Que luego nada es lo que parece...

Cuando descanso de estudiar, me gusta poner el televisor cinco o diez minutos. Es curioso, tengo muy buena memoria pero un modo muy lento de aprendizaje. Cada vez que cierro un concepto, como si fueran carpetas de un programa de ordenador, necesito alejarme por completo del temario, y pensar en otra cosa. Luego vuelvo y abro otra carpeta, y así una y otra y otra vez... Me gusta poder volver atrás y elegir la carpeta que deseo, repasarla y ver que todo está allí. Pero claro, en lugar de estudiar una hora seguida, hago parones cada veinte minutos. Aunque sean cortos, son muchos, y voy muy muy lenta... Alguien con mi capacidad y mayor fuerza de voluntad, se aprendería antes la lección.

Bien, en esos parones, a veces, al mediodía, pongo la caja tonta. Y debo deciros que no entiendo lo de la tele-basura.
Yo he trabajado en publicidad, muy ligada a actores y series de moda, y recuerdo que a mi jefe se le llevaban los demonios porque nunca, jamás, me quedaba con los nombres de los actores y famosos de turno que iban a venir a nuestro evento. No lo hacía porque, sencillamente, me daba igual. Y a no ser que seas Amenabar, o ... bueno, Jim Carrey (en cuyo caso sí que me enteraba bien...), si se trataba de uno de esos "famosetes" de reality show, o novio de no se quién... ni idea.
Una vez estaba en mi despacho con un actor muy famoso, de la serie de moda. Y hablando me dijo que no soportaba a su compañera de reparto (aún más famoso que ella). Cuando llegó la periodista... y le preguntó: "¿qué tal es trabajar con Fulanita?", mi cliente sonrió de oreja a oreja y dijo: "Oh, es una gran compañera y una maravillosa persona". Una hora después me decía que no la soportaba. Y eso... qué quereis que os diga, cuando me gusta una pelí me trago el making off, y.. no sé, siempre hablan de qué bien se trabaja con éste director, el rodaje fue como la seda, etc. etc. etc. Qué penita que sea todo mentira. No sé, a mí me da pena, ¿a vosotros no? Son actores, claro, los actores mienten... pero es que me intrigan.
Por este motivo me tragué diez minutos de la telebasura, un programa de chicos y chicas discutiendo como energúmenos y ahora os lanzo esta reflexión:
¿Por qué triunfan tanto? ¿Por qué llenan las parrillas de programación? Tenía una amiga muy lista, una chica de matrículas de honor, enganchada a Gran Hermano. Un día le pregunté y me dijo: "Al llegar a casa, Nelly, lo que yo quiero es ver payasos, y no pensar". Y... francamente, fue una buena respuesta. Pero, esos que están ahí, vendiendo su dignidad, ¿qué piensan? A veces, cuando veo un programa de esos de tertulianos, me gusta jugar a observarles a ver si descubro un sentimiento real, uno solo, algo que me de una pista de cómo son, de lo que sienten. Pero nunca descubro nada.
Hoy, sin embargo, he llegado a la conclusión de que muchos se lo creen y se acaban formando la idea de que son "especiales" por estar en ese mundillo, y que sus aventuras y desventuras y sus opiniones "porque ellos lo valen", son más importantes que las de la audiencia que les escucha. Lo triste es que hay programas, canales y directores de programación que se aprovechan, especialmente, de los más jóvenes. Hacen teatro y las teles se hinchan a ganar dinero, con los espacios publicitarios, a costa de marcar a unos chicos que... es que son niños. Una vez ví a una chica llorar como una magdalena delante de un jurado y decir que se quería ir a su casa. Y se fue. A eso yo le llamo explotación. ¿Se lo buscan? pues no lo sé... esta todo tan podrido, que igual muchos no se lo esperaban...
Y por último, me acuerdo de un evento al que llegó una joven muy guapa y yo, sonriente, le pregunté: "¿Eres periodista?" para indicarle dónde estaba el resto de la prensa. Recuerdo su expresión ofendida, su rostro... fue sutil. Dijo: "No, soy actriz" Y tiempo más tarde me di cuenta de que lo que realmente le había ofendido a aquella mujer, o le dolería más tarde, no era mi pregunta. Era que se la había hecho con total ingenuidad.
Ése es el problema. Que lleguen a sorprenderse de que alguien no les conozca.
En fin, la fama es así.
Por otro lado, no voy a decir nada en contra de tanta telebasura porque a fin de cuentas... ¡¡la que tiene el mando soy yo!! ja,ja,ja... y en la década del DVD, y de Youtube, hay mil alternativas interesantes para ver... además de cuatro gatos gritando como locos, mientras los directivos se frotan las manos, buscando más y más audiencia.


