Antes de irme a dormir...
Me dio por charlar un rato con esa Cosa que está por todas partes... o que puede no estar en ninguna y ser sólo mi imaginación.
-¡Hola! ¿Y si viajamos? ¿Podemos viajar? -pensé, con los ojos cerrados.
-Hola. ¿Dónde quieres ir?
-¡No sé! -contesté con alegría-. ¡Llévame a un lugar donde no se haga de noche!
A los pocos segundos vi una inmensa llanura blanca, con algún tipo de construcción humana a un lado y al parecer, el viento era fuerte porque se podía apreciar por cómo arañaba la superficie helada. Desde cierta altura, se apreciaba el viento de la planicie, su perfil irregular (quizás, unas montañas al fondo, o quizás solo eran colinas) y vi el sol moverse por encima del horizonte, sin elevarse demasiado, y sin ponerse nunca.
-¿En serio? -observé el vaivén pensando que no conozco mi propio planeta y pregunté a mi guía si aquello no era de lo más "absurdo".
A él no se lo pareció. Contestó que era así por el movimiento de rotación de la Tierra. Y por su Eje de Inclinación.
-Pero entonces, ¿qué? ¿al otro lado hay gente que se pasa todo este tiempo a la sombra? ¿Noche perpetua?
-Dura un poco menos que aquí.
Pensé, "Aquí", debe de ser el Polo Norte. Si bien, ahora que lo pienso, no me lo dijo.
-¿Dónde vamos ahora? -pregunté entusiasmada.
A mi alrededor todo se volvió oscuridad. Pero no era aire, sino agua.
-¡El mar!
-Es una sima, a 1200 kilómetros de la superficie.
No se veía nada.
Pero nada.
Puntitos blancos o motitas de cosas a medida que yo me acercaba y "mágicamente" había algo de luz. De pronto se vio claramente un punto nítido.
-¡Ahí, ahí! -señalé-, ¡mira, un pez abisal!
Lo extraño es que era diminuto.
-¡¿Son así de pequeños?!
No sé, me los imaginaba más grandes. Hay que tener en cuenta que es un viaje usando la imaginación.
-¿Por qué son tan pequeños?
-Para aguantar la presión.
-¿Todo es así de pequeño aquí?
-No.
Entonces, por mi lado, vi pasar una enorme pata con ventosas.
-¡¿Qué es eso?!
-Un calamar gigante.
¿Gigante? Me acerqué a su cuerpo/cabeza. Hombre, sí, vale, era grande, pero... gigante, gigante... tampoco.
-¿Cuánto mide?
-8 metros.
-¿Ocho? -me fijé bien, aunque nadaba deprisa y se escapó enseguida-, ¿eso medía ocho metros? ¡Pero si yo soy más grande?
-Su cuerpo era de tu tamaño y también se cuentan las patas....
Claro, las patas.
-¿Y qué comen?
Una criatura (siento ser así de inadecuada pero es verdad) horrible apareció de repente delante de mí. No horrible en tanto a fea sino que parecía como un submarino obsoleto o... algo como si fuera un fósil viviente del año en que las pirámides eran solo un boceto. Tenía una cabeza ENORME pero cuadrada, y una boca ridícula en comparación con esa cabeza. Es como si arrastrara una tonelada de piedra sobre esa boca. Era desproporcionado, era...
-Un cachalote.
Enorme. Su cabeza, claro, porque el resto del cuerpo a esa distancia no podía verlo.
Miré su ojo y su boca y me pareció una criatura (mirándole a ese ojo) de lo más inteligente. Y antigua. Me invadió un profundo respeto.
-¿Los calamares comen cachalote?
No sé, no me pegaba mucho, la verdad.
-Sí.
-¿Y las orcas?
Me chiflan las orcas. Las adoro.
-Las orcas también,....aunque hoy en día comen más otras cosas. Hace miles de años, atacaban más a los cachalotes.
Para ser un viaje inventado, usando la imaginación, no podía quejarme del guía. Sabía muchas cosas.
-¿Podemos ir un poco más lejos?
-¿Dónde?
-Ya sabes a dónde -contesté.
Al espacio. Claro, ¿dónde si no?
Aparecí de repente a una distancia prudencial de un planeta curioso, que aunque por tamaño primero pensé en Júpiter, luego comprendí que era Saturno.
-Es Saturno.
Saturno a prudente distancia.
-¿Hay vida allí?
-No.
Fue una respuesta tan clara que me dejó patidifusa. Vaya imaginación más cortante tengo.
-¿No hay vida? ¿Estás seguro?... ¿Y por qué?
-No se dan las condiciones.
"Ah, ya, claro. La presión".
Me pregunté si aquel guía mío sabría si hay vida en algún lado de la galaxia.
-¿Y en sus lunas?
-Eso no te lo puedo decir.
Le miré con asombro.
-Se lo contarías a todo Internet.
¡JAJAJAJAJAJAJAJAJAJ!
No es justo.
-Pero puedo contarte que en una de sus lunas hay agua. Debajo de la superficie congelada. Hay algo similar a un océano.
Fruncí el ceño. Bien, debéis saber que yo no tengo ni idea de si Saturno tiene lunas o no. Al menos, no tan claro como que la Tierra tiene una luna. Así que vamos a: "este personaje no puede saber más que yo, si a fin de cuentas es mío".
-Se llama Encelado.
¿?
¿Encelado?
Bah, mi imaginación se lo acaba de inventar... -pensé.
-¿Podemos ver otro planeta más?
Aparecimos en Marte.
-¡Uy, no qué feo!
No me gustó. Era como una Tierra árida y yerma. El sol estaba muy lejos. Ni se veía, aunque era el crepúsculo.
-¡Qué horror!
Había viento.
-¡Anda, vámonos!
Piedras.
Ya acabando el viaje, pregunté:
-Oye, ¿en Marte había vida hace mucho?
-Cuando la Tierra no tenía Luna, todavía...
¡Anda, menudo notición!
-¿En serio? ¿Y qué pasó?
¡Qué bien! ¡Cosmo-cotilleos!
-Cambió el núcleo del planeta y eso afectó a la atmósfera.
¡Toma ya! ¡Ni idea de lo que ha dicho pero tú apunta! ¡Por si acaso!
Claro que... ¿¿nos puede pasar a nosotros??
-Última pregunta -dije-, ¿la Luna es parte de la Tierra? ¿Nos alcanzó un meteorito o algo?
-NO.
¡No?!
-¿Y entonces qué? Has dicho que la Tierra no siempre tuvo luna. Entonces, ¿qué? ¿Qué pasó?
Y justo antes de quedarme dormida, el guía contestó:
-Te falta un planeta en el Sistema Solar. Fíjate bien en el cinturón de asteroides.
Y me dormí.
¡¡Qué guay este viaje!!
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