, quizá, y la arrojé contra una ventana por la que sí pude saltar. Y aterricé en el jardín que rodeaba la casa. Y casi al instante, comencé a escuchar las sirenas de policía y los guardianes que me buscaban. No sé qué delito había cometido... pero sí que estaba triste porque sentía que iba a tener que pasarme la vida huyendo, o escondida.

Atravesé un par de caminos estrechos, rodeados de árboles, e intenté escapar del jardín escalando el muro. Fue fácil, porque me había convertido en... una gatita blanca.

Besos,

Nelly.