4 comentarios:

Chihiro dijo...

Creo que Warhol estuvo muy acertado cuando habló de que todo el mundo quiere sus 15 minutos de gloria. Ahora la gente quiere más. Para mí lo triste no son esos desesperados de atención, sino los que se la prestan, los aplauden y jalean. Puedo entender ciertos programas de tertulias, en base a una "simpatización" de los televidentes, el típico "anda, eso me ha pasado a mi, yo conozco a alguien que..." pero más allá de eso, no logro entender los reality show, ni me interesan. Si quiero evadirme de la realidad, veo una película. Si quiero saber de algo, un documental. Si quiero hacer antropología social, basta con salir a la calle...
Por cierto, me gusta la viñeta final, me recuerda a las ovejas de Glenkill :D

Nelly dijo...

Ja,ja,ja, ¡lo estoy leyendo! (buen libro, por cierto, el que comenta Chihiro...)

Si los realities mostraran gente "nomal", yo también lo entendería. Pero... no se busca mostrar realismo social, se busca el morbo. Me gusta lo que has dicho de "si quiero evadirme, me pongo una película"...

Es verdad.

La gente que los jalea, la mitad de los gritos del público y sus reacciones, las comienzan los Regidores (figura que, por cierto, me encantaba). Yo oí una vez a un regidor decir: "Si le da un ataque de ansiedad a la abuela se dispara la audiencia". Eso me pareció muy cruel. Pero aquel tipo nos contó un par de cosas... interesantes.
Era de El Diario de Patricia, hace muchos años...

¿Creéis que estos realities deberían desaparecer de las parrillas de programación? ¿Sabéis que Tele5 los explota maravillosamente bien? (en el resto de cadenas han ido "fracasando")
¿Debería haber un poco de discriminación a la hora de elegir los programas?
Cataluña tiene un "Consejo de lo audiovisual" y TVE no mostraba anuncios con, por ejemplo, gente conduciendo y hablando por el móvil (lo sé porque conozco a un publicista que me contó que no sacaban VODAFONE por eso.. antes)

En fin, ¿qué pensais de la tele de hoy?

Chihiro dijo...

mmmm...quizá el triunfo de los reality también tenga que ver con la vocación de "vouyer" y el arte del cotilleo que tan arraigado tienen los humanos. Juzgar a los demás, meterse en sus vidas con el privilegio de mirar sin ser criticados, el morbo parece inherente a cada persona. A mí me recuerdan un poco a los antiguos circos o casas de bestias, quiero decir, la gente iba a mirar siempre diciendo "solo es curiosidad", y al mismo tiempo, se manipulaba el espectáculo para atraer a ese público. La gente ve en la tv a dos personas discutiendo, tirandose los trastos a la cabeza, enrollándose, o llorando porque se sienten solos y lo disfrutan, algunos se ríen y se dicen que es curiosidad, que lo que quieren es no pensar en nada, otros intentan simpatizar con el "personaje" o se ven reflejados sin querer,...la respuesta es variada, pero creo que en el fondo se trata de poner en la picota a alguien que no sea yo.

Por otra parte, en cuanto a la tv de hoy, me parece curioso que cada vez encuentras más gente que te dice "yo el televisor lo tengo para ver lo que me bajo de internet". Creo que eso dice algo. Por supuesto que no dejará de haber reality porque hay un espectro de población que gusta de esos programas, pero ya no tienen el éxito de antes, ya no son novedad. Quizá también hay que tener en cuenta el momento social...

Perdón, vaya rollo que acabo de soltar :|

Jerry Maguire dijo...

Al final la pura realidad es que si el 80% de la parrilla lo ocupan estos programas, es porque los demandamos (y porque las marcas anunciantes los mantienen). Aprovechar para compraros o descargaros aquel Barrio Sésamo, Heidi, Los mundos de Yupi, et, etc, etc... porque nunca más los volveréis a ver.
Lástima (sobretodo por las futuras generaciones -¡lo que se han perdido!-)

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